C I N C O

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Sentía como si su cuerpo fuera ascendiendo de las profundidades, sus ojos hinchados y pesados fueron abriéndose lentamente, viendo sorpresivamente obscuridad nuevamente.

Se preguntó momentáneamente si la conciencia estaba haciéndose presente o simplemente estaba soñando, pero el dolor agudo en todo su cuerpo le hizo saber que está despierto. Desorientado, trato de procesar sus pensamientos de manera correcta.    

Notó que estaba sobre un superficie blanda, aunque seguía siendo todavía demasiado dura para una cama, tocó en la obscuridad su alrededor, tratando de levantarse pero dejando escapar un quejido ante la protesta de sus lastimeras extremidades. Sentía frío, su piel se estremecía por la falta de calor por la delgada manta que le cubría, a sus lados una superficie, como una pared rodeando su cuerpo, de material fresco y duro, como cerámica, se dio cuenta. Y pudo determinar que era una tina.

Sorprendido, trato nuevamente de mover su cuerpo, pero el dolor era persistente y el malestar de cabeza se estaba incrementando.

Volvió a acostarse dejando un brazo encima de su frente, tratando de recodar lo que había pasado. A su mente venía la despedida de sus padres y sus últimas palabras llenas de afecto, imágenes borrosas de un programa de televisión y...

Como flashazos frente a sus ojos, las imágenes de las manos sucias que recorrieron su cuerpo se mostraron, los susurros obscenos volvieron a resonar en su mente, y juro poder sentir aliento caliente de nuevo. El aire se escapó de sus pulmones, con ojos abiertos su cuerpo empezó a ser recorrido por espasmos mientras sus cuencas se llenaban de lágrimas. No podía hablar o gritar, despotricar o algo para aliviar el dolor y la ira que sentía.

Esa cara impresa en su mente, se burlaría eternamente de él.

Con temor, levanto su mano para llevarla hasta su cuello, tocando la superficie suave de su piel y horrorizándose inmediatamente al percatarse de las irregularidades en donde estada su glándula, sintiendo el escozor de la herida aun fresca, descubriendo que había sido marcado.

Sintió como algo en su interior se rompía, lagrimas silenciosas descendieron por sus pálidas mejillas y los sollozos se dejaron escapar de sus labios. La impotencia y el dolor se mezclaban en su interior dejándolo hundido en un abismo, sintiéndose solo y desprotegido como hace mucho no se sentía.

Quería a sus padres, que todo esto fuera una burda mentira y que simplemente despertara de esta pesadilla. Volver a su habitación escuchando como sus padres hacían el desayuno para luego despertarlo llenándolo de besos como cada mañana. Deseaba creer que nada de esto había sucedido y que aún estaba limpio. Pero sus suplicas no serían escuchadas esa vez.

Parado detrás de la puerta, un hombre de edad mayor escuchaba atentamente los sollozos del omega. Deleitándose con el sonido de sus hipidos y sintiendo a través del lazo que ahora compartían todas las emociones que invadían al otro.

Degustando el sonido más dulce para él.

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Una perdida nunca se olvida. ☆彡Omegaverseミ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora