U N O

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Esa noche no fue capaz de ver a Yuri a la cara.

Recuerda el pánico al simplemente oír su voz cerca de la habitación. Así que tomando la prueba con la cajilla de esta, corrió lo más rápido que pudo hasta el primer nivel del onsen evitando a su novio y resguardándose en la seguridad de la cocina, encontrándose a Hiroko, quien estaba preparando algún platillo que no llego a identificar a simple vista.

Ella se alegró de verle y le pregunto si deseaba algo de comer, gentilmente negó, viendo de reojo hacia el pasillo para asegurarse de que Yuri no se acercara. Luego de conversar un poco ella, se atrevió a pedir de favor que le dijera a Yuri que esta noche quería dormir solo, ya que no se sentía demasiado bien. Hiroko se mostró preocupada y le había insistido que si sentía algún malestar en particular ella misma podía acompañarle al médico. Sintió algo de culpa al tener que mentirle a su futura suegra, pero excusándose vagamente e insistiendo en que tal vez era un simple resfriado consiguió convencerla de dejarle quedar en una habitación para huéspedes.

 Sintió algo de culpa al tener que mentirle a su futura suegra, pero excusándose vagamente e insistiendo en que tal vez era un simple resfriado consiguió convencerla de dejarle quedar en una habitación para huéspedes

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No le había dirigido palabra a Yuri desde esa mañana, se las había arreglado para evadirlo todo el día, primeramente con Hiroko y luego saliendo a correr con Makkachin, deteniéndose en playa simplemente para matar el tiempo, pero mandándole algunos mensajes para asegurarle que estaba bien.

Sabía que este debía de estar preocupado y extrañado por su actitud, pero simplemente no estaba listo para encararle.

Para cuando regreso, estaba seguro que Yuri aun debía estar practicando en Ice Castle, así que luego de que le dieran su habitación se había impuesto un auto-encierro en ella, sintiendo la abrumadora sensación de inquietud recorriendo todo su cuerpo a pesar de estar completamente solo. Se había dado una ducha tratando de reorganizar sus ideas y cuando ya estaba acostado en la cama, pensó.

Pensó en su vida, en el pasado, su presente y especialmente pensó en el ser que crecía dentro de él. Esa pequeña masa de células que se nutría y se desarrollaba día con día en su interior.

Abrazo más a Makkachin, el cual se había subido a su regazo y dormía plácidamente encima de él, dándole esa calidez que necesitaba, pero que no era suficiente. Sintió que quería llorar, pero no se dejó hacerlo.

Tenía miedo. Pero no a la responsabilidad, tampoco a la carga que tendría un niño el resto su vida, ni a la reacción que podría llegar a tener su novio. Tenía miedo a que todo se volviera a repetir. Le espantaba el llegar a pensarlo. Y aunque sabía que las circunstancias estaba vez eran diferentes, no podía… simplemente no podía.

Pensó en el papel que tomaría Yuri en todo esto. En sus posibles reacciones, las decisiones que podría llegar a tomar si le decía que no quería tener a su hijo. ¿Se ofendería? ¿Se horrorizaría? ¿Lo comprendería? ¿Lo terminaría odiando?

¿Se separaría de él?

Soltó un jadeo ante sus pensamientos. No podía concebirlo siquiera, el imaginar una vida en la cual no estuviera Yuri era… ni siquiera podía ponerle nombre. Él era… su alfa, el amor de su vida, su compañero, su amigo, su familia. Él simplemente era todo.

Una perdida nunca se olvida. ☆彡Omegaverseミ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora