Era el chico del coche, Peter. Joder, si que me había asustado. Me dio una sonrisa radiante.
- Perdona, si te he asustado pero no me puedes dejar así - Fruncí en ceño- Todavía no me has dicho tu nombre.
- Ya te he dicho antes, que da lo mismo si lo sabes o no, no nos vamos a volver a ver- Me estaba cansando.
- ¿Cómo sabes que no nos volveremos a ver? ¿Es que acaso te vas a mudar del país o que? ¿No me digas que solo estas de visita? - Creo que se puso ¿triste?
- Emmmm, si solo soy una simple turista y me estas dando una muy mala impresión de tu ciudad siento tan pesado.- Le dije sonriendo.
Esto de mentir se me daba tan bien.
- Bueno si quieres podriamos quedar y así te hago cambiar de opinión - Levantó las cejas sugestivamente.
Mierda, el chico, ahora, estaba coqueteando conmigo. Esto iba de mal en peor.
- No, gracias por tú oferta - Dije secamente - Ya llego tarde así que adios.
Me giré sin esperar respuesta alguna pero el me cogió del hombro de nuevo. ¿Pero que tenía en contra de mi hombro? Me lo iba a dislocar en cualquier momento con tanto movimiento.
- ¿QUÉ? - Ya está, ya me había hartado. Iba a ser hostil a más no poder. Él me estaba obligando. Tenéis que comprenderme. Demasiado le había soportado.
- Nunca le digas adiós a alguien con quien podrás reencontrarte- Ni se inmutó por mi grito.
- Tu y yo no nos volveremos a ver nunca más - Empezé a caminar rápido
- Ya verás que si - Gritó por encima del hombro.
Como ya llegaba tarde tuve que ir por las callejuelas y me perdí. Encima había metido un pie en un charco. Me había manchado toda la pierna y no tenía pañuelos. Sí, este iba a ser mi día. Cuando por fin encontré la maldita cafetería. Entré. Era una tienda de tamaño mediano, muy acogedora y con las paredes pintadas de un color miel. Me gustaba. Kittie siempre había sido muy discreta y eso se reflejaba en sus elecciones. Miré alrededor de la habitación buscandola. Vi una chica que tenía un bolso muy parecido al de ella. Así que me acerque a donde estaba. Dije hola, se giró y por suerte era ella. Estaba igual que siempre. Hacía ya un tiempo que no la veía. Una sonrisa se extendió por mi cara. El accidente había dejado secuelas en su rostro. Pero seguía siendo igual de bonita que cuando era pequeña.
- Madre mía, ¿eres tú? - Me dijo ella muy sorpredida.
- Claro que sí solo he hecho unos pequeños cambios -Le dije para quitar hierro al asunto pero yo sabía que eran unos grandes cambios. MUY grandes.
- Espera, ¿te has cambiado el color de tus ojos, también? - Estaba alucinando.
Me reí ante su expresión.
- Puede - Me hice la loca para ser sinceros. Pero estaba claro que ella se había dado cuenta - Cambiando de tema, tú estas igual que siempre. No has cambiado nada excepto por tu pelo ¿no?
Tenía los ojos marrones y el pelo negro como siempre solo que ahora llevaba mechas californianas.
- Bueno, pero yo lo he hecho porque quería no porque estaba obligada a hacerlo - Me dijo con voz seria.
- Lo he hecho porque quería - Le dije rapidamente.
- No, lo has hecho porque tu vida corría peligro. - Sus ojos se pusieron aguosos - ¿Que ha pasado?
No, le quería contar. De repente me di cuenta de que seguía parada. Tomé asiento en la silla que estaba delante suya. Bien, tenía que decirselo.
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Hola ¿Que tal? Bueno quiero decir que para las que hayais llegado hasta aquí que si habeís leído antes que hoy 25/02/2014 he editado los capítulos 2,3 y 4 no han sido grandes cambios sino que ha sido una frase por aquí y otra por allá. No ha sido la gran cosa tambien quiero añadir que he puesto una sinopsis. ¡¡¡¡¡¡SIIIIIII!!! No es una sinopsis que merezca un premio pero es algo. Y eso que si os gusta algo o no o simplemente quereis decir algo lo podeis decir abajo por medio de comentarios (: Gracias por leerme y que tengaís un buen día no como la prota.
