Los Gryffindor

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Las nubes se encapotaban sobre el oscuro castillo, dentro de este las cosas estaban en calma, no había nadie por los pasillos o fuera de este. Una alta figura vestida de negro salio de una de las habitaciones y comenzo a caminar hasta uno de los Salones.
-Mi.. mi Señor -dijo una voz pequeña- se ha retrasado..
-Lord Voldemort no se retrasa Colagusano -dijo Voldemort mirándolo con sus ojos rojos- los demás siempre se adelantan
-La se.. señor Jadis ha traído con ella a algunos de sus sirvientes -Colagusano casi corría tras él mientras avanzaban por el pasillo- son horribles bestias, y muchos enanos...
-Sera interesante -dijo Voldemort abriendo las puertas de la Sala de reuniones
Dentro de ella había muchas personas, entre ellas los Mortifagos, quienes se encontraban en el centro esperando a que su Amo se sentara frente a ellos.
-Te retrasaste Voldemort -dijo la fría y burlona voz de Jadis
-El Señor Tenebroso no se retrasa -Bellatrix se había puesto de pie y miraba a Jadis con odio- y nadie se burla de él sin tener un castigo...
Bellatrix había levantado su varita y apuntaba a Jadis, de sus labios estaba a punto de salir una maldición.
-No vale la pena Bella -dijo Voldemort deteniendo a su mas fiel seguidora- lo mas importante ahora es que nuestro espía interno llegue a nosotros..
El alboroto no se hizo esperar, todos querían ver a quien se refería Voldemort al decir que tenían un espía interno.
-¿Y quién es ese Voldemort? -pregunto Jadis poniéndose a su lado
-Secreto -Voldemort hizo una mueca que todos estaban seguros trataba de convertir en una sonrisa- ya lo verán...
La mirada del mago tenebroso viajo por toda la Sala. Colagusano tenia razón al decir que había horribles bestias en ella. Una de ellas no se separaba de Jadis, era una horrible combinación de humano y dragón. Sus dientes eran tan grandes que parecían del tamaño de los de un basilisco. Su cuerpo era como el de un hombre, llevaba ropas negras las cuales estaban rasgadas o quemadas. Su cabeza era como la de un dragón, las escamas caían por todo su rostro, su nariz estaba afilada y era mas grande de lo normal, sus ojos eran rojos como la sangre. De su boca salia humo y este llenaba la sala, unas cuantas veces salio fuego de ella pero nada para llegar a quemar el castillo.
Voldemort dejo de mirarlo y fijo su vista en los enanos. Había una gran cantidad de ellos, todos estaban reunidos en una de las esquinas, sentados en el suelo y muy amontonados.
-Los enanos con los enanos -balbuceaban mientras veían a los Mortifagos apuntarse con las varitas amenazantes
-¡No fue mi hijo el que nos traiciono! -decía Bellatrix apuntando a Lucios- ¡No es mi hijo el que se pasea y se revuelca con un sangre sucia!
-Esa sangre sucia como la llamas -intervino una voz desde la entrada- es la reina de Narnia, Susan Pevensie...
La sala se quedo en silencio y Voldemort sonrio. Dos figuras emergieron de la oscuridad, la primera era alta e iba vestida de negro, su cabello era mas negro que el carbón y estaba ligeramente lleno de grasa, sus ojos oscuros vagaron por la sala hasta que llego a dos sillas disponibles, entonces estiro su brazo y arrastro consigo a su acompañante.
-Draco... -murmuro Lucios
El rubio tenia la mirada llena de horror y trataba de soltarse del agarre de Snape. Miraba toda la sala con miedo.
-Veo que has traído al traidor -dijo Bellatrix- ¿De qué podría servirnos?
-¡Suéltame! -grito Draco- ¡Suéltame ahora mismo!
-Cierra la boca Malfoy -rugió Snape
Draco comenzo a moverse violentamente y a golpear a Snape.
-Controlen al chico -ordeno Voldemort
-¡Incarcero! -dijo Bellatrix
Unas cuerdas se amarraron a la fina figura de Draco, el chico comenzo a batallar para respirar y miraba a todos lados con miedo.
-Quedate quieto o te matare -dijo Bellatrix con una horrible sonrisa
El rubio se quedo quieto y camino junto con Snape a una de las sillas, lo horrorizo la idea de estar tan cerca de Voldemort, pero decidió dejarlo pasar. Era amigo de los herederos, y se había preparado junto a ellos, no podía tener miedo.

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-¿Han visto a Draco? -pregunto Susan mientras entraba a la Sala Común- lo estuve buscando por todos lados y él simplemente no aparece...
-Debe de estar en la biblioteca -sugirió Hermione
-Si porque no tendría nada mejor que hacer en un domingo mas que estar en la biblioteca -bromeo Ron- aceptalo Hermione... no todos somos como tú
-Cierra la boca Ronald...
-Debe estar en la Sala Común -dijo Clemence poniéndose de pie- si gustas puedo ir a buscarlo
-Por favor -Susan le sonrio
Clemence le dio un pequeño beso en los labios a su novio y luego salio corriendo de la Torre Gryffindor.

Harry Potter y el misterio de los herederosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora