Capítulo Final: El fin de la maldad

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–Te estaba esperando Sailor Júpiter.

Ningirsu con su imponente presencia y poder se colocó frente a Makoto, quien lo miraba fijamente a los ojos.

–Me alegra que me hayas esperado y te juro que no será en vano tu espera –respondió firmemente la guerrera del trueno.

El ejército de Ningirsu estaba completamente destruido ya únicamente quedaba éste para la batalla final del último de los guerreros de Ereshkigal. Cronos y su ejército se retiraron de aquel lugar para dirigirse hacia donde se encontraba su señora; la poderosa Sailor Saturn, dejando asi a solas a Júpiter cumpliendo su misión.

–Ahora que el ejército de Saturn se ha retirado podremos pelear uno contra uno –profirió Ningirsu.

Makoto no esperó más y de inmediato comenzó sus ataques de manera tal que Ningirsu, ante la velocidad de aquella mujer, fue sorprendido recibiendo una gran cantidad de golpes directos los cuales lo tumbaron sin siquiera poder defenderse.

– ¡Muy bien Júpiter, no me decepcionas! –Dijo Ningirsu mientras se reincorporaba y se sacudía el polvo.

–Asi debe ser Ningirsu, ponte de pie y demuestra tu poder.

Ningirsu de inmediato comenzó un contraataque ejecutando una gran combinación de golpes directos, los cuales dieron directamente en el rostro y cuerpo de la Sailor del trueno, quien de inmediato intentó poner guardia, pero le fue imposible ya que los ataques de Ningirsu eran demasiado rápidos y potentes, por lo cual ésta fue arrojada fuertemente a una estructura de unas ruinas persas que parecían ser de un antiguo palacio de aquel lugar golpeándose fuertemente la espalda contra una de las paredes y cayendo brutalmente de cabeza ante semejante ataque directo.

– ¡Vaya...! Eso sí que me dolió –dijo Makoto mientras se limpiaba un poco de sangre que corría por su boca–. Bien, después de habernos saludado es hora de pelear en serio pues no tengo tiempo que perder con basura como tú.

–Lo mismo digo niña, ¡prepárate!

Ambos guerreros comenzaron a concentrar su energía, provocando con esto que la tierra en donde se encontraban comenzara a temblar y que los cielos se oscurecieran ocasionando que una gran cantidad de truenos y relámpagos comenzaran a llenar los cielos de aquel bello e histórico país.

¡Es increíble el poder que este ser tiene oculto! –Pensó para sí Júpiter–. Debo dar lo mejor de mí pues con cualquier error que tenga de seguro moriré.

–No te preocupes Júpiter que en honor a tu grandeza te matare rápido y sin dolor.

Ningirsu de inmediato dejó de concentrar su poder pues ya había logrado acumularlo por completo y gracias a eso sus ataques fueron más poderosos y violentos que antes.

– ¡Toma esto maldita mujer!

Ningirsu, a base de velocidad y de fuerza, golpeó fuertemente a Júpiter en el abdomen provocando con esto que un gran chorro de sangre saliera de su boca. De inmediato, y ante el dolor que Júpiter estaba padeciendo, Ningirsu la tomó de los cabellos tirando de ellos de manera brutal para después agarrarla del cuello con una especie de candado de lucha y comenzó a correr velozmente con ella tomada por el cuello y la estampo en otra barda cercana ante lo cual Júpiter cayó inconsciente por un momento a causa del fuerte golpe.

– ¡Levántate maldita infeliz! –Gritaba furioso Ningirsu mientras pateaba la cabeza de Júpiter.

Ningirsu se ensañó cuanto quiso con la joven senshi; una y otra vez la golpeaba con técnicas mágicas y con golpes directos mientras ella no podía hacer nada al respecto.

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