Capitulo 4: Advertido.

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Narra Vegetta

Desde que me senté con Alex y Guillermo no paré de hablar con Alex de fútbol, vaya que el chaval le gusta mucho—Deberías unirte al equipo de fútbol—le comente a Alex.

—Lo intente, pero los muy pringaos no me dejaron porque era muy bajo de estatura, que los reviento a todos—mientras él hablaba Guillermo lo llamaba y pasaba del él.

—Alex—susurro—Alex—siguió insistiendo—JODER ALEX—vaya grito chaval, toda la clase volteó a verle.

—Venga ya, ¿Qué pasa? —dijo acomodándose en su asiento.

— ¿Te dignarías a entregarle el trabajo al profesor? —Sonaba cabreado—ya que ustedes dos—me estaba mirando de reojo—no hicieron  nada—hizo énfasis en la palabra nada, y vaya que tenía razón para estar molesto, le habíamos dejado todo el trabajo.

—Vale—el pequeñín se levanto de su asiento—eres la polla—dijo riendo, no entendí el porqué, al parecer broma entre amigos.

Quedamos a solas, un silencio incomodo se planto entre nosotros, no podía hablarle, no sabía de que, me era imposible siquiera gesticular palabras mientras estuve ese tiempo  solo con él. Parecía estar pensando mucho, se le notaba, ya estaba rojo de nuevo, me resultaba tierno que se pusiera así ¿era por mi? No, que va. ¿O sí? —Ya estoy perdiendo la cabeza—escuche un leve susurro proveniente de él.

— ¿Disculpa? —lo mire fijamente a sus ojos, parecía inquietarle mi mirada.

— ¿Eh? —no sé porque pero empezó a sudar, y sus voz se quebraba con más frecuencia.

—Pensé que habías dicho algo chiqui—acabo de liarla, le dije chiqui a Guillermo, empecé a mover mis manos intentando retractarme delo que había dicho—digo, Guille—hostias, por Dios chaval, relájate un poco, él parecía disfrutar de verme nervioso, se estaba riendo—digo Guillermo—el muy tonto se estaba riendo de mí—Lo siento—dije tapándome la cara de vergüenza, que nunca había llamado a nadie chiqui. Él era el primero.

—Venga ya, tranquilo—intento ocultar su risa.

—Lo siento también por no haberte ayudado con el trabajo—había sido muy pesado de mi parte no haberle ayudado. Al menos tenía que disculparme ¿no?

—Tú tranquilo, para mí es normal— ¿normal  hacer un trabajo tan extenso el solo? Madre mía.

—Vale, pero igual lo siento—me reí y lo golpee, con cariño, en el brazo, al parecer le dolió un poco, su cara lo decía todo.

La campana de salida sonó, Guille salió corriendo del salón, tenía prisa el chaval. Fui a la próxima clase que indicaba el horario, matemáticas, madre mía, que no es mí día de suerte. Recorrí el instituto en busca del salón—que me los han cambiado todos este año chaval—dije, de pronto pude ver al profesor entrar al aula y lo seguí. Hoy casi he llegado tarde dos veces. Yo no soy así, yo antes molaba tío.

Recorrí todo el salón con la mirada buscando un puesto vacío, el único que había era al lado de Guille, me senté a su lado, él estaba hablando con Alex, los salude a ambos pero solo asintió con la cabeza mientras que Alex si me saludo.

Pase toda la clase de matemáticas fijándome si Guille volteaba a verme pero, estaba muy concentrado en la pizarra. Hice lo mismo, matemáticas no es mi mejor asignatura que digamos.

La campana volvió a sonar y Guille salió pirado del salón, Alex me dedico una mirada de “no sé de qué va este pringao” me encogí en hombros y fui a la próxima clase. Este día no puede ser más flipante, todas, absolutamente todas las asignaturas me tocaban con Guille y Alex, este no era mi grupo habitual, no es que me molestara pero, madre mía. Guillermo me había estado evitando toda la mañana, Alex me contó que ellos llevaban estudiando en este mismo instituto desde primer año— ¿Por qué jamás lo había visto? —pregunte a Alex mientras caminábamos a el patio.

Un viaje juntos (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora