El olor a lavanda y la extraña linea de luz

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-Trata de no hacer ruido -dijo Peter cuando subieron a la habitación de los chicos
Harry entro rápidamente a su habitación, se dio cuenta de que todos dormían. Entonces se pregunto si tenía que avisar a Ron y Hermione sobre esa extraña luz en el bosque prohibido, pero no era bueno arriesgarse a llevarlos a un peligro por algo desconocido, aunque hubiesen pasado tantas cosas antes, no quería arriesgarlos.
-Listo -susurro a Peter al salir
-¿Qué... qué crees que nos espere ahí?
-No lo se -Harry miro a la ventana- pero sea lo que sea nos ayudara a ganar

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El bosque se veía mas tenebroso que de costumbre, y los chicos caminaban rápidamente entre los arboles, esquivándolos con facilidad.
En el transcurso de salida del castillo se habían encontrado con Filch, a quién Harry hábilmente burlo con un encantamiento. Claro, deshacerse de la Sra. Norris no había sido tan sencillo, Peter casi le prende fuego a la cola...

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-Alejate -decía Peter desesperado
El movía inquietamente su pierna para liberarse de las garras del animal.
-Vas a hacer que despierte Filch si no dejas de gritar -dijo Harry con los ojos como platos
-Es muy fácil decirlo... ¡a ti no te ataca el animal!
-Pues quilata
-¡Incen...!
-¡Peter!
-¡Oye!
-No le prendas fuego... vas a hacer que despierte a Filch con el chillido
-¿Por qué no?
-Hoy no -Harry rodó los ojos- otro día no hay problema -miro a la ventana- vamos, la luz brilla cada vez más...

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Las pisadas de ambos los exaltaban, miraban nerviosos de un lugar a otro, a la espera del ataque de cualquier tipo de criatura.
-Por aquí -murmuro Harry desviándose a la derecha.
-¿Tienes idea de lo incomoda que es esta piedra? -dijo Peter rascándose la bolsa del pantalón
-¿Por qué lo dices?
Peter miro su pantalón.
-Se mueve, y salta hacia esa dirección.
Apunto con su mano a un enorme Roble, todo lo que lo rodeaba eran unos enormes matorrales, tan altos como la copa del árbol.
-Lumus -murmuraron los dos
Al comenzar a acercare se dieron cuenta del olor a lavanda que había cerca de ese lugar. Y notaron, para su asombro, una delgada linea de luz flotando frente a ellos. Harry estiro la mano para tocarla y se dio cuenta de que la podían traspasar. Se miraron, asintieron, levantaron sus varitas y entraron.

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-¡Estudiantes fuera de la cama!
Filch irrumpió en la oficina de Dumbledore completamente agitado. El anciano director estaba sentado en su escritorio, miraba muy entretenido una fotografía.
-Profesor Dumbledore -Filch se acerco cojeando- Potter y Pevensie, ellos...
-Estoy enterado de que Harry Potter y Peter Pevensie están fuera de la cama, Argos -la voz tranquila de Dumbledore hizo que Filch se sonrojara por haber gritado tanto- ahora ¿serías tan amable de llamar a Minerva?
Dumbledore se puso de pie y camino hasta la ventana, a tiempo para ver como la extraña, y para él conocida, luz turquesa se desvanecía en un suave parpadeo.

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Tardaron un poco para acostumbrarse a la luz, por lo cual cerraron fuertemente los ojos. Las aves cantaban una bella y extraña canción... ¿aves?
-¿Dónde rayos estamos? -a pregunta salio sin pensarlo de los labios de Peter
Caminaron lentamente, aun en guardia.
No estaban en Narnia, ni en ninguna de las Islas Solitarias, no, esos lugares Peter los conocía demasiado bien, y ese lugar no se les parecía en nada. Al menos que... no, eso era imposible. Nadie había entrado jamas al país de Aslan, y mucho menos desde el mundo real.
Se escucharon risas, provenientes del bosque frente a ellos, se miraron y rápidamente fueron hacia ese lugar.

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-¿Me necesitabas, Albus?
McGonagall entro con su peculiar forma de caminar a la oficina de Dumbledore.
-Si, Minerva -suspiró- Peter y Harry salieron del castillo rumbo al bosque prohibido hace media hora.
-¡Hay que mandar a buscarlos! -los ojos de McGonagall estaban por salirse de sus cuencas-. No pueden haber ido muy lejos.
-Están bien -sonrio Dumbledore
-¡Pero Albus! Ellos...
-Hay que despertar a los estudiantes y llevarlos cuanto antes al comedor -la mirada de Dumbledore se centro en su pensadero-. Tengo un anuncio que dar.
McGonagall asintió temblorosa y comenzó a caminar hacia la puerta.
-Y Minerva -ella volteo lentamente- trata de no asustarlos, no se trata de algo malo.

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-Son las tres de la mañana -se quejaba Clemence mientras caminaba junto a Draco- ¿qué no pueden esperar hasta mañana?
-Así es Dumbledore -escucharon la voz de Ginny tras ellos- si es algo importante no importa la hora.
Todos tenían la túnica puesta sobre la pijama, caminaban sin poner mucha atención.
-¿Dónde están Peter y Harry? -preguntó Belén, percatándose que no se encontraban en el comedor.
-No lo sé -contesto Ron- no estaban en la habitación cuando nos fueron a despertar.
-Con algo de suerte -dijo Pansy pasando detrás de ellos- el anuncio sera la expulsión de "cara rajada" Potter y "parezco estrella de cine" Pevensie
-O tal vez -contesto Hermione dándose la vuelta para mirarla- te cacharon haciendo cosas indebidas con algún pobre diablo y lo divulgaran frente a todos ¿no crees?
-Cierra la boca -Parkinson tenía la mirada llena de odio-, no tienes derecho a hablarme, sangre sucia Granger
Los que estaban al rededor miraron enojados a Pansy, apretando fuertemente sus varitas para no maldecirla, todos los ojos de la mesa de los leones estaban puestos en Pansy Parkinson.
-Te prohíbo -la voz de Draco se dejo escuchar, tan peligrosa como el filo de una espada- que vuelvas a llamar así a Hermione.
El pequeño grupo de chicas Slytherin se dio la vuelta y se sentaron rápidamente ante la advertencia de Draco.
-Gracias...
-Su atención, por favor- hablo Dumbledore y todos guardaron silencio.

Harry Potter y el misterio de los herederosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora