Capitulo 3: A un paso.

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Narra Willy

Vaya  tela chaval, que el profesor me la ha liado, ahora como hago para estudiar con Samuel encima de mí, que me desmayo.

—Hola—dijo Samuel con aquella sonrisa que madre mía.

—Hola— Alex le respondió devolviéndole la sonrisa, yo solo baje la cabeza esperando que no se notara que parecía un tomate hervido.

Ellos dos pasaron el resto de la clase hablando de deportes y esas cosas que a mí jamás me han llamado la atención. Hablaban de lo más normal como si fueran amigos desde hace años, flipo con estos dos, a la final casi termino haciendo yo solo el trabajo que era más largo que un día sin pan.

—Alex—susurre—Alex—seguí insistiendo—JODER ALEX—grite, toda la clase volteo a verme, que ahora si me muero.

—Venga ya, ¿Qué pasa? —encima que hago todo yo y me pregunta que pasa, vaya pringao’

—Te dignarías a entregarle el trabajo al profesor—dije cabreado—ya que ustedes dos—mire de reojo a Samuel—no hicieron nada—hice énfasis en nada porque era la jodida verdad.

—Vale—se levanto de su asiento—eres la polla—dijo antes de irse, es que es tonto. Es tonto.

Me quede solo con Samuel y obviamente el silencio incomodo nos invadió de inmediato, jugaba con mis manos intentando no parecer nervioso, pero es que me daba mucho corte estar ahí, con él, tenerlo tan cerca, no sé si me entienden, tienes al chico que te gusta cerca y no puedes hacer nada y te quieres morir por eso. ¿Con quién narices hablo? —Ya estoy perdiendo la cabeza—susurre, al parecer muy fuerte porque Samuel levanto su rostro y me miro fijamente.

—¿Disculpa? —dijo sin quitar la vista de mi, sus ojos café eran hermosos, podría pasar horas viéndolos, tienen ese brillo especial que te hace querer mirarlos, si o si.

— ¿Eh? —venga, que ya estoy sudando de los nervios.

—Pensé que habías dicho algo chiqui—Samuel se puso nervioso y empezó a mover las manos como si quisiera borrar algo—digo Guille—que ahora se puso peor el chaval—digo Guillermo—yo no pude evitar reírme un poco con lo tonto que actuaba. —Lo siento—dijo tapando su rostro con sus manos.

—Venga ya, tranquilo—dije intentando no reírme de lo tonto que se puso.

—Lo siento también por no haberte ayudado con el trabajo—vaya que se disculpa el chaval.

—Tú tranquilo, para mí es normal—y lo es, siempre hago todo solo, antes como no compartía clases con Alex pues me tocaba estar solo en todo.

—Vale, pero igual lo siento eh—dijo riendo, me golpeo en el brazo en forma de cariño, y vaya que dolió, joder, este tío tiene mucha fuerza. Hice mi mejor intento de no poner cara de dolor y sonreí.

La campana sonó y salí cagando ladrillos, camine rápidamente a mi próxima clase y rogué porque no estuviera Samuel en ella. Alex llego y se sentó a mi lado y comenzamos a hablar.

—Tío, has salido del salón de biología tan rápido que casi ni te veo—decía mientras reía. —Deberías correr así en educación física.

—Que gracioso pringao’. Por cierto—saque de mi mochila el horario y lo examine—hoy nos toca educación física.

— ¿Qué dices? —Alex sonó indignado—Como nos van a hacer esto. Es que los reviento a todos chaval.

—Cálmate. —puse mi mano en su hombro—No sé porque odias educación física, te va mucho mejor que a mí y yo no armo dramas.

—Son cosas personales Willy.

—Vale, tranquilo.

Voltee a mirar la puerta y pude ver que entraba el profesor y justo detrás de él venía Samuel—No puede ser chaval—dije para mí.

El único puesto vació que había era justamente a mi otro lado, Samuel se sentó y nos saludo a Alex y a mí, yo solo asentí con la cabeza, que ya me he puesto rojo 3 veces hoy joder, podría haber un momento en el que pueda estar normal.

Gracias a Dios era matemáticas ya así podría no quitar la mirada de el pizarrón jamás. Pasaban los minutos como rayos cuando no estaba al pendiente de Samuel, es que él me detiene el tiempo, ¿QUÉ?

Durante todo el día iba de asignatura en asignatura, evitando a Samuel. Alex al parecer le caía súper bien, a mi me daba mucho corte estar con él, era muy inquietante tenerlo ahí todo el rato mirándome o escuchando su voz y que de vez en cuando la hacía más grave, en plan “soy un macho de voz gruesa” igual siempre la tenía aguda el pringao’.

Lo que ahora no entiendo, es porque pensaba tanto en Samuel, no era normal, jamás me había gustado tanto un chico al punto de pensar a cada segundo en él, inclusive hasta me empezaba a caer pesado el hecho de que me gustara tanto.

No le di mucha importancia al asunto y seguí con mis clases…

Ya al final del día nos tocaba educación física, en todas las asignaturas estaba Samuel conmigo y Alex, literalmente hoy era el chico tomate. Teníamos que cambiarnos, así que fuimos a los vestidores, yo como siempre agarro el casillero más alejado de todos para que nadie me vea, jamás me he sentido a gusto con mi cuerpo y no quiero que nadie me vea sin camisa o sin pantalones.

Súbitamente Samuel aparece y toma el casillero a mi lado—Hola Guille—dijo sonriendo—Vaya tío, que nos han tocado todas las clases juntos—decía mientras lo miraba guardar sus cosas. Empecé a ponerme nervioso y él lo noto.

— ¿Te incomoda que este aquí? Si es así dímelo, no hay problema—como le explico…

—Verás—será más fácil si digo la verdad—siempre cojo el casillero más apartado para que nadie me vea cuando me cambio. Me da vergüenza.

—Oh… ya veo, pero tranquilo Guille, yo me volteo y no pasa nada ¿vale? —no sé porque estaba a punto de aceptar el hecho de que él estuviera tan cerca de mi mientras me cambiaba.

—Vale—espero no haberla liado.

Se volteo para no mirarme y yo empecé a quitarme la camiseta muy tímida y temblorosamente, cuando de pronto Samuel empezó a hacer lo mismo dejando a la vista una espalda perfectamente ejercitada, yo me quede petrificado mirándolo, todos los músculos de su espalda se notaban, era muy… sexy.

Yo seguí ahí estático mientras se seguía cambiando, se empezó a quitar el pantalón y yo estaba tan nervioso y asustado que no me podía mover, era la primera vez que veía a otro chico desnudo, él quedo en bóxers solamente y pude ver tu trasero, estaba ahí, en frente mío, podía tocarlo, pero no podía. Yo estaba embobado con lo que veía y Samuel ni lo percato, empezó a vestirse y yo seguía ahí, quieto, reaccione y empecé a cambiarme yo también y me di cuenta que tenía una erección del tamaño del Everest—Joder esto se va a notar demasiado con el uniforme de educación física—pensé, me puse la camiseta y me cambie rápidamente el pantaloncillo de deportes y me senté para evitar se notara más que estaba palote.

Samuel ya se había vestido, estaba buscando sus zapatillas—Eh Guille, ¿estás bien? Te veo un poco rojo—joder, tengo que relajarme de una buena vez.

—Si-Si—dije tartamudeando—estoy bien, solo un mareo—vaya excusa más patética.

—Vale, te veo en el patio—dijo sonriendo mientras se alejaba, no podía dejar de pensar en su cuerpo desnudo frente a mí, que apenas lo conocí y ya lo pude ver desnudo. Su espalda, sus brazos, su trasero. Todo en el era tan perfecto. Joder, creo que me gusta Samuel.

Me quede sentado en los vestidores esperando que se me pasara el calentón, era muy difícil porque a cada segundo venía a mi miente la imagen de él desnudo, exhibiéndose para mi. Bueno, no para mí. Pero quiero pensar que lo hizo a posta.

Cuando por fin se me paso el calentón salí al patio y vi que Alex estaba con Samuel, se han hecho muy amigos esos dos. Y yo aquí, a un paso de enamorarme de él.

Un viaje juntos (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora