Capítulo 21

517 73 78
                                    

Hola de vuelta. Soy superfk, y la razón de este capítulo es que en el anterior, conseguimos 219 comentarios en 1 hora de haber sido publicado, de verdad estamos gratamente sorprendidas y para agradecerles subimos esto. 

ACLARACIÓN: QUE LO HAGAMOS HOY NO QUIERE DECIR QUE LOS VAYAMOS A HACER SIEMPRE.

Muchas gracias, que lo disfruten.

En eso escuché otra carcajada proveniente de la puerta de la habitación. Annabeth se reía a carcajadas junto a sus hermanos. Me sonrojé el doble, de ser posible.

-L-Lo siento, p-pero tie-tienes que-e admi-mitir que da gra-gracia.- Dijo entrecortadamente, intentando aguantar la risa, fallando tanto como Hera en ser una buena madre, se imaginarán.

Me limité a gruñir, pasé a su lado algo enojado porque se riera de mí, debería estar retando a sus hermanos y defendiéndome, pero no, ella se reía con ellos y se burlaba de mí. "Hermoso, perfecto, genial" pensaba sarcásticamente. Mientras pensaba eso, sentí unos brazos rodeándome por segunda vez en esta misma velada. Me relajé ante su tacto, no se por qué, pero siempre lograba tranquilizarme.

-No te enojes.- Me giró por los hombros haciendo que viera su puchero que se veía extremadamente adorable, tanto que daban ganas de besarlo, ¿o era solo yo, que extrañaba tanto sus labios?

-Sácamelo.-

-¿El qué?- Dijo confudida la chica de mis sueños.

-El enojo.-Sonreí triunfante, ella se sonrojó.

-¿Cómo quieres que lo haga?- Agrandé mi sonrisa.

-Un beso.- Le respondí acercándome un poco a ella, sorprendiéndola. Creí que me iba a insultar, pegarme e irse, por lo que cerré los ojos esperando el impacto. En cambio, ella hizo algo que me sorprendió de sobremanera.

Me besó apasionadamente empujándome a la pared más cercana. Yo me tardé un segundo en reaccionar, lo cual hice, respondiéndole, obviamente, gustoso. Estuvimos besándonos por unos segundos, minutos, horas, días, la verdad es que no lo sabía, puesto que estaba en una nube de felicidad de la que nadie podría bajarme, o eso creí.

-¿QUÉ DEMONIOS ESTÁS HACIÉNDOLE A NUESTRA HERMANA?- Gritaron al unísono los gemelos con sus caras rojas de la furia, haciendo que nos separáramos bruscamente. "Ja, seguro pensaban que ella me estaba pegando en el culo y querían verlo, ¡Menuda sorpresa! ¿No es cierto, gemelos malvados?" pensé sonriendo maliciosamente en mi mente. Dioses, Annabeth estaba afectando mi juicio, "Me gusta" pensé embobado. Ambos nos sonrojamos violentamente ante su interrupción. Voltee a ver a la chica con la que acababa de compartir la mejor sesión de besos del universo, tenía los labios hinchados e intentaba ocultar una sonrisa.

-Salgan de aquí.- Les dijo Annabeth, todavía en mis brazos, abrazándome también. Ellos salieron corriendo, echando chispas.- Lo siento, son unos loquillos.- Me sonrió. Me volví loco en ese instante, luego recordé que tenía que contestar.

-Lo sé, no te preocupes.-

-¿Te lo saqué?.- Preguntó acercándome más a mí, provocando que ampliara aún más mi sonrisa. Yo estaba confundido, ¿de qué me hablaba?

-¿De qué hablas?- Soltó una pequeña risita.

-Del enojo, sesos de algas.- Me dijo alegremente, comenzando a acariciar mi espalda también, provocando el mismo efecto en mí. 

-Pues, claro que sí. Dime, con eso, ¿quién estaría enojado?- Le contesté acercando  mi rostro al de ella, rozando nuestras narices. Ella se sonrojó violentamente y me pegó en la nuca. Me la sobé con una mano, mientras la otra seguía acariciando la suave piel de mi amada.- Auch, pero si es verdad. Y debo decir, que amo esa forma de sacarme el enojo que tienes, listilla.-

-Lo tendré en cuenta.- Sonreí ante las posibilidades que podrían significar.

Me quedé viéndola, su hermoso rostro, su cabello de princesa y su mirada atemorizante, no podía dejar de pensar en la Annabeth de mi sueño cada vez que la veía, a pesar de que esa chica no existe y frente a mi tengo a otra Annabeth. Ya lo sé, son muy parecidas en personalidad, pero no estoy seguro de en donde empieza la chica de mis sueños y donde termina la real.

El sonido de mi teléfono me sacó de mis pensamientos. Era mi madre, mi cara debió mostrar preocupación porque Annabeth me quitó el celular y respondió la llamada.

-Señora Jackson, soy Annabeth, lamento si es tarde, pero Percy estuvo un tiempo hablando con mi familia y mis hermanos.... no se preocupe, fue mi culpa..... ya se lo mando, sólo deme unos minutos... de nada... adiós.- Colgó y me devolvió el celular.

-¿Y eso?- Pregunté divertido.

-Ahora es mi culpa tu tardanza.- Dijo con una sonrisa.

-Pero si no es tan tarde.-

-Lo sé, pero mañana hay escuela y tu madre quiere que te llegues a casa luego.- Me crucé de brazos y apoyé mi cuerpo en la muralla.

-¿Y qué significa eso de que me mandarás con ella?-

-Que te obligaré a ir a tu casa, a golpes si es necesario.-

-Querida, ya te vencí una vez, no es necesario demostrar de nuevo que soy mejor que tú.-

-Eso fue suerte, yo que tú le bajaría al ego, no queremos problemas, ¿verdad?- Preguntó algo molesta, se le notaba en los ojos, decidí mosquearla un poco.

-Según yo es habilidad, soy mejor que una niña de San Francisco.-

-¿Niña?- Su cara enrojeció y noté que me había pasado.

-Era una broma.- Levanté mis manos en señal de rendición.

-Tienes 10 segundos para salir de esta casa o te arrepentirás de haber entrado.-

-Pero si era una...-

-Diez.- Su mirada era atemorizante. -Nueve.- No perdí más tiempo, salí corriendo escaleras abajo, en la sala estaba la señora Chase, me miraba extrañada, me despedí de ella rápidamente y salí de la casa, no sin antes escuchar el "Tres" de la rubia.

Respiré aliviado y comencé a caminar tranquilamente hacia el auto. 

Pero justo antes de subirme, escuché un grito proveniente de dentro de la casa.

-¡Y a ti que te importa eso! ¡No tienes derecho a meterte en tu vida!- Apostaría a que fue Annabeth quien dijo eso, pero no se escuchaba bien desde donde estaba.

-¡Claro que tengo! ¡Por tu culpa estamos en este lugar y esta casa! ¡Deberías agradecer que acepté dejarlo todo por ti!- Se escuchó un portazo, luego todo quedó en silencio...

De verdad que tengo curiosidad por lo que acababa de pasar, ¿por qué los gritos?, ¿y las peleas? O algo aún más importante, ¿por qué Annabeth tiene la culpa de que los Chase estén en Nueva York? Creía que era por el trabajo del padre de Annabeth.... pero ¿y si no lo es?

Subí al auto de Paul y fui a casa, deseoso de que sea mañana para poder preguntarle a Annabeth que significó todo aquello.

Nuestra RealidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora