Capítulo 29

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20, Marzo, 2015. 
    
—Has estado muy matada —dijo Clara.
    
—Nos preocupas, Iam —argumentó Meg pasando su brazo por mis hombros, suspire.
    
—Sólo, se me han complicado las tareas y eso —mentí.
    
—Sí, lo notamos —dijo Emma mirándome.
    
—Escucha, está noche planeamos ir a Six Flags, ven con nosotras —me dijo Clara.
    
—No creo que me dejen.
    
—Insiste —dijo Emma antes de irse a su lugar en el laboratorio de química.
    
—Manda un mensaje si te dicen que sí, mis padres me prestarán el auto —Clara también se va a su mesa.
    
—Entonces, ¿a qué hora pasamos por ti? —preguntó Meg alzando las cejas.
    
—No quiero ir, no me gustan los juegos mecáni...
    
—¿A las cinco está bien? —me interrumpió, no habrá forma de no ir. Sólo asentí.
    
—Chicos, tomen asiento —indicó la profesora, me fui a la mesa cinco, mi mesa—. Les quiero presentar a su nuevo compañero —un chico alto de pelo oscuro y largo estaba parado junto a la mesa uno, tenía aire despreocupado.
    
—Hola, soy Leonardo —habló el chico con una sonrisa de lado.
    
—Espero le den un buen recibimiento, sin más empecemos la clase. Página 203.
    
—Es súper lindo —murmuró Karime, quien por desgracia se sentaba frente a mí.
    
—¡Tiene ojos azules! —susurró una de sus bobas amigas. Me mordí el labio riendo, par de ridículas. Abrí el libro.
    
—¿De qué te ríes, espagueti? —alce la mirada.
    
—¿Me hablas a mí, albóndiga? —fruncí las cejas con diversión, resopló enojada, yo le di una sonrisa inocente.

«Karime: 47, Destiny: 75»
    
Fui la última en salir del laboratorio al terminar la clase, y también la última en ingresar al aula 404, mi lugar ya estaba tomado. Por el nuevo.
    
—Meg —llamé, ella estaba sentada al otro extremo del salón hablando con Oscar—. ¿Te sentaras ahí? —pregunté, sus cejas se fruncieron. Luego sus ojos viajaron a su lugar, que era frente al mío y enseguida asintió.
    
—Nada más, pásame mi mochila, por fa —asentí, caminé a su lugar –junto a la ventana– y tomé su mochila dejando la mía, después de entregársela volví a la última fila pero Karime quitaba mi mochila para dejar la suya.
    
—Es mi asiento —le dije de frente, ella miraba al nuevo y éste sólo apretaba los labios.
    
—Era —dijo sin verme, dejó caer mi mochila al suelo y en eso yo me senté en la silla.
    
—Es —aclare y dejé caer su mochila. Resopló.
    
—Lion, te busco en la salida —dijo y se alejó, me mordí los labios para evitar reír, no funcionó.

Giré sobre mi asiento para alcanzar mi mochila cuando el nuevo la levantó por mí y me la entregó.
    
—Linda mochila —pronunció.
    
—Linda amiga —dije con sarcasmo,
    
—Dudo que lo digas en serio —apretó los labios, no lo dijo con reproche más bien con diversión.
    
—Me atrapaste en el engaño —alce las manos, en forma de inocencia.
    
—No escuché tu nombre.
    
—Soy Airam —alcé las comisuras de mis labios.
    
—Un gusto. ¿No nos conocemos de algún lado? Creo haberte visto antes. —hice un puchero.
    
—No creo —aunque, viéndolo bien, su rostro me es familiar.
    
—Mhm.

*
    
—¡No!¡Basta!¡Ya! —caminé fuera del barco, podía sentir mi estómago duro por el miedo que el juego mecánico me provocó.
    
—¡Estuvo increíble! —exclamó Meg riendo detrás de mí, más atrás escuché a Clara y Emma riendo.
    
—¡Ahora al martillo! —exclamó Clara, Emma la siguió. Meg tiró de mi mano.
    
—En serio, voy a vomitar —amenacé. Meg rió.
   
—Necesitas gritar, créeme —me solté de su agarre y huí de ella— ¡Destiny! —la vi sobre mi hombro, me seguía.

Esquivé a muchas personas mientras me alejaba de Meg y su intento de llevarme a otro juego mecánico. Ni siquiera quería venir. Volteé a verla sobre mi hombro otra vez. Todavía me seguía aunque estaba lejos.
   
—¡Cuidado! —viré mi cabeza hacia enfrente pero fue tarde, me impacté contra otro cuerpo y ambos caímos al suelo.

«Déjá vú»
    
—¡Perdón! —exclamé avergonzada al mismo tiempo que León exclamó— ¡Lo siento! —él miró su camisa, lo hice también.
    
—En serio lo siento, no fue mi intención —dije con una mueca, él estiró su camisa mirando la mancha de soda que derramé. Lo vi hacer una mueca.
    
—Era mi favorita —la vergüenza se albergó en mi pecho, apreté mis labios— Nah, la verdad odio ésta camisa, te la debo —bromeó mirándome, sus ojos azules claros me dejaron sin habla. Uau. Entrecerró los ojos— ¿Acaso me estabas siguiendo y ese fue tu plan de “conquista al chico nuevo”? —bromeó ladeando la cabeza con una pequeña sonrisa.
    
—No —reí, volteé sobre mi hombro, Meg estaba a cierta distancia mirando hacia todos lados, buscándome— Lo siento, eh, adiós.
    
—Espera, espera —me tomó del codo, un agarre delicado. Lo vi sin girar hacia él— ¿Te, te gustaría, no sé, subir a...?
    
—¡León, muévete! —gritó un chico, León volteó.
    
—Te veo luego —dije alejándome.
    
—¡Ahí estás! —Meg entrelazó su brazo con el mío mientras caminábamos hacia donde dejamos a Emma y Clara.
    
—No me subiré a ningún otro juego—dije firme. Si volvía a subir a una atracción vomitaré.
    
—Bueno, vamos por una golosina —dejé que me llevará a los puestos de comida y dulces—. Por cierto, lamento lo de Alonso —me congele, ella siguió hasta comprar un algodón de azúcar, luego volvió a mí—. Él llamó porque quería hablar contigo pero, no quise intervenir —solté un suspiro.
    
—Se acabó —pronuncié, ella me escrutó.
    
—Lo siento —me abrazó pero yo me solté, no quería pensarlo, si lo pensaba lloraría.
    
—Anda, dame un poco —dije forzando una sonrisa, comimos un poco de algodón de azúcar mientras caminábamos de vuelta a los juegos mecánicos, encontramos a Emma y Clara frente a la rueda de la fortuna en una fila, no alejé mis ojos de una banca vacía.
    
—Anda, ve con ellas, las espero aquí —dije.
    
—No planeo dejarte sola, Iam.
    
—Pero...
    
—Si te dejo sola pensaras en Alonso, y no quiero que estés triste.
    
—Pero quiero estarlo, ¿conoces el dicho ese de “hoy llora todo lo que quieras pero mañana supéralo”?
    
—Así no va —volé los ojos.
    
—Lo que sea, déjame. Ni quería venir —suspiró.
    
—No te alejes —dijo después de un momento silencioso. Se dirigió hacia donde Emma y Clara.
    
Realmente la apreciaba, pero recordé que le oculte lo de Putiman, no podía tenerla cerca ocultándole eso.

Amarte Duele || Alonso VillalpandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora