"El Principio Diferente".

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Capítulo 2: "El principio diferente".

3 meses después...

—Estoy muy nerviosa y a la vez emocionada. —Hablé dándole un mordisco a una manzana roja.

—No es para menos, has cambiado bastante y ten la seguridad que no serás la misma mierda. —Sonrió Ana.

—Lo sé, tuvimos que cambiar de ropa porque no me entraba —reí.

—Y porqué era un asco —agregó

—También mi look, ahora cuidó mi cabellera.

—Bueno, eso lo cambiaré cuando llegué mi oportunidad —murmuró.

Suspiró pesado.

—Siento que será un gran año —dije mirando el techo.

—Y lo será...

—Buenas noches. —Le sonreí a Ana.

—Buenas noches, princesa. —Sonrió ella también.

[...]

¡Primer día, llego un minuto tarde a clases, great! *Sarcasmo*.
Y es que no era para menos, tuve la mala suerte de que los horarios de los buses cambiarán. Lo incómodo de esto iba ser entrar a clases y que todos me mirasen con cara de  «¿Y esta quien eh?», o así me lo imaginaba.

Entré al colegio y me observó un profesor.

—¿De qué clases eres? —Preguntó el maestro con un libró de notas.

—De 4to, soy nueva y este es mi primer día de clases. —Informé.

—Ah... ya —no anotó nada —. Te llevaré a la clase. —Hizo media sonrisa.

Asentí y me llevo a un salón.

«Aquí vamos», pensé nerviosa.

—Disculpe que interrumpa la clase, profesora. Pero acaba de venir una nueva alumna. —Me señaló.

—Preséntate —dijo con una sonrisa la profesora a cargó de la clase.

—Hola mi nombre es Isabela Castillo. —Hablé lo más normal posible.

—Bienvenida, puedes sentarte —dijo ella. El profesor que me guió se despidió y yo me senté en el primer lugar que vi.

Estaba muy nerviosa, no lograba prestar atención a mis compañeros que estaban a mis alrededores, solo me concentré en sacar mis útiles y seguir el tema de la clase. Tocó el receso, y para mi era malo por la razón que no conocía a nadie.

El patio era bastante largo un poco similar a mi antiguo colegio, había muchos jóvenes muy lindos, y las chicas eran perfectas... creó que ese era la ventaja de ir a un colegio privado. Me senté en una banca como la típica solitaria, centrada en mis pensamientos preguntándome que pasaría el día de mañana sí mis compañeros me iban aceptar o iba a sufrir otro año más de acosó. Eran tantas preguntas que pensaba, que apenas me di cuenta que se sentaron unas chicas.

—Hola. —Tocó mi brazo una chica.

—Hola. —Saludé saliendo de aquel lago de preguntas en mi mente.

—Sé que los chicos de aquí son lindos. —Sonrió mirando un grupo de varones.

—¿Ah?... No, estaba en otra cosa —retracté a su idea absurda.

—Me llamó Yuridia. —Sonrió. Ella era una chica muy linda, tenía sus ojos azules, rubia natural y claramente un lindo cuerpo delgado, era perfecta a una modelo de línea.

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