S E I S

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Los dos se habían quedado recostados en la cama, Yuri encima de Viktor, siendo menos pesado y procurando el no lastimarle, los brazos de este envueltos alrededor de su cintura y su cabeza sobre su pecho, escuchando el latir de su corazón, tranquilo y constante. Yuri sentía los suaves dedos serpenteando su cabello, estos dando de vez en cuando masajes en su cuero cabelludo haciéndole ronronear gustoso, mientras se aferraba más a su cuerpo cálido, acariciando sus costados.

No tenían idea de cuánto tiempo habían estado metidos dentro de la habitación, pero tampoco les importaba demasiado. Viktor sentía en su interior como sus demonios se habían aquietado hasta el punto en el que casi se olvida de que alguna vez estuvieron ahí, atormentándolo. Y ahora lo único que quedaba era una sensación de sosiego en su pecho. Haciéndole respirar libremente otra vez.

También ahora que tenía a Yuri entre sus brazos, sentía que de alguna manera todo iba a estar bien. Ya no tenía miedo, tal vez algo de inseguridad, pero no miedo. Porque sabía que Yuri estaría ahí para él. Rio levemente, mientras intentaba contener su sonrisa con su puño tapando sus labios mientras adorablemente cerraba sus ojos azulados.

Bueno, realmente Yuri estaría ahí para él y su pequeño bebé.
Yuri se levantó de su pecho, recargando su peso sobre sus brazos para poder mirar a Viktor directamente al rostro, mostrando una expresión divertida y somnolienta, su sonrisa y los lentes algo chuecos por la antigua posición hacían de él una imagen relajada y feliz, Viktor admiro sus facciones, deleitándose con ellas.

—¿De qué te ríes?— preguntó el pelinegro, mientras acercaba una mano a su rostro y con sus nudillos delicadamente acariciaba una de sus mejillas.

—De nada— respondió inmediatamente extendiendo uno de sus brazos y pasarlo alrededor del cuello de Yuri mientras recargaba su mejilla en la palma de su amado, sumergiéndose en su toque.

—Vamos dime, también quiero reírme.

—Mhm... Estaba pensando en ti.

—¡Estabas riéndote de mí!— Viktor soltó un bufido, divertido ante la repuesta infantil de su amado.

En ese instante pensó en lo afortunado que era y en cuan afortunado seria su futuro hijo teniendo a un padre como Yuri. Alguien noble, centrado, talentoso, amoroso y un sinfín de cosas más.
Yuri hizo un puchero encantador antes de soltarse a reír abiertamente, mientras que sus mejillas se ponían levemente rosas y su sonrisa se ensanchaba. Viktor se le unió casi al instante, disfrutando como nunca antes ese momento.

—Yuri ¡Por favor, cuida de nosotros!

Las carcajadas de Yuri se detuvieron de repente, enderezándose con brusquedad, su expresión perpleja, boca abierta y sus ojos siendo ocultados por el reflejo de sus gafas, le daban una vista realmente divertida. Luego de lo que a Viktor le pareció una eternidad sintió como los brazos de Yuri le apretaban fuertemente y su cuerpo estuvo pegado al contrario, sintiendo como varios besos empezaban a ser repartidos por sus hombros y cuello, escuchando la voz emocionada y acuosa de su Yuri soltar balbuceos que no lograba entender.

—Yuri, cálmate— regaño con voz suave, disfrutando del contacto en su piel, envolviendo sus brazos alrededor del cuello de Yuri, acercándolo más hacia él.

—¿Realmente estas seguro? Viktor, gracias, te adoro. Prometo hacerte feliz, prometo hacer feliz a nuestro cachorro. Siempre estaré a tú lado. Gracias, gracias— decía el azache mientras repartía besos por toda la clavícula de su amado, disfrutando de las pequeñas risillas que soltaba por los lugares sensibles.

Una perdida nunca se olvida. ☆彡Omegaverseミ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora