✖Capitulo 37: ¡Al fin!✖

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—No digas nada, Goten. Por favor— Rogó, observando al pequeño pelinegro a su lado con un rostro suplicante —Promételo.

—N-No puedo prometer eso. Creo que necesitan saberlo— Se sorprendió el niño saiyajin, dando dos pasos hacia atrás.

—Sí, lo sé— Dirigió su vista nuevamente a la sustancia morada —Pero no quiero que se preocupen por esto— Volvió su mirada hacia Goten, elevando una de sus comisuras —Es muy hermoso el verlos divertirse, verlos reír...— Frunció el ceño poco a poco -Y no quiero que eso acabe por un estúpido alienígena. Ya estoy cansada de ver sufrir a los demás por mi culpa.

Goten, con notable asombro en su expresión, creyó comprenderlo. Naomi necesitaba que las personas a las cuales ama vivan en paz por una vez. Por muy poco que fuese el tiempo en el que ello durara, verlos de aquella forma era algo que deseaba presenciar todos los días; sin pensar que al día siguiente sacrificarían sus vidas por las de los demás. Y eso solo significaba una cosa.

Ella lo enfrentaría sola.

Finalmente, el joven saiyajin asintió con firmeza y su ceño fruncido. La chica dejó salir un suspiro de alivio.

—Gracias, Goten— Sonrió la ojinegra. El susodicho imitó el gesto —Ahora vámonos. Debo seguir buscando a tu hermano— Se puso de pie, extendiéndole la mano izquierda al pelinegro, la cual aceptó con gusto.

De esa manera, ambos caminaron hacia el borde de la azotea y saltaron al llegar, aterrizando con lentitud en el césped.

—¡Naomi!— Llamó alguien a su izquierda, por lo que la nombrada volteó su cabeza encontrándose con Gohan a lo lejos. Éste traía una enorme sonrisa e indicaba con su brazo extendido hacia arriba donde estaba, puesto que intentaba salir del tumulto de personas a su alrededor.

—Yo me iré con Trunks— Informó Goten soltando la mano de Naomi. Ésta lo observó, sonrió y afirmó con su cabeza.

—Hasta que apareces— Se cruzó de brazos la saiyajin con una sonrisa, observando como Gohan, a ya pocos pasos, se acercaba hacia ella.

—¿Estabas buscándome? ¿Por qué?— Cuestionó confundido.

—¿Por que me buscabas tú a mí?— Contrarrestó, a lo que los nervios del pelinegro aumentaron —Gohan...— Insistió, mientras el joven Son sobaba nervioso su nuca.

—Pues, ammm... Yo quería preguntarte algo— Se sonrojó. Ésto logró darle una pista a Naomi, quien comenzó a sacar conclusiones de inmediato —¿Quieres...? Me preguntaba si tú...— Tragó saliva —¿Quisieras salir conmigo?— Apartó la mirada, mientras la joven mantenía sus ojos fijos con sorpresa sobre su amigo.

Desde hacía tiempo se había imaginado cómo y cuándo sería el momento en el que Gohan la invitara a salir, pero jamás pensó en como ella reaccionaría. Estaba demasiado sorprendida y nerviosa como para responder. Es más, por la inmovilidad de su cuerpo, se podría decir que se asemejaba a una simple estatua de piedra.

—Yo...— Logró decir, atrayendo la curiosa mirada del pelinegro frente a ella, quien con sus ojos exigía una respuesta —Creo... Que si— Acabó finalmente, recobrando la confianza a medida que oía sus propias palabras —Me encantaría tener una cita contigo— Sonrió con ternura.

Quizá esté exagerando cuando digo que los ojos de Gohan, en aquel momento, se veían brillantes y enormes, casi como si la cosa más asombrosa hubiese pasado justo frente a él o como cuando un niño pequeño recibe un regalo tan deseado para Navidad.
Verdaderamente, parecía un niño.

Sin previo aviso, los brazos de Gohan envolvieron el cuerpo de la chica. No podía retener la gran felicidad que sentía al saber que su mejor amiga, por quien sentía fuertes sentimientos hacía tiempo, había aceptado tener una cita con él. Mentalmente preparado para lo peor, recibió absolutamente todo lo contrario.
Casi tan rápido como el abrazo había sido dado, fue correspondido por la pelinegra.

—Me alegra que al fin me lo hayas preguntado— Susurró Naomi con una sonrisa, deseando que el día de su cita al fin llegue.

Un carraspeo detrás de ambos los sobresaltó y obligó a que dejasen atrás su abrazo. Al voltearse, se encontraron cara a cara con Videl, quien llevaba una expresión algo incómoda y apenada por haber presenciado aquello y haberlo interrumpido.

—Siento haber interrumpido este momento, pero...— Su voz poco a poco se tornó insegura —¿Puedo hablar contigo?— Observó al pelinegro, el cual con su rostro denotaba cuán sorprendido e intrigado se encontraba —¿Gohan?

El susodicho observó por el rabillo de sus ojos a su tan querida amiga. Esta última se mostraba confundida ante la situación, observando a Videl con deseos de saber que tenía dentro de su cabeza en aquellos momentos. Aunque al sentirse observada, posó su mirada en el chico a su lado. Por como la miraba, comprendió que él estaba intentando descifrar como reaccionaría si con su novia anterior se fuese. Con un asentimiento de cabeza y una sonrisa de lado, permitió que el joven volviese a ver a la ojiceleste, quien permanecía inmóvil en su lugar, observándolos atenta al intentar comprender ese código secreto de miradas que parecía ser acompañado por una charla silenciosa entre ellos dos solamente.

—De acuerdo— Afirmó Gohan finalmente. Videl, con notable sorpresa, correspondió asistiendo con su cabeza.

—D-De acuerdo. Sígueme, por favor...— Habló la de ojos claros con incredulidad, dándose lentamente la vuelta, pues no esperaba que él aceptara. Gohan, por otra parte, se volteó completamente hacia Naomi, quien imitó su acción al notarlo.

—Espérame aquí, ¿De acuerdo?— Le dijo el chico. Como respuesta, Naomi sonrió y cerró sus ojos.

—No esperes que me quede quieta— Abrió sus orbes negros, manteniendo aquella sonrisa —Aunque, si me necesitas luego, estaré en algún lugar donde haya comida— Fijó su mirada, para nada disimulada, sobre una mesa de bocadillos, donde se exhibían comidas que atraían por completo su apetito saiyajin y, por lo visto, el de otros hombres de esta misma raza, ya que Trunks, Goten y, "extrañamente", Goku se encontraba alrededor de dicha mesa devorándolo todo. A este paso se quedarían sin un solo bocado de esos manjares.

—Pues, creo que deberías ir rápido— Sonrió Gohan, observando en la misma dirección en la que lo hacía Naomi.

—Sí, supongo que tienes razón— Rió a lo último, posando su mirada nuevamente en el chico frente a ella. Contempló unos segundos el, a su parecer, hermoso perfil que poseía antes de hablar —¿Qué te parece si luego de su conversación secreta me cuentas todo?— Dijo sonriente, provocando que Gohan volteara a mirarla. Este asintió.

—De acuerdo. Te veo luego— Sonrió el pelinegro una última vez antes de comenzar a caminar hacia Videl, quien se encontraba aún delante de ellos, removiéndose incómoda y nerviosa en su lugar.

Naomi solo se dedicó a seguir con la mirada a su tan querido amigo y a su exnovia. No estaba del todo de acuerdo con que hablaran a solas, eso es cierto; pero a decir verdad tampoco estaba en contra ni se encontraba en su naturaleza ser celosa. Confiaba plenamente en que Gohan no haría nada indebido estando ella ausente. Sabía que luego de todo lo que habían pasado juntos no había manera de que él la hiera o si lo hiciese, jamás sería intencionalmente. Así que, sin preocupaciones, habiendo finalmente perdido de vista a aquel par, se encaminó con rapidez hacia la mesa de bocadillos, en dónde aún se encontraban los tres saiyajins arrasando con todo a su paso; motivo suficiente para que Naomi se de prisa en llegar. En definitiva no estaba dispuesta a comer las sobras, aún si debía pelear por ello con dos niños y un gigantón.

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⚘⸻ DRAGON BALL: La mejor amiga de Gohan - ✓ |Reeditando| ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora