Jugando con fuego.

3K 367 160
                                    


Capitulo 11:

Jugando con fuego.

Movió muchos de sus contactos para conseguir un entrenador nuevo en poco tiempo, no obstante desde que inicio su carrera había recibido ciento, sino miles de ofertas de distintos entrenadores que le ofrecían el mundo a cambio de abandonar a Yakov, así que después de pedir algunos favores encontró a uno de esos tantos entrenadores, Ernest Pavlovm un ex patinador ruso muy reconocido en todo el país, un par de años mayor que Yakov eso si.

- Gracias por recibirme, lamento lo inesperado. - Dice el ruso de cabellera plateada dejando su bolso en una banqueta, entrando a su nueva pista de patinaje en compaña de quien seria su nuevo entrenador.

- No, gracias a ti por abandonar por fin a Yakov. - Responde el señor, de unos sesenta años, pelo completamente gris por las canas, ojos verdes de un tono muy intenso de esmeralda y con grandes bolsas bajos los ojos indicando que tal vez no dormía del todo de bien. - Si necesitas algo solo dímelo Víctor, estaré encantado de hacerte sentir cómodo.

- Pues si necesito algo... -Saca de su bolso una cuchilla dorada, de su patín izquierdo.- perdí una de mis cuchillas, necesito comprar un nuevo par si es que quiero seguir patinando.

- Oh claro, ¿pero por que un par? - Preguntá el señor alzando una ceja, metiéndose las manos a los bolsillos.- solo necesitarías comprar una...

- No, es que quiero un nuevo par de cuchillas, ademas... - los orbes color zafiro toman un tono de color un poco hueco, mientras una sonrisa... Que no se podía definir de una manera exacta, era una sonrisa que no detonaba alegría, tampoco tristeza, ni mucho menos terror, era una sonrisa hueca, insensible y sin emoción. - Le daré un uso espacial a esta. - Alza la cabeza, con un tono de voz algo juguetón.- ¡Cuando termine con ella, sera como un amuleto de la suerte!

- Oh de acuerdo. - Aquel hombre no le da importancia a las palabras a su nuevo pupilo, ya que era verdad que muchos patinadores era supersticiosos con eso, así que no le iba a dar vueltas.

Si tan solo hubiera sabido por un momento, que aquellas palabras que parecían tan importancia y tan simples, escondía algo muy oscuro, muy macabro. Esa cuchilla dorada era algo más que un amuleto para víctor, algo con mucho más peso. El patinador ruso estaba descendiendo de poco en un abismo muy oscuro e iba a arrastrar a algunos con él.

El tiempo paso, el pequeño ruso de rubia cabellera logro recuperarse completamente de su herida y comenzó a practicar lo antes posible, desafortunadamente su siguiente competencia seria en Francia y seria lejos de su amado cerdito, pero eso no le ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El tiempo paso, el pequeño ruso de rubia cabellera logro recuperarse completamente de su herida y comenzó a practicar lo antes posible, desafortunadamente su siguiente competencia seria en Francia y seria lejos de su amado cerdito, pero eso no le preocupaba del todo, lo que le preocupaba hasta el punto de no dormir es que la competencia Yuuri seria en Italia, y por alguna obra macabra del destino había quedado en el mismo grupo que Víctor.

Ese loco lo hirió en la espalda con su cuchilla, ¿qué pasaba si ese loco intentaba hacer lo mismo con Yuuri?, eso lo mantenía al borde del colapso nervioso, afortunadamente lo calmaba enormemente que Otabek estaba también con el en el mismo grupo, sabia que Otabek sabría defender a su cerdito dado el caso.

Fractus.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora