-¡Despierta! - Una voz fuerte sonó al lado de mi cabeza.
Me toqué mi cabeza inmediatamente. Me palpitaba y todo me daba vueltas.
-¡Vamos! - Y entonces me golpeó en el estómago.
-Mi bebé - Expiré lo que creía que iba a ser mi último aliento.
Cuando derrepente una puerta se abrió y una luz cegadora me dio en el los ojos. Y entonces esa persona cogió a un tipo regordete del cuello de su camisa y le susurró algo en el oído. Quien habia entrado era otro hombre alto, con buen cuerpo, una camisa blanca que resaltaba el moreno de su piel y unos pantalones de vestir junto con unos zapatos de diseño. Con las pocas fuerzas que tenía y complexión de ellos sería una batalla perdida arremeter contra alguno. Por lo que debería guardar fuerzas. A continuación, el hombre bien vestido tiró al suelo al regordete. Junto a mí. Él giró su cabeza y me miró a los ojos. Yo sonreí con las pocas fuerzas que me quedaban. Por que estaba tan jodido como yo. Él me miró con asco y se levantó.
-No hay bebé, maldita perra - Me da una sonrisa torcida. Al igual que sus dientes.
Se acercó a una esquina del suelo donde había una botella de Jack Daniels. Dio un trago y se limpió la boca toscamente. El hombre que había entrado se para enfrente de mí. Y dirijo la mirada a sus zapato de diseño.
-Levantate y comerás - Dice simplemente y veo como sus zapatos se van.
Cuando levanto mi cabeza veo que el tipo regordete ya no está. Y de que estoy en una habitación más pequeña que en la anterior. Tiene pinta de celda. Hay una cama individual pegada a la pared y un retrete en el otro extremo de la pared y papel higienico en el suelo. También hay una ventana al lado de la puerta de hierro. Es pequeña y tiene doble cristal.
Me intento levantantar pero las piernas me flaquean. Lo vuelvo a intentar apoyandome en la cama e impulsandome pero al levantarme tan rápido la bilis me sube por mi garganta y siento todo el ácido quemandome por dentro. Me tambaleo dando tres pasos langos hasta llegar al retrete y lo hecho todo ahí. Cuando termino me intento limpiar con papel higienico pero llega de nuevo el tipo regordete y me da un tirón del brazo tan brusco que casi hace que me caiga al suelo. Maldito desgraciado. Apreté los dientes. De mientras que caminabamos me sujetaba cerca suya por lo que no podia evitar oler su perfume barato y su jodido olor a alcohol. Comencé a oir voces y nos vamos acercando a una cortina.
-¿Por qué has tardado tanto? - Dijo alguien de tras de nosotros.
Él tipo regordete se gira retorciendo así mis brazo. Capullo. Zarandee mi brazo intentando aflojar el agarre e intentando girarme a ver y así ponerle una cara a la voz que escuché. Oí el gruñido del maldito desgraciado. Enseñandole los colmillos y arrugando mi cara le di una mirada que posiblemente hubiera pertenecido más a un animal que a un ser humano. Y me hizo girar sobre mis talones con un tirón posicionandome delante de quien habíamos escuchado. Era un chico. Jóven. Guapo. De esos que te comes con la mirada pero era malo. Si estaba aquí era malo.
-Porque esta maldita perra esta loca - Dijo en un gruñido mi agresor.
Él chico me miró sorprendido. Y yo lo miré a través de mis pestañas. Pretendiendo paracer inocente. Justo como lo hacía Cass. Él me dio una sonria ladeada.
-Os están esperando - Dijo suavemente.
Me tomó de la cintura y me llevo hacia la cortina y la abrió para mí. Me dio un ligero empujón para que entrara y cuando entré en esa habitación sentí que me caería para atrás pero a la vez mi corazón dio un vuelco. Maldita sea que hacia él aquí.
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Hola, ¿que tal? Sí lo sé doy asco como escritora, soy una mentirosa porque no cumplo los plazos pero en fin lo siento. Intentaré subir más rápido.