Él, atraviesa una crisis matrimonial. Ella, se ve a sí misma más torpe y adolescente que mujer. ¿Es ella quien se convierte... o la mente de él que la transforma... en una LOLITA? ¿Qué tienen en común el momento en que la adolescencia debería dejart...
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EN EL CAPÍTULO ANTERIOR...
Claire se decidió a esperar a que el señor Redmayne vuelva con los tragos sin alcohol, allí sentada, respirando hondo para bajar un poco los nervios. Hasta que una señorita se sentó a su lado, invitada de la fiesta, una mujer de cabello castaño claro con un vestido y un collar con diseño de mariposas...
Claire prestó especial atención al hermoso colgante que llevaba la dama de unos 30 y pocos años, en las alas de la fina mariposa se incrustaban piedritas entre azuladas y verdosas, una combinación preciosa que atraía la vista de cualquiera. La mujer era muy bonita también, como solía pensar Claire, el tipo de gente que vive este tipo de vida, siempre luce bien en trajes de gala, joyas de oro blanco y desprecocupadas asistencias a fiestas y eventos como el de hoy.
Claire se movilizó un poco hacia la otra punta del sillón para ser respetuosa y dejar más lugar. Luego vio cómo en la extensión del banco también amagaba con acomodarse otro hombre que parecía venir con ella.
- Prueba este Hannah, es de una edición limitada que lanzamos para celebrar la reapertura de relaciones entre Cuba y los Estados Unidos... edición limitada, calidad sureña... te encantará- le decía el hombre de cabello negro, ojos café y hombros amplios ofreciéndole un habano.
Claire se paró y tras sonreírles se retiró del sillón y de la zona, dándose cuenta que molestaba, pues entendía que era sólo personal del servicio y si los usuarios deseaban utilizar las instalaciones ella debía hacerse aparte para permitirlo. Además parecía una situación de ligue o algo por el estilo, sería incómodo que se quedara.
Caminó hasta los escalones que comunicaban ambos niveles de la terraza, donde hace minutos se tropezaba estúpidamente, esperando interceptar al señor Redmayne en su regreso...
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Eddie Redmayne caminaba por la fiesta sin poder evitar que lo saluden, que se quisieran sacar una foto conél, y que se rieran, muchos ya lo conocían, "otra de las bromas de Eddie" pensarían... Vio a Claire en la escalera, el leve viento de la noche le remontaba un mechón de cabello. La falda del uniforme allí parada en altura sobre los escalones, le rebelaba la extensión de sus piernas... largas y con cuerpo, a Eddie le encantaba eso, deseaba tomar sus cuádriceps y apretarlos levemente, o acariciar sus pantorrillas contorneadas. La vio darse vuelta y de espaldas, descubrir que quería tomar una vez más esa cintura que entallaba el cinto del traje de personal que llevaba puesto.
- La esperaba en otro lugar señorita, pero afortunadamente la vi aquí... es el talento que tiene la vista del camarero...
Claire se dio vuelta y lo vio a Eddie cargando una bandeja como la de ella, con dos tragos sobre ésta y actuándole un acento extremadamente inglés. Primero se hundió en sorpresa, luego, no pudo evitar reír. Eddie Redmayne era definitivamente un hombre con talento para el humor.
-¿Qué dices, Claire Mary? ¿Qué tal si invertimos roles esta noche, y si yo fuera el camarero?- le decía aún bromeando.
- Usted definitivamente es muy buen actor, señor Redmayne... para su próximo personaje- Claire tomó de una mesa cercana una servilleta blanca- en las cenas el uniforme no está completo si no se suma la servilleta blanca en el brazo contrario al que lleva la bandeja- ella le acomodaba el paño en el brazo mientras él la miraba con media sonrisa encendida, le encantaba que Claire le siguiera sus bromas; y sabía de memoria que lo que pasaba allí era una situación ridículamente adolescente, pero le gustaba.
- ...le ha venido bien llevar moño hoy- continuaba Claire entre risitas- y es más, estoy segura que sería mucho mejor que yo durante el servicio de tragos... usted sí sabría qué lleva en la bandeja...
Eddie miraba la cara de Claire explicar, hablar, decir... y sólo se dejaba acomodar por la chica. La veía continuar y la oía de fondo, pero en realidad lo que le gustaba era ese momento y que fuera con ella. Miró la noche que los rodeaba, sintió la brisa que se levantaba, y se desentendió de los invitados, y de todo eso que los rodeaba, de todo eso en lo que consiste una fiesta... el alboroto. Hasta que apareció en su panorama Hannah, al fondo, en el mismo banco donde hace minutos estaba él con Claire, sentada... ¿fumando? ¿Un habano? ¿Hannah? ¿Riendo? Con otro hombre...
-Señor Redmayne... ¿está bien? – Claire miró en la dirección en que Eddie sostenía la mirada, tratando de ver lo que el rostro de éste parecía observar con tal atracción, pero no entendía bien qué miraba. Sólo estaba la mujer y el hombre del habano de antes, la señora que pidió agua, un compañero de Claire que ya había descansado... ¿Qué miraba Redmayne?
- Claire Mary- de pronto la miró a los ojos- este es un licuado, no tiene alcohol...- le entregaba la copa que traía a la chica pero aún así arrojaba miradas cortas hacia el fondo; por dentro seguía controlando a Hannah.
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