Él, atraviesa una crisis matrimonial. Ella, se ve a sí misma más torpe y adolescente que mujer. ¿Es ella quien se convierte... o la mente de él que la transforma... en una LOLITA? ¿Qué tienen en común el momento en que la adolescencia debería dejart...
Eddie disimulaba lo que hacía, pero sabía que en el fondo la culpa se diluía en ese sentimiento que le decía "sabes que te encanta".
-Por favor Claire, si no te sientes cómoda puedes decírmelo... quiero que sepas que me doy cuenta que es lejos de la fiesta y que si no te apetece no me ofenderé en lo absoluto, todo lo contrario, tienes todo el derecho de decir que no Claire...
- Sólo faltan 10 minutos para que vuelva a mi puesto de trabajo, disculpe, no quiero sonar irrespetuosa, mi descanso es limitado.
-Lo sé, he estado pendiente del tiempo. Cuando pedí los licuados a uno de tus compañeros me aseguró que distraería a tu jefa hasta las 3 y media...
-¿En serio? ¿Señor usted hizo eso? ¿Usted...?- la cara de Claire se iluminaba en una sonrisa.
-Aún quedan 20 minutos de tu descanso Claire Mary- sonrió él también.
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- Realmente no sé qué decir- comezó a reír Claire y continuaba mirando hacia abajo- todo esto es muy extraño, pero por alguna razón tengo más ganas de estar aquí que en la cocina- seguía riendo la chica que ya no entendía si era gracioso o estaba nerviosa- y eso que hace rato ya estoy en mi descanso...- estaba segura ya que reía por nervios- lo siento, lo siento, creo que río de nervios...
Eddie tampoco podía evitar reír, era como si ambos se hubieran envuelto en una estúpida embriaguez de gracia de la que no podían salir fácilmente. Pero Eddie aprovecharía eso, porque justamente entre las risas se disimulaba la tensión de rozarse sin disimulo.
-Está bien Claire... no es pecado reír- Y si lo era, era un pecado inocente, el verdadero pecado era lo que él quería hacerle a ella- Es mejor que rías así ahora, y no con 7 u 8 tragos sobre la bandeja.
Claire rió más. Y Eddie espera eso, porque justamente entre las risas le ponía y sacaba las manos de la cintura, la tomaba por los brazos, volvía a envolverle la cintura con una mano, con la otra le tomaba un hombro, y turnaba acercarse y alejarse como un puberto que habla con su grupo de pares. La risa lo habilitaba, porque disipaba toda tensión.
- ¿Me ha visto llevar la bandeja temblando, no es así?- lo miró risueña.
- Lo hacías bastante bien... yo diría que es tu... ¿tercera, segunda vez que tomas una bandeja?
- ¡Es usted un mal hombre!- se reía ella y le daba golpecitos en el pecho a Eddie en forma de reclamo, y éste acababa por abrazarla también entre risas.
-Me das mucha gracia Claire. Lo siento, lo siento, he sido malo tienes razón... no es así, lo hacías muy bien.
-Eso suena a mentira piadosa.
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