Prólogo/El comienzo.
Mi nombre es Isabela Castillo, tengo 15 años recién cumplidos. Mi vida es una mierda, sencillamente. Hace unos meses me acabé de mudar a una casa poco chica, pero por fin con una habitación sola para mí. Vivo sola con mi madre, ella se la pasa trabajando con lo cual la pasó el largo tiempo en mi casa. Soy una joven tímida, con la típica vida de humillaciones, rechazó y burlas por mis alrededores. Pertenezco a un grupo de amigas, aunque mas bien pertenecía por mucha falsedad que había allí y que no me venía nada bueno, con lo cual soy media antisocial y reservada ante los demás. Lo más molesto de mí, era mi aspecto físico, me odiaba. No aguantaba verme por el espejo porque al segundo caían lágrimas y enojo de como era, así que opte por no mirarme en el espejo en casó que sea necesario y no tomarme fotos.
Unas de las burlas es mí peso. Constantemente recibía comentarios sarcásticos por personas del colegio sobre mí peso, o como estaba despeinada, desarreglada, pero sobre todo era que yo parecía una bolsa de papa, obviamente llegaba a casa llorando recordando todo aquello ya que en mi infancia también recibía bullying por tres años. Una vez más la historia se repitió de nuevo.
—El profesor tuvo un accidente así que está en carpeta medica. —Escuché una compañera decir.
—¿Y quién vendrá a remplazar al viejo? —Respondió una de allí. Yo me encontraba dibujando.
—Dicen que es un profesor joven muy lindo, quién sabe. —Rio mi compañera.
«¿Quién será?», pensé.
Pasó el recreo, tocaba la hora de Historia. En ello entro un profesor bien arreglado, aspecto joven, su cabello corto, pero con flequillo de lado color negro y su linda barba que le quedaba muy bien, además de su cuerpo medio estructurado.
Todas mis compañeras se quedaron atónitas al ver ése hombre que claramente era el profesor el de que hablaban, las niñas se les caía la baba al verlo.
—Buenos días, mi nombre es Diego Ferrán, soy su nuevo profesor de historia. —Sonrió.
—¡Uf, está buenote! —Murmuró Liliana, mi ex amiga de atrás. Hice un gesto de desagrado y seguí con mi dibujo.
Mi mente estaba en otra con lo cual no pensaba mucho, es decir no tenía noción de lo que estaba dibujando, pero me gustaba, era una especie de hipnotizo en el dibujo. Cuándo termine de dibujar escribo algo a lado.
"La dulce perfección esta en los huesos"
En un momento se posa una mano encima de la hoja, despierto a la realidad y levante la mirada, era el profesor.
—¿Cómo es su nombre, alumna? —Remarcó lo de alumna totalmente serio.
—Isabela Castillo —conteste tímida.
—Aja—Soltó—. No es hora de dibujar, alumna. Así que me tendrá que dar el dibujo ahora mismo. —Ordenó.
«No puedo dárselo», pensé.
—No puedo porque es mío —dije decidida.
Rio irónico.
—Usted está en mi clase, no presta atención y me manda a mí diciendo que no puede dármelo. Que falta de respeto. —Contestó enojado.
No contesté. Me moría de la vergüenza ya que todos estaban mirando.
—Se lo dejaré pasar esta vez, alumna. Queda avisada. —Advirtió, y posteriormente siguió con la clase.
Me sentía rara, era la primera vez que era regañada por un profesor, pero también que uno se da cuenta y me habla. Los demás nunca me hacían casó, era invisible para todos. Vi de nuevo el dibujo, pero con noción y me aterré cerrando de golpe el cuaderno, había dibujado una persona esqueleto que perturbaba.
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Las Princesas De Cristal
Teen FictionTienes dos almas en un mismo cuerpo, cada una tiene una distinta personalidad, cada una tiene a alguien quien amar y cada una tiene un objetivo a terminar. Isabela, la niña de la típica historia con Bullying de baja autoestima y complejos en su men...