Sus ojos almendrados y tan brillos me hicieron perder la cordura, me acerque mas y mas a su boca el no lo esquivaba simplemente me miraba, hasta que con mas esfuerzo pude deshacer la distancia y lo besé. Sus labios me tocaban de una manera placentera, tenían un sabor único algo que me hacia desearlos aun mas inexplicablemente, sin perder el tiempo introduje mi lengua y el la capturo con la suya sujetando mi rostro, creo una guerra de la cual era ganador, y como no, si era tan exquisito sentirlo. Giro su cabeza hacia el otro lado ejerciendo mas poder al alucinante beso¡ no podía parar! o simplemente ¡ no quería ! pero la falta de aire me impidió seguir... nos separamos lentamente aun con nuestro ojos cerrados y escuchamos la puerta tocar. —¡¿Que hice? !— me reproche en mi foro interior para separamos enseguida y salí para ver quién era.—Se... Señora Seo Jung señor Lee —dije sorprendida.
—Disculpa, ¿interrumpimos algo? — me miro y negué enseguida.
—No, claro que no, pasen por favor— me hice a un lado para que entraran.
La mama y el padre de Lee llegaban con los regalos de nuestra familia de diferentes partes del mundo, yo no entendía la razón del porque estaban esa noche en nuestra casa pero Andrew no se mostró sorprendido así que supuse que por eso había preparado la cena con tanto entusiasmo.
—Cuentame ¿Como te trata mi hijo? ¿Es un buen esposo? — pregunto curiosa.
—Por supuesto que sí, es un amor — fingí con una enorme sonrisa.
— Me alegra mucho verlos juntos, son muy bonitos—Andrew se acercó.
— Vamos a la mesa y platiquemos mejor — dijo
Se levantaron y yo me quede atrás de la señora Seo para sujetar a Andrew del brazo.
—¿Por qué no me dijiste que tus padres vendrían?— dije en voz baja.
—No me dejaste explicarte,¿ ya que importancia tienen?, están aquí ¿No?— dijo en el mismo tono para luego alejarse y sentarse con ellos para actuar.
Durante nuestra cena los padres de Andrew me hablaron sobre sus anécdotas como casados y su luna de miel, incluso me explicaron cómo llego Andrew a sus vidas y la sorpresa que generó en toda la familia, yo sonriente escuchaba y lejos de fingir me agradaba la conversación por lo menos me quitaba los estrés del día.
Se levantaron de la mesa para marcharse, deseandonos una buena noche y terminando de cubrirse debido al frío de la noche, esperamos a que subieran al auto y cerramos la puerta soltando una gran respiro de alivio. Yo estaba agotada y queria ir a descansar.
—Elizabeth, espera... lo que pasó en la cocina...— me puse frente a él.
—Oye. Mmpensé en Miguel cuando te vi así, lo lamento, no debí besarte. — el me veía sin entender.
—¡Deberias dejar de ser tan tonta!, no tengo nada de parecido con el!— dijo con seriedad haciéndome enloquecer porque no entendía su reacción.
—¡Ya olvidalo! , tú tienes novia y solo son cosas que pasan, no vayas a pensar que tú a mí ...— el hizo un sonido con su boca.
—¡No! mi regla fue clara, no debes enamorarte de mi; además... tengo una mujer hermosa a mi lado, no me interesas. Buenas noches, descansa— me sonrió Andrew sarcástico y entro a su habitación.
—¡Buenas noches!—dije con un tono de fastidio pero definitivamente asi terminaba mi noche y debía resignarme.
La mañana llego con un hermoso día frio, abrí las cortinas para ver la gotas lluvia caer, prepare el desayuno, indiscutiblemente Andrew y yo nos dividimos las tareas, a pesar de no ser esposos compartíamos la comida. Hice rápido unas tostadas con tocino y queso, mientras tanto ponía el café a calentar. Vi acercándose a Andrew quien tenía una cara de pocos amigos, ni siquiera me saludo, solo saco de la refrigeradora una jarra de agua y lo puso en un vaso par aliento beberla.
ESTÁS LEYENDO
¡Me Enamoré De Mi Esposo!
RomanceUna mujer de 27 años, administradora de una gran empresa, con un buen estatus social; es la prometida de un importante hombre de origen asiático muy guapo alto y trilingüe. Todo parece maravilloso, y el pronto matrimonio de la pareja alegra los cor...