capítulo 17

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Ella se levanta del sofá y empieza a decir miles de cosas mientras que camina de un lado a otro.

— ¡ 'ana 'aerif 'ann sarat al'umur min sayi' 'iilaa 'aswa!—grito con desespero.

(YA SÉ QUE TODO VA DE MAL EN PEOR)

Se detiene en seco y dirige su atención hacia mí.

— Si vava estuviera todo sería diferente—susurra.

— Pero él no está—recuerdo con dolor— y ahora es responsabilidad mía, yo nos he metido en esto... y sin importar lo que pase tengo que salir, sea de este lado o del otro.

— ¿alguna vez el abuelo te relato como se salía de esa leyenda, como dejabas tu huella en ella y al tiempo la abandonabas?—interroga.

— Ser uno solo y dominar los instintos—aclaro.

— Pero en tu camino hay dos obstáculos, uno que es casi imposible de acabar y el otro ahora es su aliado.

— De Tarkan me encargo yo y Abbas quiero ver su cabeza en una bolsa y su cuerpo crucificado—recuerdo.

— ¡estás loco!—grita— ¿tú sabes lo que eso implica?—me cuestiona.

Me levanto de la silla y la encaro. La presión en mi sangre empieza a aumentar y el aire que es expedido por mis fosas nasales quema.

— Si tengo que cambiar por el bien de mi familia... lo hare sin importar el precio—digo finalmente.

— Podrías no regresar, podrías morir...

— No importa... después de que yo no pueda lastimar a uno de los míos y mantenerlos a salvo yo... pagare el precio.

— ¿Cómo lo harás?—interroga.

— Solo hace falta tocar una vez el mapa para revelar la parte más oscura de una persona.

— Suenas como el doctor Jekyll1

— Queda bien hacer la comparación, muchas veces la realidad supera la ficción... en el mundo hay muchos misterios y este es uno de ellos.

Suspiro y miro fijamente a mi hermana.

— Si no llego... te pido que le digas a Lauren que todo lo que tengo es de los niños... y que entrenen bien a Axel y a Yasser, un buen rey siempre busca el bien de su reino.

El crepúsculo llega, el solo se oculta y da paso a un manto estrella que cubre la comarca árabe. Una cimitarra esta enfundada y cuelga de un cinturón. Los brazaletes de acero macizo que cubres mis brazos, están listo para dispararse en cualquier momento y atravesar el cuello de alguien. El mapa está al lado izquierdo de mi cadera, mientras que poco a poco su poder me consume más y más, hasta que pronto rebele aquella bestia salvaje, que solo ansia tener más poder y riquezas de las que un hombre puede soportar.

El firmamento esta oscuro y da paso a las traviesas estrellas. Doy un salto y quedo equilibrado en la barra del balcón. Miro hacia ambos lados, todo está tranquilo, sin interrupciones, es esta noche o nunca. Respiro...

Uno... dos... tres... y salto.

La adrenalina se acumula en mi pecho, poco a poco de mi cuerpo se apodera una energía oscura que me permite moverme con agilidad por en la estructura del castillo. Toco tierra, y corro hacia donde el caballo de está esperando, subo rápidamente y le doy unos toques para que empiece a galopar. El viento junto con los granos de arena golpea mi rostro, la noche es fría y hoy no tendrá piedad con nadie, pues sabe que voy en búsqueda de alguien, esa persona sabe mis puntos débiles, sabe perfectamente como atacarme. Por eso la última vez que salí tenía que enfrentar a Lauren y alejarla de todo esto, pues no me hubiera perdonado que algo le pasara. En un principio no recordaba nada de lo que decía, pero con el paso de los días he tenido más lucidez... y lo que hice fue por el bien de todos, mientras más lejos este ella de eso es mejor, sin importar si es feliz con alguien más.

El rey árabe [Z.M.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora