Capitulo 1: Primer día.

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Narra Guillermo (Willy)

— ¿Por qué te vas Willy?—preguntaba él mientras las lágrimas salían de sus hermosos ojos.

—Esto es lo que siempre he querido y tú lo sabes—proclame—te amo, pero no puedo quedar en este pueblo a sufrir. Adiós, y recuerda que siempre te amare pase lo que pase. —me encamine a abordar el autobús junto a mi hermana, mis ojos parecían cascadas, las despedidas son doloras pero necesarias.

Mi alarma sonó y desperté en un susto, he tenido el mismo sueño desde que comenzaron las vacaciones, y siempre es el mismo, no sé que me quiere decir pero no le doy mucha importancia. Son las 6 de la mañana, mis padres ya están camino a su trabajo, tienen que vivir toda la semana en la capital para poder sostenernos económicamente por lo tanto solo los veo los fines de semana mientras hacen más trabajo.

Hoy es el primer último día de clases, así es. Es mi último año es este maldito pueblo. Tengo 18 y desde los 14 he tenido que encargarme de cuidar a mi hermana para poder que mis padres trabajen, no es algo molesto pero tuve que aprender a hacer cosas de adultos antes de tiempo, perdí parte de mi infancia gracias a ellos.

Me levanto de la cama y me voy al baño, me miro al espejo y veo siempre a ese chico inseguro de si mismo que ha sido rechazado desde el jardín de niños, me cepillo los dientes y salgo de mi cuarto, llamo a mi hermana para que empiece a preparase para ir al instituto.

Hago el desayuno y dejo listo el almuerzo y me voy a duchar, me pongo el horrendo uniforme que siempre he odiado. Bajo las escaleras y veo a mi dulce e inocente hermana desayunando, ella es el único motivo que tengo para seguir vivo, tengo que protegerla de cualquier daño que le puedan hacer, la amo y no quiero perderla jamás, además soy su hermano mayor y debo cuidarla.

—Buenos días Caro—digo con un falso entusiasmo, jamás me ha gustado ir a el instituto, o despertar temprano, cualquiera de las dos.

—Buenos días Guille—me da una hermosa sonrisa, ella me alegra hasta en los días más oscuros. Ella también es la única que sabe mi más oscuro secreto. Sabe que soy gay, lo tomo muy bien.

*flashback*

—Guille, ¿me prestas tu…?—entro justamente mientras escondía una revista que me había costado mucho encontrar.

—S-si. ¿Qué quieres? —dije muy nervioso, no quería que nadie se enterara de esto.

— ¿Qué es eso que escondiste? —joder, la que se acaba de liar.

—N-na-nada—joder Willy, contrólate.

—Claro que es algo Guille. —se acerco y tomo la revista de debajo la cama. Su cara de impresión fue más que suficiente, le diría a mis padres y me correrían de casa, pero estaba equivocado.

—Guille… ¿eres gay? —lo dijo mientras ojeaba la revista de pornografía gay y se sonrojaba.

—Por favor no le digas a nadie—le suplique—hare lo que quieras—estaba casi llorando, como le dijera a alguien me moría.

—Tranquilo Guille, no le diré a nadie—dijo sonriéndome—si te sientes bien siendo así no puedo hacer nada para evitarlo, pero tampoco puedo ser tan hijoputa para arruinarte la vida—a veces olvido lo madura que es para su edad.

—Gracias Caro. No sabes cuánto te amo hermanita.

*fin del flashback*

Eso había ocurrido estas vacaciones. Había sido muy compresiva conmigo, a veces hasta hablábamos de chicos aprovechando que pasábamos toda la semana solos, no sé qué haría sin mi hermana.

 — ¿Lista para el primer día de bachillerato? —estaba nerviosa y eso se le notaba, me encanta bromear con ella.

—No es gracioso Guillermo—yo solo me descojone con su rostro, ella hizo lo mismo, somos como el agua y el aceite pero igual unidos.

Faltaba poco para que pasara el bus que nos llevaba al instituto, tomamos nuestras mochilas, cerré la casa y fuimos a la parada del bus.

— ¿Has pensado en lo que hablamos? —esa pregunta me saco de mi, Caro tenía el serio cuestionamiento de que si les decía a nuestros padres que era gay ellos lo aceptarían, pero yo no estoy muy seguro.

—Sí, y no. —dije pateando una piedra.

—Guille…—la interrumpí.

—Caro, eso no es algo fácil—dije exaltado—tu sabes bien como son las cosas en este pueblo—dije en susurros. Valle de Plata es un pueblo muy conservador, extremista diría yo, el ultimo chico que se supo que era gay fue apedreado y termino en el hospital, nadie supo de él, pero yo sí, ahora vive en Madrid con su pareja y es feliz. Yo quiero lo mismo, exceptuando el apedreado claro.

No volvió a tocar el tema. El bus llego y nos subimos, por el resto del camino escuchábamos música en mi iPod, y miraba por la ventada viendo las casas antiguas pasar, nuestro instituto quedaba en la parte antigua del pueblo, antes era un monasterio, y nosotros vivimos en la parte más nueva del pueblo, es un trayecto largo.

Llegamos al instituto y como siempre ya había una gran multitud de otros chicos y chicas con los cuales jamás había hablado pese que he estudiado con ellos desde hace años. De pronto alguien me tapa los ojos.

—Alex, se que eres tu pringao’—quito sus manos de mis ojos, me despedí de Caro y me quede con Alex en el patio principal.

— ¿Cómo es que siempre sabes que soy yo? —Alex es mi único amigo aquí, lo conozco desde que tengo memoria y pese a que vemos pocas clases juntos siempre la pasamos el uno con el otro.

—Sera porque eres un pringao’ y eres más pequeño que yo y tienes que guindarte de mí. —me encanta molestarlo con su estatura.

—Calla gilipollas—me descojone con sus palabras, no sé qué haría sin el aquí. —Adivina de que me he enterao’—además de ser mi amigo es bueno descubriendo cosas de interés general.

—A ver, dime.

—Este año tenemos todas nuestras clases juntos—madre mía, esta es la mejor noticia que me pueden dar.

— ¿EN SERIO? —dije con una sonrisa de oreja a oreja.

—Sip. —dijo sonriendo el también. La campana sonó, anunciando que se acabo la hora de saludos y que es tiempo de ver clases.

La primera asignatura que nos tocaba era Biología, vaya manera de empezar el año. Fuimos hasta el salón de biología y esperamos al profesor, el señor Ordoñez, siempre llegaba tarde. Mientras esperábamos hablaba con Alex de sus vacaciones, había ido a Los Ángeles con su familia, este tío tenía una vida para flipar.

Después de unos minutos sentados en el aula entro un chico de más o menos mi estatura pero con grandes músculos, seguro estaría en el equipo de futbol o luchas, al pasar por mi lado me sonrío de una manera muy especial, no pude evitar sentir un terrible cosquilleo por toda mi espalda. A acaso el… no Willy, no.

—Pringao’ estas más rojo que un tomate—Alex me miraba con cara de querer tirarse al piso a reír, yo solo escondí mi cara en mis libros.

El profesor llego y empezó a pasar la asistencia, siempre el primer día nos hacía presentar aunque ya nos conociéramos, jamás llegaba nadie nuevo a este instituto, excepto el chico que me acaba de sonreír, jamás lo había visto.

Pasaba la lista y solo escuchaba a todos presentarse pero, yo quería saber quién era él, fue su turno y se puso de pie, madre mía que es muy guapo.

—Me llamo Samuel de Luque, mucho gusto—dijo y luego se sentó y clavo su mirada en mí, voltee inmediatamente para evitar mucho contacto visual—Joder Willy, ¿Qué te sucede? —dije para mi, jamás ningún chico me había intimidado tanto como él.

Fue mi turno de presentarme, pero había algo diferente, sentía como la mirada de Samuel estaba clavada fijamente en mí, me ponía nervoso—Ho-hola, soy Guillermo Díaz—me senté con mucha torpeza sintiendo aún su mirada sobre mí, al parecer este año será interesante.

Un viaje juntos (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora