Hacía mucho calor, debía parecer que dormía, regular su respiración aunque aquello parecía una misión imposible, estaba muy nerviosa -ella sólo tenía doce años y su hermano nueve-; cualquier movimiento en falso y podrían regresarlos.
Si su madre había conseguido pasar, ellos regresarían a México totalmente solos. Se acercaron a la frontera; esas personas desconocidas les dijeron que guardaran silencio y se pusieran el cobertor. Rebeca abrazó a su hermano, suplicaba para que todo saliera bien.
Escuchaba todo lo que sucedía afuera, el oficial preguntó por los papeles, la razón de su visita a México y por los niños.
«Maldición, los niños». Pensó Rebeca, cuando creyó que los descubrirían su supuesto progenitor señaló.
-Están dormidos. ¿Sabe? Fue un viaje agotador; además creo que el menor se nos va a enfermar. No pudo dormir en toda la noche por un dolor en el estómago.
El oficial no los molestó más, de todos modos eran sólo niños y a a los pequeños tenían prohibido molestarlos. Por fin habían pasado el primer obstáculo, ya casi llegaban a su destino, California, donde los estaría esperando su verdadero padre. Después de un par de años lo volverían a ver, quién sabe incluso si lo reconocerían, en las fotos que les mandaba estaba muy cambiado.
[. . .]
Por fin habían llegado, su padre pagó el resto del dinero a los "polleros", la familia se fundió en un largo abrazo; al fin lo volvían a ver, y era casi inevitable que las lágrimas corrieran por sus rostros.
Todo lo que habían guardado, el miedo, los días de tristeza, las alegrías, la preocupación; todo se hacía presente en ese momento. Pero no todo era felicidad, aún tenían que esperar por la llegada de su madre y la hermana mayor, ellas no habían podido pasar tan fácilmente, pues al ser mayores tenían que cruzar por el desierto. Estaban obligados a esperarlas hasta la noche, confiaban en que todo saldría bien, que no pasaría nada; así que fueron a comer e intentaron platicar de todo lo ocurrido con su padre.
La travesía de ellas había sido complicada, la primera parte del viaje había sido de madrugada, con mucho frío. De manera sigilosa debían seguir el ritmo de su guía, no perderlo de vista o estarían perdidas, perdidas en aquel vasto desierto. Conforme salía el sol el viaje se volvía sofocante, las provisiones menguaban y no se veía el final de aquella odisea. Martha, la madre vio como una joven de la edad de su hija fallecía en pleno desierto, deseaba ayudarla, darle agua, pero sabía que darle lo poco que tenía, significaría matar a su propia hija.
Por la noche el hombre había salido a buscar a su esposa e hija, mientras que Rebeca y su hermano tuvieron que quedarse en el departamento a la espera de noticias, su padre les dijo que era muy peligroso acompañarlo; por eso pese a sus suplicas, no los llevó consigo -en momentos como estos la espera se hace una eternidad.
Al fin habían conseguido lo que tanto habían deseado, estar juntos en un país en donde les esperaría un futuro mejor, o eso era lo que ellos pensaban.
Esa noche no todo era felicidad, Martha les contó la historia de aquellos inmigrantes que no lo habían conseguido, aquellos que no habían logrado la excursión y por supuesto la historia de aquella joven de cuyo nombre desconocía. Ahora yacían sus cuerpos en aquel frío desierto, no podían llevar sus cuerpos, ni conocer sus nombres, sus familiares jamás sabrían nada de su paradero. Todo sucedió tan rápido que no podían volver la vista atrás, su afán de supervivencia los llevaba a seguir adelante.
Tiempo después también se enteraron de casos de niños pasados por polleros que nunca fueron entregados a sus padres, fueron vendidos al mejor postor, a individuos que se dedicaban a la trata de personas, cuyos padres nunca volvieron a ver. -Todo por confiar en unos malditos extraños.
Pero bueno, ahora a comenzar una nueva vida. La madre buscó un trabajo al igual que la hermana, que pese a aun no ser mayor de edad por su complexión física le fue fácil hallar un trabajo en un taller de costura de unos chinos, la paga no era tan buena, pero para alguien que viene de sobrevivir con un salario mínimo era demasiado.
Su hermano fue inscrito en la escuela, aunque suene a ironía los inmigrantes sí podían inscribir a sus hijos a la escuela. Rebeca no pudo ser inscrita, pero en cierta ocasión unos policías la hallaron en horario escolar en la calle, le preguntaron.
- ¿Por qué no has ido a la escuela? -Faltar a clases era algo totalmente prohibido.
Los niños tenían que ir a la escuela, de no ser así se realiza un reporte y se le advierte al padre que deberá pagar una multa si ésto vuelve a ocurrir; y fue así el porqué Rebeca tuvo que ser inscrita, aunque ella no quería, prefería trabajar, pero por su baja estatura y complexión delgada nadie quería darle trabajo.
Después de un año alguien se atrevió a contratarla, en un subway, con la condición de que nunca saliera de la cocina, ahí comenzó una nueva etapa en su vida; fue aprendiendo poco a poco el inglés.
Mientras tanto las cosas en casa se había vuelto un tanto difíciles, su madre se había separado de su padre, hundiendo a éste en una profunda tristeza, una que siguió al enojo al enterarse de que fue engañado; la familia se vio dividida, la hermana se fue con su madre y comenzó una vida de fiestas e independencia. Rebeca y su hermano se quedaron con su padre abrigando resentimiento contra su madre. Su hermano se vio rodeado de malas compañias y comenzó a hundirse en las drogas, su padre absorto en el trabajo y en su situación sentimental no le dio importancia, y su madre menos atención le daba. Rebeca comenzó a ayudar a su hermano, a intentarlo sacar de ese abismo, poco a poco y con mucho esfuerzo lo consiguió.
Pasado el tiempo Rebeca y su padre decidieron volver, pero sus hermanos ya habían hecho vida allá y se negaron a regresar, su madre menos. Así volvieron, más solos de cómo se fueron, descubriendo que en busca de su sueño perdieron lo más importante, a su familia; tal vez no perdieran la vida, tal vez esto también hubiera pasado en su país natal, pero siempre quedaría la duda, ¿qué hubiese pasado si no hubieran comenzado esa odisea?
Dedicado a todos aquellos que han ido en busca "del sueño americano" pensando que así podrán tener un mejor futuro sin darse cuenta que así tal vez estén sacrificando lo más importante, su familia y el tiempo para estar con ella. O inclusive en el peor de los casos, su propia vida.
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Vidas marcadas
General FictionCada vida tiene una historia, cada historia tiene una marca, cada marca forja un destino. Y no obstante cada vida es valiosa, cada vida vale mucho, cada vida merece vivir. Historias cortas sin relación pero que te ayudarán a ver la vida con otros oj...