Clubes (1/3)

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Isa

Me dirigía hacía mi club de deportes cuando me di cuenta de que se me habían olvidado unos apuntes en clase y que debía volver a por ellos. Volví a clase pero la clase estaba cerrada por lo que tuve que ir a la conserje para pedirle las llaves, pero como no, la puerta estaba cerrada, la conserje había salido. Mi cabeza iba a estallar, necesitaba esos apuntes pero no iba a poder cogerlos, en ese momento apareció una chica que no se porque me recordó a la chicas de Hawai. Ella se acercó a la puerta de la conserje, mientras sujetaba unos papeles. Leí en la esquina del papel mi nombre, eran mis apuntes.

-Esos apuntes son míos -le dije señalando las hojas.

La chica miró los papeles y me los dio.

-Iba a traerlos para que la conserje te los diera-dijo la chica sonriéndome.

-¿De donde eres? - le pregunté.

-De Hawai

-¿Eres una de las chicas de intercambio?-le pregunté.

-Sí - me respondió con una sonrisa.

-¿Y que te está pareciendo todo esto? ¿Te está siendo fácil adaptarte? - la verdad es que quería saberlo todo sobre los nuevos estudiantes.

-A ver... La universidad es preciosa... Y la ciudad es grande y bonita. Aunque aún no me acostumbro a todo. Y sinceramente no me está siendo fácil adaptarme, pero al menos mi idioma es suficientemente bueno como para poder hablar normal con la gente. Y aunque nos están dando muchas facilidades como por ejemplo nos están juntando a los que nos hemos venido de intercambio,pero es difícil acercarte a los que ya viven aquí .

-¿Y cuántos habéis venido?-la verdad es que no nos habían dado muchas facilidades a la hora de saber, ni quienes venían, ni de donde, mas bien no sabíamos nada.

-Bueno... Déjame pensar-se quedo mirando al techo y se mordió el labio superior. Después me volvió a mirar-somos quince chicos. Ocho son chicos y siete somos chicas. Tres chicos vienen de Corea del sur, dos vienen de Irlanda, uno de Noruega, otro de Estados Unidos y un chico de Cuba. Las chicas son una de Japón, otras tres de Estados Unidos y una de Italia. Bueno aparte estoy yo.

-Sois bastantes, ¿donde os quedáis?-le pregunté.

-Algunos se quedan en casa de los chicos o chicas por los que se han intercambiado, aunque no necesariamente los que vivían en las casa son los que se han trasladado al país del que vienen los otros chicos, no se si me estás entendiendo, la verdad es que me estoy liando un poco.

Yo le sonreí.

-Te he entendido perfectamente. Si no te importa me voy ya, gracias por todo-después de decirle esto cogí mis apuntes y justo antes de salir de el pasillo hacía el patio me di la vuelta-Oye, ¿puedo saber tu nombre?

La chica me sonrió y sus blancos dientes resplandecieron como mil estrellas.

-Kaylani.

Después de eso me dirigí a toda prisa hacia la zona de deportes. Fui a los vestuarios y me cambié. Cuando salí allí estaba el entrenador del equipo masculino de fútbol americano mirando al campo y haciendo a los chicos correr de un lado a otro del campo. Yo me acerqué a las demás chicas que estaban en el banquillo y me senté al lado de una de ellas.

-¿Se puede saber que hacemos aquí sentadas en vez de entrenar? - le pregunté a mi compañera.

-En pocos meses es la liga y quieren que los chicos practiquen.

-¿La liga? Pero eso es genial, vamos a practicar-le dije con una sonrisa en la cara.

-Señorita, usted se queda sentada, hasta que no terminen los chicos no empezaran las chicas-me dijo el entrenador del equipo maculino mirándome. Nada mas decir eso volvió a concentrarse en el entrenamiento de su equipo.

Me giré a mi entrenador y él estaba con la cabeza agachada, parecía que estaba en otro mundo.

-No lo culpes-me dijo la chica que se sentaba a mi lado-lo tienen cogido por los huevos, tiene que hacer lo que ellos le manden. Las cosas son así.

Dentro muy dentro de mí se estaba encendiendo una chispa. Las cosas no pueden ser así, no van a ser así.

Esperamos al final del entrenamiento de los chicos y cuando me iba a levantar se me acercó un chico rubio del equipo y me lanzó el casco a la barriga.

-Aguantalo pelirroja-me dijo.

¿Pero quien se cree el anormal esté? Cogí su casco y lo puse suavemente en el suelo. Después miré al chico que me miraba incrédulo. Ante sus ojos le dí una patada al casco, que salió volando hasta casi la mitad del campo. Después volví la mirada al chico.

-Que te lo aguante tu madre.

Dicho esto me dirigí hacía donde estaban mis compañeras. La chica con la que había estado sentada se acercó corriendo hacía mí.

-Que suerte tienes, el chico es Estado Unidense y se llama Lean. Dicen que es el chico mas guapo del insti.

-¿Y no dicen que es gilipollas?

Celia

Siempre que salía de clase llegaba tarde adonde había quedado con Alba. Pero desde luego no esperaba que cuando llegase iba a estar encarándose con las pijas de la universidad. Gracias a todo mis piernas fueron lo suficientemente rápidas como para llegar y evitar el enfrentamiento.

Nos sentamos en un banco y le conté todo lo que me había contado Pepi sobre esas chicas.

-Ya reventaremos a las muñecas hinchables esas, pero ahora vamos al club-le dije a Alba.

Desde luego veía a Alba bastante alterada, creo que las demás también lo notaron, incluido Luis, uno de los chicos que nos ayudaban a diseñar las prendas, no se si lo notaron por su mirada fulminante que era capaz de fundir los tranchetes de un sándwich o si fue por las cerca de treinta agujas que hincó en la mesa, a lo largo de la explicación.

Me tiraba los días hablando con Aaron, pero ya hacía cerca de tres días que no sabía nada de él. Sus redes sociales estaban totalmente abandonadas. Y no me respondía a los mensajes. Me estaba empezando a poner de los nervios porque no sabía que pasaba, a mí no me importa nada que no me responda, pero no se si le habrá pasado algo, realmente cruzo los dedos para que no sea así.

Luis se me acercó y me tocó el hombro.

-¿Te preocupa algo Celia? - me preguntó.

-No es nada-le dije sonriendo.

-Cualquier cosa dímelo-me dijo y se alejó.

Luis era un chico con la piel mas blanca que la nieve. Su pelo era negro carbón y sus ojos eran del mismo color.

Aaron responde ya o al menos da señales de vida.

Nunca te voy a dejarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora