Bajo la mano y me miró fijamente. Se sentó sobre el frío mármol, dudo que haya sentido el frío ese.
—Sí. —afirmó despreocupado.
Asentí. Hora de analizar, pensé.
Ya sabía que Shad era un démoniaco, pero necesitaba que él me lo confirme. Necesitaba hacerle muchas preguntas a base de todo eso. De todo esto que mi madre escapó. Eso había hecho: escapar.
Ella escapó. Formó su familia con Mark, o mejor dicho William, Aaron. ¿Ella podía tener hijos con Mark? ¡¿Corría sangre de démoniaco por mis venas?! ¡¿Por las de mi hermano, Greg?!
El pánico me entro por todo el cuerpo, haciendo que comience a temblar. Shad solo me observaba. No hacía nada. Quería que alguien me abrace. Necesitaba que alguien me abracé.
— ¿Por qué carajo me tuvo que tocar esto a mí?
Las palabras salieron solas, al igual que las lágrimas, las cuales ya comenzaban a descender una tras otra. Shad seguía observándome sin ninguna expresión. Bajé mi vista, y sorbe por la nariz.
Mi madre quiso escaparse de toda esta mierda de vida. No quería vivir en un mundo donde no podía estar libremente; abierta, diciendo metafóricamente.
—Tienes que guardar el secreto.
Alcé la vista. Subió su mano y toco la mía. Su rocé fue algo distante a comparación de los demás.
—El mundo de secretos que te espera, duckling
— ¿Cómo haz dormido?
Me di vuelta y ahí estaba. Rupert me observaba desde la silla. Ya eran las cinco, tenía que hacer el entrenamiento con él.
No había podido dormir en toda la noche. Luego de que Shad se hubiese ido, y su frialdad me hubiese deprimido aún más, decidí comer. Luego de eso me llamo Greg. Me dijo que no vendría hasta mañana; hoy, por el mediodía. Se le había hecho tarde y Elena le dijo que no iba a conducir, lo cual me deprimió todavía más y más; la casa estaría demasiado sola, y fría, para mi gusto.
—Tengo —hice una pausa. Suspiré y termine de decir: — Mucho sueño.
Otra vez la voz ahogada. Esta vez no carraspeé. No me importaba nada.
—El sueño no existe para mí desde hace mucho tiempo, así que…
—Me vale mierda lo que no existe para ti hace mucho tiempo.
Tragué saliva pensando en lo que dije. Él me miro con compasión; sabía que no estaba bien.
—Yo…—carraspeó. —Lo siento.
—No —alcé la mano, frustrada. Saqué los pies fuera, y me levante—. No he dormido muy bien que digamos. Yo lo siento.
Nunca pensé terminar de esta forma con Michael. Pidiéndole perdón por algo inútil.
Miré por la ventana. Aún no estaba amaneciendo. En un rato lo haría, pensé.
Me puse una campera, y bajé así no más. Antes de ir afuera, me preparé una taza de café; necesitaba estar bien despierta. Rupert había saltado por la ventana, y ya me estaba esperando abajo.
— ¿Trataré de hacer lo mismo que ayer, o una pequeña fogata? —pregunte chistosa, mientras le daba un sorbo al café que tenía entre mis palmas.
—De hecho —hizo una pausa, y abrió un libro; el diario de mi madre—, haremos un poco de teoría, y luego intentaremos con un hechizado de sangre.
Asentí sin más.
—Los que pueden utilizar la magia —explicó— son los Estur, pero —alzó su dedo índice hacía el cielo— se los puede diferenciar a esto.
ESTÁS LEYENDO
Just Secrets
Genç Kurgu¿Qué pasaría si un día normal una chica se encuentra con un chico peculiar que tiene los más oscuros secretos que ella nunca en su vida se hubiera imaginado? Los libros de adolescentes y/o ficción que Claire Bratcher leyó no la ayudarán en nada en e...