Me hizo una cálida sonrisa que traspaso mi alma así que no lo dejaría escapar, lo devolví a su lugar solo que esta vez lo senté a mi costado para que quedará más cerca de mi.
—¿Quieres que prepare un café para ti? —dijo asombrado y nervioso.
—No, no quiero eso — moví mi cabeza y puse mis dedos en su pecho jugando con sus botones — Por qué no hacemos otra cosa — mordí mi labio para ser mas seductora
—¿Que....cosa?— trago saliva.
—Cosas de grandes, tú y yo somos dos adultos con deseos... y pasiones — me acerqué a su odio haciéndolo estremecer.
—Elizabeth no lo hagas — sostuvo la mano que estaba en su pecho.
—Yo quiero hacerlo, si quiero — gire su rostro y besé su boca.
No se negó al beso al contrario comenzó a probar mis labios lentamente y yo me sentía en las nubes. Me levanté un poco para sentarme en su cadera y quedarme encima de él, pude ver como su respiración empezaba a acelerarse y no dudó ni en segundo en volverme a besar. Bajo con ellos por el comienzo de mis pechos y jugueteando con su lengua puso la punta por mi cuello obligándome a soltar un gemido sometiéndose a querer tenerlo aún con más fervor, el se dio cuenta de lo que estaba ocasionando su lengua en mi piel y sonrió victorioso, yo sujeté su cabeza y alce su cara para volver a mi vicio pero actuó antes que yo y tomo con fuerza mi rostro besando mi mentón, provocando a mis hormonas.
No me hizo sufrir mucho pues volvió a capturar mi boca y dejarme actuar de acuerdo a mis impulsos, acelerada por el momento baje por su cuello y estando cerca de su manzana de Adán succione su piel con fuerza para dejarle una marca muy atractiva, lanzó un quejido de dolor e impulso mi cabeza hacia atrás.
Me levanté sujetándolo de la corbata para que imitaría mi actuar y eso llegó a gustarle, acariciaba mi cintura y bajaba más para tocar mi glúteos firmes. Caminamos entre besos por el pasillo para sujetar mis brazos y colocarlos contra la pared... me excito tanto que me fue imposible no sentirme algo húmeda. Nos miramos por unos segundos sin hacer ni decir nada, hasta que volvió a mis labios, yo no me quede atrás así que quise quitarle rápido su camisa.
—Llévame a tu cama, quiero ser tuya — susurre con mi respiración entrecortada.
—Me vas a volver loco — contesto con poco aliento.
Me cargó en su cadera y yo procure sujetarme fuerte para no caer y llegar Sana y salva, me acostó sobre su cama de manera recta y admiro mi cuerpo por un rato. Quito las medias de mis piernas y las acarició para luego concentrarse en mi abdomen, desde el comienzo de mi ropa interior subió con sus húmedos labios acompañado de su lengua y recorrió el camino hasta mi cuello, se sentía tan erótico que apreté con fuerza las almohadas a mis costados mientras cerraba mis ojos disfrutando del mágico momento.
—No puedo Elizabeth, tú estás ebria y yo no voy a aprovecharme de ti— dijo en mi odio.
—¡No por favor! ¡No pares! No estoy ebria — supliqué.
—Me estás provocando mucho — contestó.
—Eso quiero, solo no te detengas — mi lengua paso sedientos su miembro bucal.
Capture sus labios en un salvaje beso y forme un candado con mis piernas para que el no pueda huir de mi, el beso era fuerte y descontrolado mi mano formaba un puño en su cabello y yo tenía mi piel ardiendo.
—Lo siento, pero no puedo hacerte esto, tú estás ebria — se alejó de mi cerrando la puerta de su habitación.
Mordí mi dedo cuando el me dejó atrás ¿Cómo pudo? Yo estaba totalmente loca por el y no sabía cómo controlar estas ganas de hacerlo, estaba excitada esperando a que el me hiciera suya de cualquier manera.
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¡Me Enamoré De Mi Esposo!
RomanceUna mujer de 27 años, administradora de una gran empresa, con un buen estatus social; es la prometida de un importante hombre de origen asiático muy guapo alto y trilingüe. Todo parece maravilloso, y el pronto matrimonio de la pareja alegra los cor...