Capítulo 32

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25, Marzo, 2016.
    
—Yo soy uno —alcé el brazo.
    
—Y yo —dijo Oscar.
    
—También yo —León se acercó a mí con una sonrisa.

Después de las instrucciones de la maestra de Ética comenzamos con el trabajo de Confianza.
    
—¿Qué tal tu banda? —le pregunté a León.
    
—Bien, creo, no sé ni porqué o para qué ensayamos pero —se encogió de hombros.
    
—¿Qué influencias tienen?
    
—Chicos, atención —nos dijo Oscar.

Quince minutos después explicamos y realizamos una demostración de confianza.
    
—Hay más confianza en gente con la que te relacionas pero es bueno saber que también debido a la moral que todos tenemos, se puede confiar. Por ejemplo, León, quien lleva menos de una semana en la escuela todavía se está relacionando con las personas, Airam deberá confiar en él.
    
—No me dejes caer —le susurré a León mientras me colocaba frente a él, lo mire sonreír.

Me dejé caer hacia atrás, abrí los ojos demás, León me atrapó faltando centímetros para que mi cuerpo tocara al suelo. Resoplé. Sus ojos azules se conectaron con los míos, me robó el aliento.
    
—¡La hubieras dejado caer! —rodé los ojos ante el estúpido comentario de Karime. El momento mágico se desvaneció.
    
—Nunca lo haría —le respondió León— por lo menos no con Destiny —mire a Meg fruncir el ceño.

*
    
—Arctic Monkeys, Pinkfloyd, Imagine Dragons —León se sentó a mi lado mientras yo comía.
    
—¿Qué con ellos?
    
—Nuestras influencias. Pero aquí entre nos, a mí con R5.
    
—¿Neta? —pregunté sonriendo.
    
Loud es un himno.
    
Heart Made Up On You es increíble —reí.
    
—Me fascinan los solos de guitarra en varias de sus canciones, como en Ain't No Way We're Goin' Home, uff, y los de la batería en conciertos.
    
—¡Me muero!¿Has ido a uno de sus conciertos?
    
—Fui al tour del año pasado, sí, el de Los Ángeles.
    
—Estoy casada con Ross Lynch —declaré.
    
—¡De ninguna manera!¡Me pertenece! —me solté a reír— ¿Qué otras influencias? —preguntó apretando los labios.
    
—The Fray, me encantan casi todas sus canciones —sonrió.
    
—¡Son unos genios! —exclamó abriendo demás los ojos.
    
—¿Verdad que sí?
    
—¿Sabes? Esperaba que me dijeras que te gustaba CD9, la mayoría de las chicas que conozco les gusta —la sonrisa se borró de mi rostro. Entrecruce mis tobillos, sintiendo el brazalete en uno de ellos.
    
—Eh, su, su música es buena —asentí distrayéndome con mi comida.
    
—¿Pero te gusta One Direction y crees que CD9 es copia? —fruncí las cejas con molestia.
    
—¡No! Que grosero, no es ninguna copia —alzó las manos en forma de inocencia.
    
—¿Entonces? Se te borró la sonrisa súper rápido.
    
—No es nada —sus ojos inspeccionaron mi boca unos segundos, me sentí incómoda.

Finalmente sus ojos azules se encontraron con mis ojos cafés, sonrió de lado. Borró su sonrisa cuando sonó su celular. Al mirar la pantalla frunció el ceño, se alejó sin decir ni mu.
    
—Alejate de él, pequeña zorra —seguí masticando la comida en mi boca, con lentitud—. Es mío —declaró Karime sentada frente a mí.
    
—¿Mi sándwich? —me mofe—. León no es un objeto —bajé la mirada a mi comida, porque me daba repulsión ver a Karime, en serio, ¿por qué no aprende a maquillarse? Parece que se pegó dos bigotes falsos sobre los ojos.
    
—Mira, zorra, —enfatizó— Mantén tu distancia.
    
—¿O qué? —movió su mano por la mesa y logró tirarme la comida encima, me puse en pie de un salto— ¡Maldita! —el jamón con aderezo se pegó a mi pantalón, agarré mi agua y se la eché directo al rostro.
    
—Señoritas ambas a dirección —nos indicó el prefecto.

«Genial»

*
    
—¿Qué tal va? —miré sobre mi hombro a León, tenía una sonrisa de lado en la cara y una mano en la puerta, recargado.
    
—Exhausto —viré la cara a los estantes polvorientos.
    
—¿Y la otra chica?
    
—Cuando eres sobrina del subdirector te salvas de castigos —me encogí de hombros, lo escuché acercarse.
    
—Eso es injusto —por el rabillo del ojo lo vi pasando las manos por los libros que estaban apilados, esperando ser puestos en su lugar—. ¿Qué te parece un par de manos extras?
    
—Eso sería fantástico —asentí sonriendo.
    
—Entonces deberías llamar a tus amigas —lo volteé a ver, sonrió— Bromeo, bromeo —rió—. Te ayudaré —sacó su celular y tecleó—. Un amigo me espera afuera así que le diré que me quedaré —me dijo, seguí acomodando los libros en su estantería correspondiente.
    
—Éste es un pésimo castigo, ¿para qué tenemos una biblioteca? Ni siquiera la utilizamos, todo el tiempo está cerrada.
    
—Porque necesitan un lugar dónde guardar los libros de texto —acomodó unos libros de historia en los estantes— No hay nada aquí con conteniendo real —miró las portadas de varios libros con las cejas fruncidas.

Seguimos guardando libros mientras pláticabamos acerca de sus experiencias en otras escuelas, y de mi larga rivalidad con Karime.
    
—¡¿Huevo crudo?! —se soltó a reír.
    
—En todo mi cabello —afirme.
    
—Las mujeres están locas —negó sonriendo— todas.
    
—Gracias.
    
—¿León? —ambos volteamos a la puerta, un chico alto de ojos verdes y cabello corto nos miraba.
    
—Jorge, ¿qué pasó? —León poco a poco borró su sonrisa.
    
—Hay un tipo que te busca —los ojos verdes se detuvieron en mí un segundo—. Ya sabes —León apretó la mandíbula.
    
—Destiny, debo irme. Te veo luego —dejó los libros en la mesa y agarró su mochila para dirigirse a la salida, Jorge salió antes que él, de pronto dio vuelta y corrió a mí, besó mi mejilla y sonrió—. Lo siento —sus ojos azules me miraron con pena. Volvió a correr para alcanzar a su amigo, toque mi mejilla.

«¿Me había sonrojado?»

Amarte Duele || Alonso VillalpandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora