Cap 7: Todos empiezan siendo desconocidos

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3 de noviembre, Macht.

Me encontraba en un pasillo, un pasillo oscuro y estrecho. Era tan largo, que no era capaz de ver su final.

—¿Hay alguien ahí? —pregunté en voz alta.

El eco de mis palabras reverberó y se repitió cada vez más y más alto. Las palabras cambiaron y se convirtieron en carcajadas y susurros que hablaban sobre una niña destruida, débil y estúpida.

Esa niña a la que se referían era yo. 

Mi respiración se volvió agitada y me lancé a correr. Huía de esas voces que susurraban cada vez más alto pero nunca desaparecían. 

—Acéptalo. —Una sombra se abalanzó sobre mí—. ¡ACÉPTALO!

Caí al suelo y me volví a levantar para correr en dirección contraria.

—Rubia tonta, no puedes con nada, escóndete de nuevo, ¡vamos! —me susurraban detrás del oído—. No vales para esto.

—Asteria —me llamaba la sombra con un tono perturbador desde atrás.

Lloré y seguí corriendo con todas mis fuerzas hasta que vi una luz blanca al otro lado, aumenté más la velocidad y cuando casi llegaba hacia ella, me detuve.

Grité de rabia y quise correr, de veras que quería salvarme de todos ellos.

Miré hacia atrás cuando el murmullo cesó. Una multitud de gente se acercaba por mi espalda rodeada de un silencio mortal y con sonrisas amplias dibujadas en sus rostros. 

—Dejadme por favor, no puedo soportarlo más —chillé—. ¡PARAD!

Y , entonces, el suelo se resquebrajó bajó mis pies. Caí sin haber llegado antes a aquella brillante luz que parecía sonreírme burlona desde cada vez más y más lejos.

(...)

Desperté entre bocanadas agitadas y llevé mis manos con velocidad a mi corazón.

—Joder, joder.

Froté mis ojos frustrada y llevé mi mano a la derecha, tanteé sobre la cama hasta que encontré mi teléfono móvil que sonaba de forma estridente.

Si era de nuevo ese número...

—Joder, ¿quién es? —pregunté cuando cogí la llamada.

—¿Ast? —dijo Nina al otro lado de la línea—. Soy yo, tu mejor amiga, ¿has perdido mi contacto?

—No, lo siento —suspiré incorporándome sobre los codos—. Lleva toda la tarde llamándome un número desconocido.

—Pues bloquéalo —dijo con obviedad—. Bloquéalo y después ven al parque con nosotras.

—¿No que estaba cayendo una lluvia torrencial? —pregunté levantándome y caminando con paso lento hasta el baño.

bostecé a la vez que me levantaba de la cama para dirigirme con paso lento al baño.

—La tarde ha mejorado estrepitosamente.

—No sé, Nina... —rasqué la parte de atrás de mi pelo e hice una mueca al notarlo todavía húmedo—. Estoy bastante cansada.

—¡No me valen esas escusas! Ya es hora de salir un poco a la calle, estoy cansada de verte tan solo en el instituto.

—Me viste en la fiesta de Halloween.

—¿Qué fue en...?

Rodé los ojos y suspiré.

—Está bien.

CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora