Su boca cerca a la mía empezaba a invitarme a besarla, extrañamente sentía las ganas de hacerlo y acabar con la distancia, pero el timbre de mi celular me hizo caer en cuenta de lo que estaba haciendo, me aleje bruscamente y conteste la llamada saliendo de inmediato.
Ana nuevamente me llamaba, estaba vez para pedir disculpas por su comportamiento, me sentía un poco mal con ella, pues estuve a punto de besar a Elizabeth. Respire profundo después de colgar y volví al cuarto, al parecer ya estaba dormida y agradecí que haya sido así. Me acosté en una enorme sofá de la suite y no supe de mi hasta el día siguiente.
Un calor extraño en mi cara me hizo despertar, era la luz del sol en mi rostro, fui hasta el baño y me di una ducha para terminar de arreglarme. Elizabeth no estaba por ningún lado así que imaginé que fue por su amiga, luego de pasar revisando algunos artículos en mi iPad entró a la habitación con su rostro apenado como si hubiera sucedido algo grave.
—Ho..hola, buenas tardes — ingreso tímida.
—Hola,¿ dormiste bien? —pregunte poniéndome de pie.
—Si, si...oye, te puedo invitar a almorzar — me miró nerviosa.
—Claro, ¿Por qué no?. Tengo mucha hambre— sonreí.
Fuimos a otro lugar al cual ella me llevo no sabía bien donde sería ya que era mi primera vez por ahí, Elizabeth estacionó su auto y entramos al comedor. Eran asados con buenas salsas y acompañamientos, tenia muy buenos gustos cuando se trataba de comida.
—¿Te gusta? —dijo al verme comer.
—Si, muchas gracias — seguí comiendo.
—Te...te quería agradecer por cuidarme ayer y también pedirte disculpas por hacer el ridículo. Se que realmente me pase un poco de la raya y es que jamas habia bebido tanto— cerro sus ojos con vergüenza.
— Está bien — reí —Eres muy buena para inventar nuevos pasos de baile. Deberías dedicarte a ser coreografa— me miró con desdén.
—Tampoco me lo recuerdes que no de todo me acuerdo bien, pero Alice dijo que estuve muy rara — trago saliva.
—Asi es, pero olvidemos eso...mejor come — le sugerí.
Degustamos la comida y antes de regresar a nuestra casa nos despedimos de Alice y su esposo ya que tendría unas largas vacaciones por su luna de miel.
Elizabeth y yo no habíamos tenido una luna de miel, obviamente porque no éramos una pareja normal de casados, aunque al principio nuestras familias querían que las tengamos desistieron después de las varias trabas que pusimos.
Volvimos a casa, cansados pero más relajados, en seguida salí a casa de Ana para saber cómo seguía su hermano y si aún estaba enojada por lo que había pasado. Me imaginaba la situación y que su disculpas no fueron sinceras.
—Que milagro — me saludó.
—¿Como estás guapa? —le di un corto beso en los labios.
—Bien y tú ¿Como te fue con tu esposa? —pregunto sarcástica.
—No comiences Ana, aunque de hecho quiero preguntarte algo sobre ella, espero que me respondas con la verdad ¿Tu enviaste un mensaje a Miguel desde mo celular? — la enfrenté sin miedo y de sorpresa.
—Si, si lo hice, no lo negaré. Pero el prefirió callar y no arruinar esa boda, ella me estaba alejando de ti, debía hacer algo — respondió con sinceridad.
—Ella pensó que fui yo y se enojo — soltó una carcajada.
—Y a ti te afecta lo que ella piense, te disgusta que este enojada con su esposo amado — fingió una voz.
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¡Me Enamoré De Mi Esposo!
RomanceUna mujer de 27 años, administradora de una gran empresa, con un buen estatus social; es la prometida de un importante hombre de origen asiático muy guapo alto y trilingüe. Todo parece maravilloso, y el pronto matrimonio de la pareja alegra los cor...