—Sigue todo derecho. Hay una casa pequeña a la izquierda; es la única.
Le indique donde quedaba mi casa, y apoye mi cabeza de nuevo, pero esta vez me quede dormida.
Sentí pequeñas sacudidas en mi hombro. Un pequeño rocé de dedos en mi mentón, lo cual me dio escalofríos. Sentía cosquillas, pero me molestaba, así que trate de apartarlo y casi me caigo.
Estaba en la motocicleta.
Me froté los ojos, para poder aclarar mi vista. Había tenido un sueño extraño mientras venía; me encontraba sola en el medio de la oscuridad, excepto por una luz que me iluminaba a mí, solo a mí. También, algunos rasguños por el rostro, pero no era nada. Parecía como si garras me estuvieran arañando la cara, las piernas, todo.
—Te veías bien durmiendo. Parecías como un osito rechoncho, por tus cachetes. —señalo mi cara, y yo toque mi mejilla.
Mi cara estaba aún shockeada por el sueño. No sabía que decir. Lo único que pensaba era en que necesitaba estar en mi cama, recostada, durmiendo; tenía sueño.
— ¿Me estás llamando gorda?
Descendí de la moto, con una pequeña sonrisa en mis labios. Shad me ayudo a bajar.
—Claro que no, solo digo que eres cachetuda.
Agarro mi mejilla con sus dedos, y me tiró fuerte.
—No eres la clase de chico que pensaba. —le espeté, luego de haberme librado de su mano, sobándome el cachete.
Se humedeció sus labios, y pensó sobre su siguiente acotación.
— ¿Y qué clase de chico te parecía?
Miré hacía un lado, y sentí mis ojos cristalinos a consecuencia del viento.
¿Hasta mañana? ¿Hasta un día? ¿Una respuesta, quizá?
Fijé mi vista en él, que estaba mirando hacía el mismo lado que yo, luego sus ojos se centraron en mí, y yo aparte los míos bruscamente.
Puse mi mochila de ambos hombros, así podría abrazarme los brazos. Pase por su lado sin decir ninguna palabra, ¿por qué? Porque este final se me hacía algo extraño. Ya en el porche de mi casa me di la vuelta, y lo vi agachándose para recoger algo. Me metí en la casa, y sentí un escalofrío al cambiar de clima.
Al cerrar la puerta, divise una nota sobre la mesita que estaba junto a esta. Según por lo que decía mi tía se había ido, y por lo que sabía, mi hermano estaba trabajando.
Cerré los ojos, y respiré hondo. Me dispuse a caminar, pero al querer hacerlo, mi pie choco con algo. Abrí lentamente estos, y me encontré con algo que nunca había visto: una especie de caja con un candado.
Por instinto, suponía yo, me dispuse a buscar llaves, pero de todas las que probaba ninguna encajaba. Ya frustrada alcé mi vista para ver por la ventana. Al sentir el ruido de una rama al golpear contra esta solté todo el aire que inconscientemente estaba acumulando.
Los escalones rechinaban debajo de mis pies, haciendo que me exaspere aún más. Odiaba que las cosas me salieran mal, aunque casi todo el tiempo era así. Cerré mi cuarto de un portazo, y me senté en la punta de la cama, como si estuviera a punto de saltar por algo. Siempre solía sentarme así, por más extraño que parezca.
Sostuve el diario en mis manos por unos segundos, dándole vueltas y vueltas. En un momento dado, mi paciencia se agotó por completo. Tome el objeto con fuerza, y lo tiré contra la pared, pero dio contra la venta.
Los vidrios se esparcieron por toda la habitación, pero el objeto salió para afuera. Escuche un gemido de dolor. Me apresuré a la ventana, ya sabía quién era, le grite un: “Perdón.” Él se sobaba la cabeza.
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Just Secrets
Teen Fiction¿Qué pasaría si un día normal una chica se encuentra con un chico peculiar que tiene los más oscuros secretos que ella nunca en su vida se hubiera imaginado? Los libros de adolescentes y/o ficción que Claire Bratcher leyó no la ayudarán en nada en e...