—¡Por favor!
—No.
—Ryōki, hijo.
—He dicho que no ¡No quiero verlo!
—Ryōki...— vio a su hijo subir las escaleras, mientras se soltaba a llorar y Ryōdai lo abrazaba.
—Papi... No llores— decía mientras lloraba. Entendía a su hermano, él tampoco quería verlo, pero tampoco quería ver triste a su padre y sí eso lo hacía feliz haría a verlo.
—Lo siento... siento haberles mentido pero no quería que sufrieran— decía mientras se aferraba a su hijo mayor.
—Papi...
Había pasado un mes desde el secuestro. Durante ese mes, tanto él como Ryōki habían tendido horribles pesadillas; por lo que siempre terminaban durmiendo con su papi, aunque en un principio se les hacía extraño dormir con él, ellos estaban acostumbrados a dormir juntos pero al saber cómo fueron concebidos, la situación era tensa. El saber exactamente como pasó por parte de su papi vio el gran daño que Aomine había hecho.
Él se sentía confundido; por una parte lo odiaba pero por otra quería a Aomine. Esos tres meses que habían convivido fueron mejor de lo que esperaba, Aomine Daiki se había esforzado por cumplir con todos sus caprichos, pero... Ahora que sabía que su hermano y él eran los únicos hijos que tuvo, ya que no podía tener más, no sabía si todo eso fue conocerlos a ellos porque realmente los quería o por ser sus únicos hijos.
—Lo siento, Ryōdai— susurro Ryō limpiándose las lágrimas —¿Vamos entonces?
—...
Ryō noto en su hijo esa mirada de miedo e inseguridad —Hoy no iremos a verlo. Saldré un rato... Deje una pizza.
—Gracias papi— lo abrazo y luego fue con su hermano.
Ryō tomo su celular, las galletas que había ordenado y las llaves del auto; lo abordo y abandono la casa. Tras conducir varios minutos, llegó a la casa de los Aomine. Toco el timbre y espero unos minutos.
—Ryō... ¿Mis nietos?— cuestiono mirando hacía el auto. Negó y ambos se miraron. Kimiko se percató de los bordes rojos en los ojos de Ryō –Pasa, Daiki está en su habitación.
—Gracias...— le entrego las galletas y comenzó a subir las escaleras.
Observó a Ryō subir las escaleras. Sabía que nada era culpa de Ryō, sino de Daiki y Mimi. Sus nietos no querían ni ver a su papá ni a ellos. Ryōki se lo había dejado claro: creían que solo los buscaban por ser sus únicos nietos, ya que Daiki no podía tener más hijos. Sabía que todo lo decían porque estaban dolidos al saber la verdad. Le dolía que sus nietos creyeran eso.
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Escucho que tocaron la puerta –Está abierto— Vio la puerta abrirse y mostrar a Ryō —¿Mis hijos?
Negó –No quieren venir – susurró mientras se aproximaba a la cama.
Cerró los ojos. Sabía que eso era el precio de lo que había hecho. Los bordos rojos no pasaron desapercibidos cuando Ryō se aproximó y le entrego un frasco de galletas –Haz estado llorando. Todo es mi culpa, Ryō.
Negó –También es mía... Sí no les hubiese mentido.
—Lo hiciste por ellos... para que no sufrieran, y yo acabe con todo— dijo mientras le tomaba de la mano. Ryō no se dejaba tocar por él, pero desde hacía unos días ya no retiraba la mano como antes o se alejaba.
—No quería que sufrieran— comenzó a llorar –Les mentí... No quería que sufrieran sabiendo la verdad... No quería que supieran que no los querías.
—Lo siento Ryō— lo abrazo y comenzó a llorar —Si tan solo me hubiese percatado de lo que sentía por ti, nada de esto estaría pasando. Podíamos haber sido felices con nuestros hijos...
Ryō se tensó al escuchar esas palabras. Últimamente todo mundo le decía que Aomine Daiki lo quería... incluyendo al peli azul.
—Aún podemos serlo, Ryō.
—Yo...
—Lo sé, no me crees. Después de hacer lo que hice cómo me creerías, pero te amo— sujeto las mejillas del castaño –Te amo. Siempre te he amado. Después de lo que paso entre nosotros no sabes lo mal que me sentía, no por verme acostado contigo (de hecho fue el mejor sexo de mi vida)— las mejillas de Ryō se tornaron rojo remolacha –Sino por lo que había hecho. Estuve dos meses así... Aquella mujer que viste se llama Megumi. Ella fue quien me ayudo a percatarme de que te amaba. De que siempre lo había hecho pero cuando te busque ya te habías marchado. Exactamente una semana había pasado cuando te busque. Nadie sabía nada, ni el maldito de Imayoshi me dijo algo. Por años, con ayuda de Satsuki, te busque y nada. 5 años pasaron y me di por vencido... fue cuando ella apareció.... Me recordaba tanto a ti... solo estuve con ella porque te vi en ella, sabía que hacia mal utilizándola pero al año vi que ella me era infiel y ya no me sentí tan culpable... Culpable de seguir amándote. Culpable de tener la esperanza de que un día regresaras a mí. Culpable de...— unos labios lo callaron.
Ryō besó por primera vez a Daiki. Ver esa cara culpable, el verlo decir que lo ama, supo que todo era verdad.
Llevo su mano al cabello café y lo sostuvo para profundizar el besó –ouch...— gimió al sentir el dolor en las costillas.
—Lo siento...— se apartó rápido y colocó una nueva bolsa de hielo en las costillas.
Negó –Ryō... ¿Qué vamos hacer?
—No lo sé...
Primero estaban sus hijos, ellos era más importantes que cualquier cosa.
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¿Realmente fue un error?
FanficPara un castaño que pudo tener la noche más perfecta de su vida, para un peli azul fue un ERROR. Ryō se marcha de Japón, huyendo, a donde esperaba ser feliz y reconstruir su corazón con un hermoso milagro. Daiki reacciona muy tarde a su error y pier...