Capítulo 23

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Al parecer no está.

No he visto a Annabeth en toda la mañana. Y yo que tenía la esperanza de preguntarle qué diablos pasó anoche en su casa, dos segundos después de irme. Pero no estaba, y aprendería a vivir con la decepción, no puede ser tan difícil.

Ahora mismo estoy en la cafetería, en la fila para pedir mi comida.

-Hola Percy.- Rachel apareció a mi lado, lamentablemente, sigue siendo algo incómodo estar con ella después de que se autoproclamara mi novia. Ambos tratamos de volver a la normalidad, pero no es lo mismo desde entonces, aún noto cierta tensión y los silencios incómodos son muy comunes.

-Hola tú.- Dije con una sonrisa.

-¿Compraras mi comida?-

-No, no tengo dinero.-

-Pero yo si, no quiero hacer la fila de nuevo.- Hizo un puchero, y no me quedó otra opción que aceptar. -¿Sabes algo de Annabeth?-

-No, ¿tu?-

-No, pero yo no le importo, tú si.-

-¿Quién lo dice?-

-Todo el mundo.- Creo que me sonroje porque sentí arder mis mejillas. -Al parecer alguien está incómodo.- Dijo con una canturrona irritante.

-No molestes.- Dije simulando enojo, pero no puedo enojarme con ella, no si hace un esfuerzo porque todo vuelva a la normalidad. Ella soltó una carcajada, a lo que yo sonreí.

-Pero ya en serio, ¿sabes algo de ella?-

-No.- "Lo cual me parece muy raro". Pensé lo último, no quería tener que explicar lo que pasó anoche.

Cuando ya teníamos la comida en las manos, fuimos a nuestra mesa con los demás.

-¿Sabes algo de Annabeth?- Sin decir siquiera hola, Piper preguntó antes que nadie, solté un suspiro y la fulmine con la mirada. -¿Qué? Tú sabes todo de ella, ¿no?- Juro que esto dejó de ser divertido hace unas 3 preguntas de ese estilo.

-Relájate Sirenita, deja que Piper se preocupe por ella, sólo esta siendo buena amiga.- Se notaba que Leo quería calmar el ambiente, pero lo que logró es que lo enviara al Hades con mi mirada.

-Escúchenme todos ustedes, manga de metidos.- Los señalé a todos acusadoramente con el índice.- No veo a Annabeth desde ayer a la noche, lo cual no terminó muy bien que digamos. No tengo la más mínima idea de por qué no vino, de hecho iba a preguntarte lo mismo Piper, luego de saludarte como se debe.- 

Me senté y empecé a comer en silencio. Sentí las miradas de todos sobre mí pero los ignoré. Después de un rato escuché como unas sillas se acomodaban contra la mesa, yo seguía con la vista fija en mi comida, una hamburguesa con queso, la cual se veía deliciosa por cierto, la cual me habría alegrado de no sentirme como lo hacía. 

¿Qué me pasaba? Ni yo mismo entendía muy bien. Una mezcla de sentimientos de lo más rara: enojado con Piper y el resto por tantas preguntas; tristeza de no haber escuchado la voz más melodiosa del universo en el día de hoy y preocupación por lo que podría haberle pasado a mi rubia favorita. Ella no era de las personas que faltaban porque sí, algo le tuvo que haber pasado para que se ausentara. 

-Lo siento, Percy- 

El comentario de la chica de ojos caleidoscópicos me sacó de mi ensoñación, provocando que me sobresalte, se rió por esto.

-¿Te asusté?- Su sonrisa inocente más falsa que la belleza de Hefesto según la diosa Hera, me irritaba de sobremanera.

-Estaba muy concentrado en mis pensamientos, no es nada. Perdónme tú por mi humor de mie*da.- Sonreí débilmente para mostrarle que era sincero.

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