Viktor Nikiforov tiene un pasado que cree olvidado y enterrado bajo el gran amor y cariño que su pareja le ha dado. Yuri Katsuki es todo lo que Viktor quiere y no creé que pueda desear algo más que él.
Sin embargo, la feliz historia no puede durar p...
Viktor observo atentamente la pequeña prueba entre sus dedos, teniendo como apoyo una almohada en su regazo mientras abrazándola fuertemente.
—Yuri.
Estaba sentado de piernas cruzadas en la mullida cama de su novio, sintiendo como los segundos pasaban tortuosos y malditamente lentos. Makkachin, su amado caniche estaba sentado en suelo, silencioso y observando fijamente a su amo, tratando de no perturbarlo con su presencia, percibiendo la angustia y estrés que estaba pasando el peliplateado.
Viktor Nikiforov, un omega de 29 años de edad actualmente, pentacampeón del mundo en el patinaje artístico, la leyenda viviente, uno de los omegas más codiciados y sobresalientes en la tierra y anteriormente soltero (desgraciadamente para todos sus pretendientes, ahora más que nunca, completamente enamorado y en una relación estable y grandiosa).
¿Qué más se podría pedir en un hombre? Nada, sencillamente nada.
Su vida había subido en una ráfaga cuando decidió cumplir finalmente su sueño de entrar profesionalmente al patinaje artístico, y durante más de 15 años, su vida había sido de lleno al patinaje. Luego de muchos puntos obscuros y tortuosos en su adolescencia, se levantó y pudo lograr hasta lo imposible en un país tan cerrado y juicioso como Rusia para con los de su especie.
Pero en la cúspide de su carrera, sentía que las cosas habían cambiado, que su corazón anhelaba algo más. Ese algo que había estado evitando y alejando cada vez más. Hasta que él llego a su vida.
Y después todo había cambiado, todo su mundo había dado un giro de 360° y él se había convertido en todo lo que necesitaba. Yuri Katsuki, su alfa y el amor de vida.
Las cosas se dieron una manera inesperada y totalmente alocada. Siendo que en el banquete del Gran Prix Final termino siendo una noche de copas ¿Quién diría que quedaría totalmente encantado de un “cerdito” que gustaba de seducir hombres con sus poderosos pasos de Pole dance?
Las cosas habían tomado su curso y ahora estaban aquí, 2 años después de convertirse entrenador-pupilo, casi 1 y medio en novios y 2 meses en aproximadamente de prometidos.
Pero su historia feliz no iba a durar para siempre.
—¿Qué hare…?
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Y aquí esta. Estoy realmente nerviosa pero espero que lo disfruten y les guste.
