30.

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— ¡Laura! ¡Ayer te esperé en la salida y jamás saliste! ¿Te quedaste con Sebastián? — era Valeria preguntando por lo de ayer.

— Si, me quedé con él, ya sabes... — respondí muy seria y desanimada

— Me hubieras avisado al menos

— Pensé que te habías ido con Israel, y hablando de él, ¿qué tal van? — pregunté tratando de cambiar el tema.

Valeria dijo que se habían besado y que eso la había hecho muy feliz, lo dijo con una sonrisa en su rostro que nadie en el día hubiera podido borrar. Yo sentía la necesidad de contarle todo a ella y de desahogarme, necesitaba la ayuda de alguien, pero sin embargo sabía que eso traería más problemas; así que me lo guardé para mi misma.

Después de un rato de hablar con Valeria sobre Israel ambas fuimos al salón de clases a tomar la clase de Matemáticas. Sebastián me miró y recordé la forma en la que me amenazaba el maestro de Cívica, sentí pena, pero sabía que al menos no iba a decir nada y que las cosas entre Sebastián y yo iban a seguir normal.

Al final de la clase, él me hizo una señal de que lo siguiera y yo lo hice. Fuimos al pasillo en donde nos besamos por primera vez y volvió a suceder, posó sus labios sobre los míos y los movió de una lado a otro, tomó mi cintura y la pegó a su cuerpo, yo lo abracé y él no parecía molestarse en lo absoluto.

Después nos despedimos y ambos dijimos que nos veríamos en la salida, él se dirigió al siguiente salón en el que iba a dar clases, se alejó lentamente y yo lo observé hasta que desapareció, iba a volver al salón cuando volteé vi a un chico que nunca antes había visto en mi vida. Sus ojos brillaban mucho, y tenía unos rizos muy lindos. Estaba hablando con Israel, el enamorado de Valeria.

Tú eres mío.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora