38.

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Valeria tenía que saber lo que había pasado entre Sebastián y yo. Sin duda, un momento de placer, lleno de magia, pero no descartaba también el dolor y la incomodidad. Sin embargo, fue algo de lo que no me arrepiento y espero nunca jamás hacerlo.

Le diría a Valeria, pero se encontraba hablando con Sergio. Y él a distancia se notaba muy enamorado de ella, mientras que Valeria miraba a Israel siendo feliz con otra. Debo admitirlo una vez más, ella va a estar enamorada para siempre del chico que ha roto su corazón mil veces y eso es algo muy estúpido.

Hoy por la mañana, también me encontré al maestro de Cívica por los pasillos de la escuela, pero esta vez me había ignorado y había pasado de largo como si yo no existiera, lo cual agradezco. Caminaba con la esperanza de encontrar a Sebastián en algún lugar, en algún salón de clases. Era la hora de receso y ya lo necesitaba, después de haber tenido una buena tarde el día anterior.

Llegué a un salón vacío, y ahí vi a la maestra de Filosofía junto a Sebastián, ella le desabotonaba la camisa lentamente y él muy molesto se negaba.

Tú eres mío.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora