S I E T E

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Viktor se apoyó contra la pared más cercana, tratando de equilibrarse, la habitación estaba empezando a dar vueltas y estaba asustado.

Habían ido esa tarde con su obstetra por lo malestares recurrentes y aunque había recetado medicina, las náuseas no querían ceder. Habiéndose sentido lo suficiente capaz de ir a dar una vuelta por la playa para estirar las piernas había mandado a Yuri a relajarse al Ice Castle, pero ahora se arrepentía de ello.

Con su chaqueta de la afiliación rusa colgada a sus espaldas y con sus almas ocupadas, una en su boca evitando derramar el vómito casi de manera inútil y otra en su abdomen haciendo presión

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Con su chaqueta de la afiliación rusa colgada a sus espaldas y con sus almas ocupadas, una en su boca evitando derramar el vómito casi de manera inútil y otra en su abdomen haciendo presión. Trataba de llegar por lo menos a la entrada del onsen para encontrarse con alguno de los Katsuki, a lo lejos escuchaba como el traqueteo empezaba a armarse por lo fuertes ladridos de Makkachin daba para que vinieran a su auxilio, escucho las voces conocidas de la madre de Yuri y Mari y luego todo se volvió negro.

 Trataba de llegar por lo menos a la entrada del onsen para encontrarse con alguno de los Katsuki, a lo lejos escuchaba como el traqueteo empezaba a armarse por lo fuertes ladridos de Makkachin daba para que vinieran a su auxilio, escucho las voce...

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Viktor estaba recostado en la cama. Sus pijamas grandes y flojos y el pálido de su rostro le daban un aspecto demacrado.

A Yuri le dolía demasiado.

Las náuseas que su omega había estado teniendo eran bastante severas, algunos días no llegaba a probar bocado por lo mismo, ya llevaban 2 semanas así y la doctora solo pudo decirles que tuvieran paciencia y recomendarles algunos medicamentos no invasivos. Viktor lo había tomado lo más tranquilo que pudo, sus ánimos seguían siendo buenos y trataba de tranquilizarle.

Desde el incidente del desmayo, Yuri se había convertido en un perro guardián que se quedaba al lado de Viktor las 24 horas del día. Asegurándose que su omega y cachorro estuvieran a salvo. No pensaba dejarles solos otra vez.

Como siempre su familia había sido de ayuda, avisándole en estado de Viktor y enviándolos a los al hospital de inmediato para controlar al omega y evitar cualquier desgracia. Afortunadamente, no había pasado a mayores, Viktor había caído en los brazos de su hermana evitando cualquier golpe y fue atendido casi inmediatamente, por ahora solo debía seguir en reposo y soportar aun los malestares de su estado.

A veces cuando era echado de la habitación y volvía, casi siempre se encontraba con Viktor hablándole a su vientre mientras lo acariciaba, este encontrándose cómodamente en una mecedora que antiguamente había sido de su madre. Robándole el corazón, justo como ahora. 

En estos momentos estaba escondido contra la puerta mientras observaba la misma encantadora escena, escuchando la suave nana que el ruso cantaba en lo que parecía su idioma natal. Sintiendo una curiosidad enorme por saber que decía, abrió completamente la puerta de la habitación, lo cual al parecer no perturbo a su amado, que siguió cantando con voz suave, redondeando la pequeña y curveada forma de vientre con sus palmas, mientras su expresión era suave y llena de calidez, mientras sus ojos estaban cerrados y con su cuerpo hacía un vaivén en la mecedora.

Situándose en la parte trasera de dicha mecedora, coloco sus brazos alrededor del cuello del otro, haciendo con su cuerpo el mismo vaivén con el cual Viktor se mecía. Cerrando los ojos esperando pacientemente a que acabara la nana.

Era de noche, escuchaba el suave, pero constate respirar de su amado Yuri justo a la par suya, donde siempre debía estar

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Era de noche, escuchaba el suave, pero constate respirar de su amado Yuri justo a la par suya, donde siempre debía estar. La obscuridad de la habitación y el fuerte calor corporal que lo rodeaba le daba tranquilidad y el aroma de su alfa le arrullaba. Los brazos de Yuri estaban enredados en su cintura mientras que su cabeza reposos en su hombro. Con una sonrisa soltó un poco de sus feromonas escuchando el complacido gruñido de Yuri mientras entre sueños le apretaba más entre sus brazos.

A pesar de la comodidad que sentía, por alguna razón el sueño no llegaba, miraba por la ventana de la habitación con las cortinas de por medio la luna llena de la noche, disfrutando de la paz de aquella noche. Cerró momentáneamente sus parpados, soltó un suspiro tembloroso y trago saliva para acomodarse más entre los brazos de su prometido.

Buenas noches” dijo dentro de su mente “Hace mucho que no hablamos

Unos meses antes de conocer a Yuri hacia esto todas las noches, entre lágrimas y sollozos, saludaba a sus padres antes de dormir.

Les contaba todo, lo que hacía, lo que comía, lo que le pasaba, cosas que haría si todavía estuvieran con vida. Dolía demasiado, pero los extrañaba demasiado.

Gracias por todo” agradeció con una sonrisa quebradiza “Prometo que mi hijo los va a amar tanto como yo los amo

“Gracias por todo” agradeció con una sonrisa quebradiza “Prometo que mi hijo los va a amar tanto como yo los amo”

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¿Alguien aún lee está cosa?

Hola queridos, han pasado 84 años. Realmente lo siento. No pondré excusas. Igual si alguien todavía lee. Espero les guste.

Nethany.

Una perdida nunca se olvida. ☆彡Omegaverseミ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora