Prólogo

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Ya van dos años y medio desde lo que pasó en el centro comercial ese día. Creo que fue lo mejor para ella. Y lo recuerdo muy bien.

Yo tomaba la mano de Evelyn mientras caminábamos juntos, no podía dejar de gruñirle a cualquiera que la miraba. ¿A caso no ven que soy su alfa?

–¿Puedes calmarte? Asustas a todos –dijo ella deteniendo el paso. Yo copié su acción para luego mirar su cuello, está lleno de las marcas que le hice. Pero mi alfa insiste que no es suficiente.

–Es que... No me gusta como te miran –respondí llevando una de mis manos hacia su collar para hacerlo a un lado. Mi alfa me ordenó marcarla, me empujó a morder a Evelyn sin importarme que estemos en público. Ella se separó de inmediato, quería rodearla con mis brazos para limpiar la marca. Pero me detuve al ser su rostro serio.

–¡Ah! No más mordidas –me regañó tocando su cuello. Estaba sangrando un poco y quería besarla para que se sintiera mejor. Eve se colocó la bufanda que llevaba sobre sus pequeños hombros y cubrió las marcas.

–Entiendo –murmuré mirando a un lado. ¿Le da vergüenza mostrarlas?

Luego el hermano de Eve la llamó para que hable con su omega y entonces se separó de mí, sin saber que me provocó un enorme vacío en mi pecho.

Ella se va, me abandona.

–Tranquilo. Sólo es por un segundo –me dije a mí mismo, para apaciguar a mi alfa interior.

Me abandona. Debo ir tras ella.

–No. No es eso. ¡Cálmate! –insistí manteniendo mis puños fuertemente cerrados. Aunque desde que conocí a Evelyn, sentí que podría ser yo realmente sin tener miedo de lastimar a alguien.

–Cálmate, apestas –me dijo el tal Henry haciéndome notar su presencia. Él estaba observando desde lejos a su omega.

–No me molestes, no estoy de humor.

–Te entiendo, mi lazo con ese omega me está matando y no puedo pasar un minuto más lejos de él. Pero, aunque fue un accidente, la marca de su cuello le dice a los demás alfas que es mío. Y se siente bien –comentó teniendo la mirada en su omega.

No puedo dejar una marca así que Eve. ¿Y si un beta la marca? La perdería para siempre. Henry me dejó solo y fui a los sanitarios para intentar calmarme, mojé un poco mi rostro y me vi al espejo. Los músculos de mi cuerpo estaban muy tensos al igual que mi mandíbula.

Unos minutos después salí a buscarla, no es necesario decir que mi alfa estaba desesperado. Volví a la fuente en donde estaba y pude ver a mi dulce beta caminar hacia mí sonriendo. Pero las personas a su alrededor volteaban a mirarla.

Mi alfa desgarraba mi pecho y apenas podía contenerme, quería correr hacia ella y abrazarla para volver a marcar su cuello. Pero... Otro muchacho se me adelantó, abrazando a Evelyn por la espalda.

Yo inmediatamente corrí hacia ellos para separarlos, apenas pude procesar lo que estaba pasando, mis puños golpeaban sin parar a ese otro beta. La idea de que pudiera marcar a Evelyn y crear un lazo hizo que descargara toda mi furia sobre él, hasta que mis propios nudillos sangraran. En menos de un segundo él se encontraba en el suelo y Eve a su lado.

No, ven conmigo. Yo te necesito.

Y ahí estaba mi error, ella es beta. Nunca sentirá que yo soy su alfa como lo haría una omega. La miré por un momento, tratando se contener a mi alfa interior que quería desesperadamente lanzarse sobre ella para abrazarla y besarla. En su lugar caminé hacia Evelyn a pasos decididos y tomé con fuerza el collar rojo para terminar arrancándolo de su cuello, porque nunca sentirá lo que yo siento.

Versión AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora