21. Descubiertos

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Si hubiésemos hecho las cosas un poco diferente,
estaríamos en una mejor dirección que esta, nena. - $ting

- Quiero odiarte pero no puedo. - dice Jeremy apretando los hombros de Zach y mirándolo fijamente. - ¿Por qué eres así?

- Es porque soy pequeño. - contesta el guitarrista con una media sonrisa.

Está sonriendo aunque por dentro no sabe qué es lo que siente. Una mezcla desagradable de ira, náuseas y depresión. 

Conseguir estar separado de los chicos es un poco dificultoso cuando estás en una banda. La confianza es lo más importante y eso conlleva tenerlos presentes a cada momento. Zach valora la amistad y no desearía a otras personas como amigos porque tiene a los mejores. Sin embargo, justo ahora quiere patear sus traseros fuera para tener un poco de privacidad para pensar, quizás llorar, pero sobre todo pensar.

- Alguien tenía que hacerlo en algún momento. - dijo Jesse. - Y es mejor que Zach lo haya hecho.

- ¿Te sientes mejor sin la culpa? - preguntó Zach con desdén. - Ni siquiera estuviste ahí.

- No peleen. - intervino Mikey. - Y la culpa es grupal, Zeeko. No tienes por qué ponerte tan mal.

- Mike, ella nos odia. No sólo a mí. Esto... - se toco el pecho como demostración de sus sentimientos. -... Es una pequeña visión de cómo se siente. Apesta. Ojalá nunca la hubiera conocido...

Zach se dejó caer en la cama y cubrió su cara con los antebrazos.

- ¡No digas eso! - exclamó Brandon.  

- Brandon, cállate. - susurró Mikey. - Escucha Zeeko, iremos a hablar con ella, no ahora pero tal vez mañana, cuando ambos estén más calmados y hayan mentalizado que no pueden seguir peleados por más de doce horas.

Hubo un momento de silencio en el que apenas se oían sus respiraciones. Toda la banda meditaba lo ocurrido desde el principio, inconscientemente tomando en cuenta las últimas palabras de Zach. De acuerdo a sus diversas personalidades, cada uno tenía una versión distinta que al final se agrupaba en una misma conclusión ¿Qué habría pasado si América no se les hubiera cruzado en el camino? La respuesta era sencilla: Zach seguiría siendo la misma persona amargada encerrada en una burbuja.

Cuando América escuchó las palabras de Zach no dudó en romper a llorar, para entonces el pelilargo estaba completamente arrepentido por su respuesta infantil y descuidada. 

Observó en cámara lenta sus lágrimas descender por aquellas mejillas suaves que daban descargas eléctricas al tocarlas y recordó la primera vez que retiró el cabello de su frente para descubrir el moretón del accidente. Pensó que posiblemente los golpes no solo marcan pieles sino también etapas de su vida.

América se limpió las lágrimas con los dedos.

- Te odio. - susurró con los ojos clavados en el suelo. - A cada uno de ustedes.

Zach se dirigió a la mesita junto a la cama y sacó el memorable cuaderno de flores secas.

- Esto es más tuyo que mío. - le dijo, girándose para darle la espalda y no ver cómo destruía su más querido tesoro.

Al volverse, América ya se había ido. Zach la observó caminar hacia su auto, notando que traía puesta su ropa otra vez y se llevaba el cuaderno con ella.

Se lo llevaba todo.

Jesse se cruzó de brazos, siendo el primero en romper el silencio.

- Lo siento mucho. - se disculpó. - A veces soy muy egoísta.

- Descuida. - Jeremy palmeó su espalda. - Así te amamos.

Mikey miró a todos con incredulidad.

- Todos son unos niños. - reaccionó. - Necesitamos ponernos serios por primera vez en nuestras vidas y asumir una culpa dolorosa. Es más, iremos ahora mismo a solucionar este problema. Por Zach. 

El guitarrista se incorporó y negó con la cabeza.

- Mañana. - dijo.

La banda aceptó. 

AMÉRICA [zach abels]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora