Capítulo 7

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Febrero, 2014.

—Paso por ti a las siete, ¿sí? —pronunció Alonso mientras conducía.

—Pero, ¿qué? —fruncí las cejas—. ¿No estarás conmigo esta tarde? —vi como giraba el volante en dirección a mi casa.

—Tengo asuntos con CD9 —hizo una mueca a forma de disculpa. Un suspiro se escapó de mis labios. Su mano tocó la mía—. Lo siento.

—No te disculpes —sujete su mano—. Está bien —le di una sonrisa de lado—. Pero ésta noche seremos, sólo tú, yo y una pizza con queso extra —sonrió.

—Va —se concentró en conducir—. Nuestro primer San Valentín juntos.

*

—Alonso ya está aquí —dijo mamá abriendo la puerta. Bloqueé mi teléfono, lo metí a mi bolsillo trasero y salí de mi habitación.

—Vuelvan temprano —dijo severamente papá, asentí y salí de casa. Alonso caminó hacia la entrada cuando me lancé a sus labios.

—¿Me extrañaste, eh? —dijo feliz, sonreí. Nuestro primer San Valentín juntos, y sin importar que lo hubiese visto en la tarde, se me hizo una eternidad las cuatro horas que estuve en casa.

—No tienes idea —contesté besando cortamente sus labios para luego soltarlo.

*

—Te tomaste literal lo de la pizza,¿cierto? —dije sentándome, Alonso se sentó junto a mí. Se encogió de hombros asintiendo. Ordenamos la pizza y algo de beber.

—¿Recuerdas que estoy en el equipo de fútbol americano? —asentí—. Tengo un juego el diecinueve de marzo, y me gustaría que fueras, es mi último partido —le sonreí de lado.

—Ahí estaré —sonrió pero yo fruncí el ceño- ¿tu último juego? Pensé que las finales eran en Mayo.

—Lo son, pero con todo esto de CD9 no tendré tiempo, dejaré el equipo —me sentí mal por él, sabía que el fútbol era una de sus mayores pasiones.

—¿Y cómo te sientes con eso? —se encogió de hombros.

—Bien, supongo, estoy dejando el fútbol por algo que no sólo me hará feliz a mí, hará felices a otras personas —la pizza llegó y tomó una rebanada, yo también tomé una.

—Nunca pongas la felicidad de alguien más antes que la tuya —pronuncie sin pensar.

«¿Desde cuándo era yo recitadora de frases?»

—Esto me hará feliz —aseguró.

Marzo, 2014.

—Salí con Jos —dejé caer mi jugo y levanté mi mirada hacia Meg. Ella mordía su labio inferior.

—Estás mintiendo —alce mi jugo antes de que se derramase más.

—En serio —la volví a mirar.

—¿Saliste con Jos?

—Sí —está vez sus labios permanecieron quietos, cuando Meg mentía se delataba sola al jugar con su boca.

—¿Saliste con Jos? —repetí.

—Sí —su boca no se movió más que para pronunciar la afirmación.

—Okay, ¿y que pasó?

—Fue una cita normal —se sentó a lado de mí—. Paseo, plática, cena, me llevó a casa.

—¿Te besó? —dije más como una afirmación que como pregunta.

—¡Sí! —chilló feliz— ¡Fue tan lindo!¡Como en películas! Sus labios eran tan suaves y tan deliciosos, buenos como la lasaña que habíamos comido, ¡es su comida favorita! ¡Y sus manos!¡Eran tan tibias y suaves! ¡Me acarició el rostro y el cabello!¡Dijo que le encantan mis ojos!¡Mis labios!¡Que yo le gusto! —siguió chillando. Sonreí enternecida. Sabía que Jos y ella eran perfectos juntos—. ¡Es tan lindo! —la abracé.

—Tranquila mujer, vas a explotar si sigues así —sonrió.

—¡No puedo! ¡Jos es taaan lindo! —se separó de mí—. ¡Y nos besamos así! —extendió los labios y los movió. Reí. Luego sacó la lengua.

—¡Megan! —seguí riendo.

—Su lengua es... —la corté.

—Okay ya, hasta ahí llegas —rió—. Entonces... ¿Saldrán de nuevo?

—Sip.

«Es un Adiós a ti Putiman»

Amarte Duele || Alonso VillalpandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora