// ¡PAUSED! \\
𝑮𝒐𝒉𝒂𝒏 𝒙 𝑶𝑪!
Sin saber que le depararía el destino, ella llegó al planeta Tierra. Imaginó mil escenarios diferentes, pero jamás creyó que todo se diera de esa manera.
Jamás esperó que aquellos guerreros la acogieran como a una...
Con Naomi ya recuperada, Eimi y Lya decidieron encaminarse hacia el centro de la ciudad en busca de ropa para la fiesta que pronto daría Bulma por su cumpleaños. Además, tenían planeado sacarle provecho a esa salida, como por ejemplo, para comprar la comida que almorzarían el día de hoy y para encontrar, a su vez, chicos guapos. A la saiyajin le había hecho gracia el motivo principal de la compra de sus amigas, mas no le pareció atractivo; por lo que optó por quedarse en la casa a la espera de ambas chicas.
¿A quién engaño? Pronto Naomi partiría con su mapa en mano para encontrar de una vez por todas a Kyōfu. Ya iba siendo hora de que este se muestre ante ella. Tras haberse colocado su gi, muy similar al que suelen llevar Goku, Goten y Gohan, se dirigió hacia el jardín trasero y fue ahí en donde finalmente alzó vuelo.
—Muy bien, Kyōfu. Me gustan las escondidas— Susurró Naomi para si misma, desplegando el mapa frente a ella con ayuda de sus manos. Detuvo su vuelo para poder examinarlo mejor sin que la presencia del viento interrumpa en ello.
Ya había recorrido la mayor parte de la zona. Había entrado en casi todas las cuevas, fosas, pozos y en todo aquel lugar que fuese un posible escondite. También había investigado a las afueras de la ciudad. De ser por ella, ya habría recorrido todo el país en su búsqueda, pero estaba segura de que se encontraba cerca. Cerca de ella y de sus amigos. Kyōfu no es de esos que se alejan demasiado de sus objetivos.
Avanzado a través del aire una vez más, la saiyajin ya había vuelto a recorrer con rapidez todos los lugares anteriormente visitados e indicados en su mapa, y fue ahí cuando se dio cuenta de que aún quedaba un lugar. Existía una isla, no muy lejos de su posición, la cual jamás había visitado a pesar de haber investigado todas las demás.
Naomi no sabía como no había notado tal peculiaridad antes, por lo que se dirigió de inmediato hacia aquel trozo de tierra, al cual le tenía arraigadas esperanzas.
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Sobrevolando la isla, Naomi pudo notar lo pequeña que era. En definitiva allí no se podría construir una ciudad. Únicamente se mostraban vegetación, rocas y elevaciones sobre la superficie.
"¡Perfecto! Si lo encuentro aquí, no tendré que preocuparme por las personas que pudiesen estar cerca cuando comience la batalla". Pensó con emoción.
Verdaderamente, Naomi extrañaba poder luchar contra alguien sin ser esa persona alguien querido. Entrenar le era una maravilla, pero la limitaba demasiado cuando su contrincante era alguno de sus amigos. Así que tener un enfrentamiento real la haría sentir viva otra vez, peleando en realidad y sin límites. Aunque, de todas formas, no sabría que resultaría de ello sin su cristal. No lo parece en realidad, pero a Naomi le fascinan las peleas. Y mucho.
Al aterrizar pudo notar el profundo silencio en el que se vio sumergida. Lo único que podía oírse era el sonido de las copas de los árboles moviéndose acorde a las corrientes de aire en el ambiente. Rápidamente dejó su mapa cuidadosamente sobre una enorme roca, procurando que el viento no pudiese llevárselo, y comenzó a caminar rumbo hacia el lugar que más curiosidad despertaba en ella: Una cueva.