Un viaje juntos (Wigetta)

Capitulo 7: Dificultades.

Narra Willy

Hala, que me he quedado dormido, con un montonazo de tarea por hacer, pero bueno, ya la haré más tarde. Reviso mi móvil para ver la hora, 4:23 a.m., muy temprano, ya no tengo nada de sueño, será mejor encender el ordenador un rato.

Al encender el ordenador me percato desde la ventana de mi habitación que hay un coche estacionado en el frente de mi casa, no lo reconozco. Me acerco a la ventana y intento divisar algo, cuando estoy lo suficientemente cerca el coche arranca. —Esto no me mola nada. —digo en voz baja tomando un bate de béisbol que mi padre me regalo cuando tenía 4 años.

Salgo de mi habitación para revisar la casa en caso de intrusos, reviso primero la habitación de Caro. Todo en orden, al bajar a la primera planta veo todo normal como siempre. La luz de la cocina encendida, reviso cada habitación de la casa y no hay nada, que extraño. —Que cosa más raro tío.

Subo de nuevo a mi habitación y por el susto olvido que había encendido el ordenador y me vuelvo a dormir, despierto a  media hora para las seis, bajo y preparo el desayuno y despierto a Caro, me arreglo para ir al instituto, tal vez el segundo día sea normal.

Al salir de casa veo que todos los vecinos que pasan por enfrente de nuestra casa se quedan viéndola, volteo a ver la puerta del garaje y me quedo horrorizado con lo que hay escrito.

                              “MARICON DE MIERDA”

Por eso estaba ese coche enfrente de mi casa esta madrugada— ¡ME CAGO EN TODO! —grite a los cuatro vientos. Ignore por completo el mensaje y continué mi camino al instituto. Caro ni yo pronunciamos ni una sola palabra durante el viaje. Llegue para darme cuenta que todos me miraban con cara de espanto, más de lo normal, ignore a todos y camine a mi casillero. Mientras caminaba Alex me abordo por detrás con cara de perro regañado.

— ¿Y esa cara tío? —pregunte al verlo.

— ¿Que no te has enterado chaval?

—No…  ¿enterarme de qué? —no entiendo nada de lo que está pasando en esta mierda de pueblo maldita sea.

—De que en tu casa han escrito, bueno—hizo una pausa muy extensa, que me cabreo joder.

—Habla ya pringao’—estaba cansado de ver a todos actuando raro.

—Maricon de mierda—susurro de una manera casi audible. ¿Todos en el pueblo se han enterado? Como corren los chismes en esta pueblo de mierda.

—Si, lo he visto—dije sonando relajado.

— ¿No te preocupa?

— ¿Por qué habría de hacerlo? —En realidad no me importa en lo más mínimo, ya no me importa lo que la gente de este miserable pueblo tenga que decir. Tomo mis cosas y me voy a clases dejando a Alex con una cara de confusión que vamos, flipan.

El día transcurre con normalidad, a excepción de que todos me miran con cara de asco o de “pobre” que me cago en todo, Samuel al parecer no se ha enterado de nada porque no comenta nada al respecto. Es más, puedo jurar que está más callado y distante de lo normal. ¿Algo le habrá pasado?

Al final del día me voy al estacionamiento y espero a Samuel junto a su coche, cuando por fin lo veo pasa de mí totalmente el pringao’—Samuel—le digo pero sigue pasando de mi— ¿Samuel? ¿Qué pasa? —le digo sonando melancólico.

—No pasa nada Willy—dijo subiéndose a su coche, no me iba a quedar con semejante respuesta, me subí en su auto antes de que pudiera avanzar. — ¿Pero qué leches? —estaba exaltado y eufórico por lo que había hecho. —Bájate chaval, bájate—sonaba serio y molesto, ¿Qué le estará pasando hoy?