Refugiados

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Título: LAZARUS II

Autora: Clumsykitty

Fandom: MCU con un pellizco de Marvel Cómics.

Parejas: sorpresa sorpresa.

Disclaimer: Nada me pertenece aunque muera por ellos, todo es de Marvel y Mr. Lee entre otros, lo único mío es esta idea mía convertida en historia. Dicho está.

Warnings: Viene la continuación de Lazarus I, por lo que os recomiendo primero leer esa parte antes de adentraros a esta desquiciada historia. Como su homóloga, está dividida en libros que van en secuencia numérica pero no en orden de trama. Historias muy agridulces, crudas como violentas. No apta para corazones sensibles o mentes tiernas. Sobre aviso no hay engaño.

Gracias por leerme.



Libro VIII. El Libro de la Guerra.

Refugiados.


"Ser profundamente amado por alguien te da fuerzas, mientras que amar profundamente a alguien te da coraje." Lao Tzu.

"El coraje es hacer lo que tienes miedo de hacer. No puede haber coraje al menos que tengas miedo." Eddie Rickenbacker.



Quill se juró que si la Argos daba un giro más iba a vomitar sobre el tablero de control. Habían dado tantas vueltas al tratar de esquivar, con algo más parecido a la suerte que la destreza, la serie de huecos en el espacio mientras evadían los monstruos voladores que les persiguieron en su camino hacia Muspelheim. Ya los habían dejado atrás para su fortuna, entre esos boquetes vacíos más peligrosos que todos los agujeros negros supermasivos del universo en sus tiempos más gloriosos. Cualquier cosa que llegaba a tocar uno de esos huecos terminaba extinguiéndose, literalmente y para siempre, al parecer. Eran horribles y estaban multiplicándose. Starlord miró de reojo a Tony, quien se pasó una mano para limpiar el sudor de su frente. Estaban a salvo por unos instantes.

-Joder -masculló Rocket, soltando los mandos de las armas fuera de la Argos que les habían defendido, presionando el botón del comunicador- ¿Todavía respiran?

-Estamos bien.

-¡Yo soy Groot!

-Sí, estuvimos a punto de morir, ¡maldita sea!

-Hay que descansar -propuso Stark, mirando al fin a Peter.

-Okay.

Se detuvieron como solían hacerlo, dentro de un asteroide para descansar ocultos en tanto revisaban el estado de la Argos. Hulk soltó los motores que por nada estuvieron a punto de desprenderse, gruñendo y reuniéndose con los demás en una amplia sala donde se tumbaron en el suelo con suspiros de alivio, quedándose en silencio por varios minutos. No sabían dónde estaban ahora y tampoco querían discutirlo. Cualquier mapa estelar había dejado de funcionar, simplemente el universo estaba convirtiéndose realmente en esa versión de queso gruyere que el joven Stark-Rogers mencionara tiempo atrás. Solo que sus huecos estaban ganando tamaño como número, destruyendo lo poco que hubiera a su paso. A eso le sumaban la horda de bestias voladoras capaces de acabar con sistemas solares ellas mismas... el panorama no lucía muy prometedor. Ni siquiera estaban seguros de que pudieran llegar a tiempo a Muspelheim.

Lazarus IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora