Huesos de cristal

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Rebecca caminaba rumbo a la escuela, cada paso que daba era más difícil que dar que el anterior, no sólo era doloroso, de forma física sino también emocional, ese día se sentía más débil que de costumbre, pero intentaba ocultarlo, se decía a sí misma que todo estaba bien. No deseaba preocupar más a su familia, suficiente era que tuvieran que cuidar de ella, se decía.

Desde muy pequeña sus padres sabían que algo andaba mal con ella, era de aspecto delgado y débil, el resultado de los estudios era que padecía osteogénesis imperfecta, tal termino, como la mayoría de los términos médicos fue difícil de entender, pero traducido a lenguaje normal el término común era "huesos de cristal", desde ese momento sus padres se desvivieron por cuidarla, mejor dicho su madre, pues su padre comenzó a alejarse, a hundirse en la bebida, a irse de casa, su madre ahora tenía que lidiar con problemas familiares y el cuidado de su hija, un simple  baño podría terminar en una fractura o dejar lisiada de por vida a su hija, pero se armó de valor y fuerza de voluntad, para cuidar a su hija. Pero una madre por más que lo desee no puede cuidar de absolutamente de todo a sus hijos, no puede evitarles el dolor y el sufrimiento. Rebecca tuvo que salir a la escuela, desde el preescolar la niña comenzó a sentirse diferente, no podía correr como sus compañeros, no podía saltar la cuerda o participar en deportes, sus compañeros le llamaban "fenómeno" por no ser como ellos. Alguien podría decir que los niños no son crueles de pequeños, pero por extraño que parezca algunos niños si lo son, claro también existían los que sólo la ignoraban  y aquellos que se intentaban acercar pero sin saber cómo.

Y así comenzó su etapa escolar, esa etapa en la que sufrió de todo, desde burlas despiadadas en forma de palabras, cómo niños que intentaban arremederla, por su forma de caminar, su madre le decía que no les tomará importancia que ellos no comprendían su enfermedad y el mecanismo del ser humano es burlarse de lo que no comprende, que sencillamente no les prestara atención. Y poco a poco Rebecca fue haciendo oídos sordos a este tipo de burlas, poco a poco le iban importando menos.

Éste día que caminaba iba con dolor, no lo podía evitar, sus huesos cada día se desgastaban más, pero lo que le importaba no era tanto eso, también ya había aprendido a lidiar con eso, su problema y si angustia radicaba en que se había enamorado, de un compañero de clases, y cómo no hacerlo sí comenzaba a experimentar esos cambios en su persona, esos cambios en los que su corazón empieza a latir por primera vez, cuando comienzas a sentir, que se te saldrá de tanta emoción, cuando con una mirada, una sonrisa del ser amado, tu mundo se detiene.

Éste día Rebecca sería valiente y confesaría sus sentimientos, ya tenía la carta preparada, prefería este medio pues dudaba de su voz, confiaba en los buenos sentimientos del chico en cuestión, «él no es cómo los otros» se repetía a si misma, «él no se burlarse e mis sentimientos» aseguraba.

Y dicho y hecho, él no se burló de sus sentimientos, de hecho no hubo ningún tipo de reacción por su parte, lamentablemente esa carta llegó a las manos equivocadas, llegó a las manos de aquel chico que se burlaba de Rebecca, en otro momento a ella no le hubiese importado pero en esta ocasión lo que éste chico le dijo le dolió más que cualquier cosa que alguien antes le haya dicho jamás, esas palabras retumbaron en su mente obligándola a salir corriendo de ahí, pero para alguien en su condición correr no estaba entre las precauciones que debería de tener una chica como ella y se cayó, al instante sintió como algo dentro de ella se rompió, se rompieron muchos huesos pero se rompió algo más, su corazón. La ambulancia no tardó en llegar, para llevársela del lugar, pero aquellas palabras resonaban en su mente, provocando un dolor más grande que el de los huesos, no podía dejar de pensar en las palabras "en verdad crees que un chico normal se fijará en ti, fenómeno, tú nunca podrás llevar una vida normal, nadie nunca te va a amar".

Por más que intentará acallar esas palabras ella sabía que eran verdad, no veía otra posibilidad y cuando el doctor dijo que había quedado paralítica a causa de la caída, todo en su mente se volvía aún más claro, ahora su madre tendría que tener aún más cuidados, antes ella podía tener cierta movilidad, ayudarle un poco, pero eso ya no podría hacerlo, así que decidió hacer lo único que pensó era lo correcto, no sin antes redactar dos cartas.

"Querida mamá:

En el momento que leas esta carta ya no estaré contigo, pero te pido que por favor no te culpes de nada, tú me diste más de lo que cualquier hija pudiera haber pedido, pero hoy te libero de tu responsabilidad, necesito hacerlo, no puedo permitir que sigas pasando toda tu vida cuidándome, aún eres jóven, te pido que sigas tu vida sin mi, hazlo por mí.

Agradezco cada día que pasaste a mi lado, cada desvelo, cada preocupación, cada lágrima derramada. Hoy tengo que dejarte no tengo fuerzas para continuar con está vida, he conocido el mundo y no me ha gustado lo que he visto y hoy tengo que salirme de está mala función. Espero puedas perdonarme.

Tu hija que siempre te amará...

Rebecca"

"Querido gran amor:

Deseo escribirte está carta para librarte de cualquier responsabilidad o cargo de conciencia que llegues a tener al momento de mi partida. Tú no tienes la culpa, te tomé por sorpresa y comprendo que no estabas preparado para algo así.

También sé que no fue tu culpa que aquella carta cayerá en las manos equivocadas. Me marcho sabiendo que no me equivoqué al enamorarme de ti, sé que tienes hermosos sentimientos que algún día podrás entregar a una gran mujer. Gracias por todos los bellos momentos a tu lado.

Te amo... Rebecca."

Y con estás dos cartas apagó su vida aquella linda mujer.





Dedicado a todos los que hemos sufrido algún tipo de bullying, el cual no debe existir, pues ninguna persona vale más que otra. El suicidio nunca es la solución, sin embargo a diario miles de personas optan por ello, pero alto antes de considerarlo piensa en todos los seres que amas. ¿Serás capaz de hundirlos en un abismo difícil de salir de él?

Vidas marcadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora