Tonta.

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Rafael era un hombre orgulloso, pedante, le gustaba reírse de las personas. Cuando Lupe lo conoció, le cayó muy mal, le hizo bromas sobre su aspecto, burlándose de ella.

Los meses pasaron y se volvieron a ver, en esta ocasión ella se veía estupenda, de pies a cabeza; él se mostró diferente, galante, caballeroso, educado; Lupe no podía creer qué fuera la misma persona que había conocido antes. Está vez se le hizo alguien atrayente, alguien a quien deseaba conocer.

Pasaron los días y recibió su primer correo electrónico de Rafael. De forma educada y respetuosa, le pedía comenzar a tratarse como amigos, conocerse, por lo menos por este medio. Y así comenzaron "su amistad". Se escribían del diario, comenzaron contando sus vidas, haciendose compañía, haciéndose reír, ella era felíz.

Poco a poco, esto no fue suficiente y comenzaron a mostrarse afecto, decirse "Te quiero", "Te extraño", "No sé qué haría sin ti" le decía él.

Ella comenzó a enamorarse, a perderse en cada palabra que salía de su boca, creer todo lo qué él le decía, pues, ¿por qué dudar?

Hasta qué un día no pudo más, le preguntó que sentía por ella, Rafael le contestó que era una buena amiga para él, que era alguien especial. Ella tontamente confesó su sentir, le confesó que lo amaba. Él se sintió halagado, se disculpó por alimentar falsas esperanzas, y le dijo que no lo hizo de forma intencional. Lupe pidió alejarse, para enfriar su sentir, para apagar tal amor, pero él se negó, le pidió que no lo hiciera, le dijo qué su amistad significaba mucho para él, que no quería perder a su amiga, y ella cedió a lo qué él pedía, pues lo amaba, y le doleria alejarse, creyó poder conformarse con ese tipo de afecto, sabiendo el sentir de Rafael hacia ella.

A partir de ese momento, algo cambió y no para bien. Rafael se aprovecho del sentir de Lupe, aunque prometió no volver a utilizar palabras de afecto, falló a su palabra y cada que podía lo hacía. Lupe se sentía mal, se decía a si misma "te quiere como amiga, aceptalo, corazón no sientas", pero su tonto corazón no podía evitar latir cada vez que escuchaba un "Te quiero".

Intento engañar a su corazón con otras "ilusiones", pero cada vez que se alejaba, él la atraía, mostrando celos, siendo posesivo, hasta llegó a decirle "yo soy tu amor, no lo olvides", ella no comprendía su actitud, porqué era así con ella, sino eran más que amigos. Cuando ella se alejaba, él le decia "te necesito", sino vienes te castigare con no hablarte, cumplía a su palabra, no le hablaba en días, en público la ignoraba, hasta que ella sucumbia y le hablaba, el se mostraba orgulloso y después "la perdonaba", haciendole ver que ella debía estar en el lugar y momento qué él la necesitará.

Lupe ingenuamente volvía a abrigar la esperanza de qué su sentir hacía ella hubiese cambiado, pero él le decía que aquello era imposible, qué el jamás se fijaria en ella, esto, sólo bajo su autoestima, se creyó tan poca cosa como para gustarle a alguien, cómo para comseguir el amor de una persona.

Rafael comenzó a hacerle regalos, a ir a su casa a cortejarla, a mostrar al mundo que ella era suya, "a marcar su territorio", evitando así, que alguien se le acercará. Todos los que los veían creían que eran una pareja, cuando Rafael aseguraba ser su amigo.

Deseaba toda la atención de Lupe, le marcaba y si no contestaba, le pedía explicaciones, le contaba sobre su día pero la utilizaba para alimentar su ego, para que todos vieran como es que la tenía rendida a sus pies. Ella no se daba cuenta, poco a poco se había cegado a la realidad, vivía por él.

De repente, un día de la nada, descubrió que la persona por la que vivía, se había casado, la había cambiado, por otra mujer, ni siquiera podía asimilarlo, como había sucedido aquello si apenas unos dias antes él le habia dicho "te necesito en mi vida, no puedo vivir sin ti".

Cómo podía ser, que aquél que dijo no poder vivir sin ella, se había ido, y ahora vivía felíz con alguien más. Ahí fue cuando Lupe concluyó que todo había sido una mentira, él la había engañado, la había traicionado, había jugado con ella para alimentar su ego.

Su mundo se derrumbo, no soportaba aquel dolor, juro jamás volver a creer en las palabras de nadie.

Pasaron los días y él comenzó a llamarle, a hostigarla, a buscarla pues queria volver a lo de antes, pero ahora Lupe fue valiente, y no cayó.

Prometió jamás volver a ser una tonta...








Dedicado a todos los que han llorado por alguien que solo jugó con sus sentimientos.

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