Capitulo 20: ¿Será este el final?

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Narra Willy

Samuel me empujo contra la pared de la cocina en un acto de escondernos, la puerta de la casa se abrió de par en par dejando entrar la luz de la luna, yo cerré los ojos y presione mis parpados para cerrarlos más de lo que podían, quería pensar que todo esto era un sueño.

Pasos se escuchando hasta el interior del gran salón que era la sala, lo siguiente que se oyó fueron maldiciones por parte de la voz del padre de Samuel, escuche  como un arma era cargada, mi corazón tuvo un sobresalto y no pude contener un suspiro, mis nervios se sentían a flor de piel.

Mientras yo moría lentamente por mi angustia, Samuel revisaba cada centímetro de la cocina buscando una salida rápida, diviso una escalera y me empujo, al mismo tiempo sostenía su mano sobre mi boca para que no hiciera ruidos, menos mal que lo hacía, porque lo único que quiero hacer en estos momentos es gritar, asustado por el pánico causado por un sujeto que te persigue con un arma, y que su única intención es encontrarte y matarte.

Subimos las escaleras y nos hallábamos en la segunda plata de la casa, puertas a todos los lados del amplio pasillo daban la entrada a las habitación y uno que otro baño o closet seguramente. Entramos en la primera puerta que tuvimos a la mano, rechino un poco al cerrarse, pero tal vez fue muy poco para ser oídos, al adaptar mi visión a la poca luz que había pude notar que estábamos en un baño. Samuel saco su cabeza por la ventana para tal vez calcular que tanto daño haría un salto desde aquí, yo no podía dejar de escuchar el ensordecedor sonido de mi corazón palpitando fuertemente contra mi pecho, mis oídos estaban a explotar. Necesito calmarme o solo seré un peso en todo esto. Por el rostro que puso Samuel supuse que dar un salto no sería efectivo a menos que pudiéramos correr con ambas piernas rotas.

—Voy a salir y lo distraeré—dijo él haciendo que mí ya agitado corazón diera un vuelco.

—No, tu no vas a salir ahí—le respondí indignado—tiene un arma—susurre con una mezcla de miedo y nervios.

Negó con la cabeza y me dio a entender que no desistiría de su plan, lo único importante para él en estos momentos es que yo salga ileso, prefiere morir antes de verme caer en manos de su padre, pero no sé da cuenta de que si él muere, una inmensa parte de mí también lo hace.

—Cuando salga, ve en dirección contraria y escapa. Busca ayuda, detén a mi padre—dicho esto comenzó a caminar hacia la puerta, lo tome por el brazo, y con oscuridad en mi mirada intente decir las palabras necesarias para hacerlo cambiar de opinión, que podíamos idear un plan menos arriesgado, y que no implicara la posible muerte de alguno de los dos.

Para mi suerte, me hizo caso. Fueron escasos los segundos que pasaron antes de que estuviéramos de vuelta al pasillo donde una vez ya habíamos estado, asomamos la mirada por la puerta a ambos lados del pasillo, percatándonos de que no hubiera nadie y así poder buscar una manera de salir.

Una vez salimos del baño escuchamos alboroto en la cocina, así que decidimos aventurarnos por las escaleras que daban a la puerta principal, yo llevaba un cuchillo que Samuel me había entregado pocos minutos antes, lo sostenía con fuerza, tanta que mi mano dolía.

Mientras caminábamos hacia adelante, sin apartar la vista de la retaguardia, escuchamos un disparo. Empezamos a correr en dirección a la puerta, bajamos las escaleras a paso acelerado, una vez estuvimos en el exterior corríamos en dirección al coche buscando una vía de escape veloz. Cuando estuvimos al lado del auto pudimos darnos cuenta que estaba cerrado, otro disparo se escuchó, esta vez la bala había dado en uno de los vidrios del coche. Mi corazón volvió a agitarse con furia, sentía la sangre fluir velozmente por mis venas. Si una vez estuve cerca de la muerte, hoy vuelvo a estarlo, y creo que de esta no salgo ileso.

Un viaje juntos (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora