Capítulo 21

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•Continuación•

Una canción sonó, quebrando mi sueño. Abrí los ojos un poco pero los volví a cerrar por la pesadez de cansancio, el sonido se calló dejándome suspirar para tratar de dormir nuevamente. Solté un sonido con mi garganta en modo de queja cuando la canción volvió a sonar, una llamada. Me removí en la cama hasta lograr alcanzar mi celular y responder.
    
—¿Mhm?

Tini —Pando soltó un bostezo— Ya, voy por ti. Estoy a unas cuantas calles —pude escuchar el tono cansado en su voz— ¿Tini, me escuchaste?
    
—Mhmjm —mantuve mis ojos cerrados.
    
—Bien, te veo en un rato —y colgó sin más. Dejé caer el móvil en la cama al igual que mi rostro, durmiendo.

«Destiny, no te duermas»
    
Me dijo una voz en mi cabeza.

«Pando no tarda en llegar»
     
Insistió aquella voz. A regañadientes me estire en la cama para levantarme. La luz apenas y se colaba por la ventana, el sol estaba saliendo.
    
Lavé mi rostro, tomé mi mochila y me coloqué unos lentes de sol sobre la cabeza, estaba horrenda. Cuando salía de casa mi celular sonó, pero no atendí porque sabía que era Pando, sólo salí para mirar su auto. Subí de copiloto.
    
—Buenos días —murmuré, dejando un beso casto en sus labios para después acomodarme en el asiento.
    
—Buenos días, Tini —respondió, lucía cansado—. ¿Lista? —asentí—. Vamos a la playa —hecho a andar el auto, abroche el cinturón de seguridad y dejé mi cabeza recargada sobre la ventana.
    
Mis ojos pedían cerrarse, de reojo vi en el tablero que estaban a punto de ser las siete. Una mano me sacudió suavemente, parpadee varias veces antes de girar hacia Pando.
    
—¿No quieres pasar al asiento de atrás? Descansa, te despertaré cuando estemos cerca —le regalé una sonrisa cerrada asintiendo.

Desabroche el cinturón y me pasé a los asientos traseros, dejé su mochila en el suelo y me acosté a lo largo del sillón. Cuando estuve apunto de cerrar los ojos y caer en un sueño profundo, sentí como entrelazaba su mano con la mía.
    
*

—Estoy tocando fondo me duele hablar de ti —murmuraba una dulce voz, me sentí más descansada pero aún con sueño. Lo único que me despertó fue el hambre, lentamente me levanté. Una manta me cubría, sabía que había sido Pando— no quiero disimilar el resto de mi vida...
    
—Que no me importa más —susurré, dio un pequeño salto y detuvo el auto cuando el semáforo estaba en rojo. Aproveché y me pasé al asiento de copiloto.
    
—¿Te desperté? —me miró de un modo que no logré descifrar, solo respondí encogiéndome de hombros.
    
—Tengo hambre, en realidad —admiré su pelo desordenado, sus facciones y noté el cansancio pero a pesar de eso se miraba guapo. El auto avanzó.
    
—Había comprado el desayuno pero tuve un pequeño incidente, así que, mejor me detengo en ese oxxo —asentí.

Estacionó y me estire hacia los asientos traseros para alcanzar mis lentes de sol, me los coloque y bajé.

Miré alrededor y noté que ya casi llegábamos, pude mirar detrás de unos edificios el mar.
    
Pando esperó a que lo alcanzara y cuando estuve a su lado tomé su mano para entrar al oxxo. Salí con un vaso de café y un pan de chocolate. Pando salió con un capuchino de vainilla. En el tablero miré que eran casi las diez de la mañana.
    
—¿Dónde estamos? —pregunté soplando a mi café.
    
—Veracruz —encendió el auto y lo hecho en reversa para después conducir.

Mientras desayune no me molesté en mirar los puestos alrededor de la costa, sino en el chico a mi lado. Los conciertos solían terminar casi a medianoche o una de la mañana, el vuelo debió haber tardado por lo menos tres horas, más o menos llegó a la ciudad a las cinco o seis de la mañana, no ha dormido. Todo porque yo quería venir a la playa y me está haciendo feliz.

Amarte Duele || Alonso VillalpandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora