Épsilon

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Dieciséis veces, fueron las que Cameron trató de entrar a la casa. Pero es echado por Evelyn en un tiempo récord y también Henry la ayuda con la plaga. Ahora el alfa se encuentra sentado a los pies de las escaleras, no quiere moverse o regresar a casa. Además está anocheciendo.

Vámonos de aquí, Eve no nos quiere ver. Ya te lo había dicho.

–No. La otra vez, ella...

Él toma su cabeza entre las manos. El cuerpo está fuera del control de Cameron, hasta intentó meditar. Pero nada da resultado. Simplemente puede ver lo que sucede, es solo un espectador de sus acciones. Cameron está cansado y con hambre, y su alfa continúa terco e inflexible.
En ese momento, siente como se pone de pie, sacude la tierra de su ropa y comienza a rodear la casa.

Detente, volvamos a casa.

–Nos necesita –se contesta a sí mismo con un gruñido de por medio. Intenta hacerle comprender algo que es ridículo para Cameron.

Ella es independiente, fuerte. No necesita a un alfa, tampoco nosotros la necesitamos.

El otro solo lo ignora por completo y comienza a trepar por unas enredaderas que se aferran en las paredes de la mansión. Tiene una increíble destreza de la que él mismo se sorprende. Continúa adelante hasta llegar al gran ventanal del cual proviene el aroma a rosas y lavanda. Pero Cameron nota que su olor se siente apagado, sin esa vitalidad que siempre suele emanar.

–Mi beta me necesita. –esas palabras salen sin su consentimiento. Pero no le reclamo nada al alfa, porque ve a Evelyn en su cama, hecha bolita y abrazando sus piernas. Vulnerable, frágil.

Eve...

Con esa imagen, se convence a sí mismo, su alfa interior lo sabía, Evelyn lo necesita y él estaba siendo un idiota. Hasta ahora se da cuenta que, el dolor de cabeza que lo atormentaba, desapareció apenas cuando volvió a ver a verla. Pero la incomodidad de su pecho persiste. Entonces se acerca lentamente, al estar de espaldas ella no puede verlo, decide llamar su atención llevando una mano hacia su cabello para acariciarla despacio. De repente la castaña gira al sentirlo y, al momento de verlo, se aleja de inmediato.

–Sal de aquí –ordena bajándose de la cama.

Quisiera poder demostrarle que la quiero, como siempre la quise. Tratar de remendar mi error.

–Cameron, vete por favor –insiste manteniendo sus brazos cruzados. Tampoco le dirige la mirada.

–No.

–¡Éste no eres tú! –exclama, para luego soltar un sollozo, se abraza a sí misma e intenta calmar su llanto–. Me dolió mucho cuando viniste a buscarme y luego, a la mañana siguiente, te alejaste de mí como si yo fuera... S-Sólo sal de aquí.

Sus palabras hacen que Cameron se sienta devastado, como la vez que se conocieron. Suspira para aplacar el dolor de su pecho y se acerca a la pequeña beta. Él no sabe qué intenta su alfa. Pero confía en él, ambos quieren que ella esté bien, que sea feliz, que vuelva a sonreír.

–Te necesito conmigo. –Su mano va hacia adelante. Evelyn retrocede un paso y lo ve sosteniendo algo con firmeza en su puño derecho. Sus dedos se abren lentamente, mostrando el collar rojo.

Por favor, no me rechaces.

Como temía, ella aleja su mano, rechazando el collar mientras llora a mares. No debe fingir con él, ya que puede oler su tristeza y quiere verla sonreír.

–N-No, estás en la transición, no... recordarás nada luego.

Oh claro que lo recordaré, preciosa.

Cameron sonríe al saber a lo que realmente tiene miedo. Sus manos van hacia esas mejillas húmedas para quitar las molestas lágrimas, mientras besa su frente y luego su pequeña nariz, provocando que ría. Todo este tiempo él creyó que su alfa sería un animal, salvaje e insensible, así como su padre. Tenía miedo, cuando Jersen perdía la paciencia golpeaba a su esposa sin importarle que él estuviera presente. Pero Cameron se equivocó, su alfa trata mucho mejor a Evelyn que él mismo.

Apenas logra ordenar sus pensamientos y nota que ambos se encuentran en la cama, no con otras intenciones, sólo acurrucados. El castaño tiene a Evelyn entre sus piernas mientras la acaricia, dejando besos por su cuello y hombros.

–¿Por qué te fuiste ese día? Jamal es mi mejor amigo y en el hospital conocí a su pareja. Ya tenía un lazo con ella –murmura alejándose un poco, lo mira a los ojos y no puede evitar sentir su corazón latir con fuerza.

Estaba celoso, ambos la cagamos y debimos comprenderla. Sólo estaba pensado en mí mismo.

–Lo lamento.

Con un "lo lamento" no resuelves nada.

–¿Puedo? –pregunta el alfa teniendo el collar en su mano–. Después de todo es tuyo –susurra acariciando los brazos de la beta. Ella vuelve a negar.

–Quédatelo –pide cerrando su mano con el collar en el interior.

Pero es tuyo. Quiero dártelo para que vuelva a haber algo entre nosotros, ese collar es nuestro lazo.

El alfa no responde, sólo se dedica a mirarla e insiste en entregarle el collar rojo. No se dará por vencido.

–Estás perdonado Cam. Pero no lo haré por Samira –contesta manteniendo su mirada firme.

Es verdad, no se merece esto.

–Ella no me importa, me importas tú. –se apresura a responder. De nuevo Cameron está en desacuerdo. Porque sabe que Samira es la persona más buena y tierna que conoce, hasta Evelyn reconoce eso.

–No quiero que la lastimes y menos sabiendo que es por mi culpa.

Él la admira mucho por pensar en los demás y no sólo en ella misma. Su alfa insiste de nuevo con el collar, está vez de una manera más brusca, colocando el mismo en las manos de Eve y las cierra con fuerza.

–Por favor... Es n-nuestro lazo. –él puede notar su voz quebrada y fallando, también siente como todo su cuerpo se desmorona de repente. Ahora me encuentra en el suelo, la cabeza le da vueltas y apenas ve el rostro de la castaña a su lado. Luego todo alrededor se vuelve oscuro.

Versión AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora