Emanuel V

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Emanuel V

Chat individual

─¿Estas bien? —era Emilia.

─Si.

─¿Seguro?

─Te dije que estoy bien.

─Bueno, ¿Estás enojado?

─No te das cuenta que no quiero hablar con vos.

─¿Solo conmigo no querés hablar con nadie?

─Ni con vos, ni con nadie. Al menos por ahora.

─Esta bien, entiendo.

Estaba molesto con Emilia. Por un lado sentía que mi molestia era muy estúpida pero después de pensarlo me di cuenta que no. Si fuera algo estúpido no me molestaría. Pensaba que después de este tiempo que compartimos juntos había algo especial entre nosotros. Por eso estoy así, molesto conmigo y con ella. “Solo somos amigos…muy buenos amigos” dijo en el grupo a los demás chicos. Y sí, solo somos amigos, tiene razón pero creo que hay más. Para mí no es solo mi amiga. Ella es la persona con la cual puedo ser transparente, es la voz que me acompaña antes de irme a dormir y quien escucha todas las cosas que puedo llegar a decir.

Me odio, odio estar sintiendo esto. Odio que me guste Emilia. Si lo asumo, me gusta Emilia. Solo de mirarla me dan ganas de sonreír, mi corazón está muerto y comienza a latir cuando recibo un WhatsApp de ella. Y su voz, su voz es hermosa. Ella es hermosa en todo sentido, pero no puedo permitirme estos sentimientos; no lo merezco. De qué me sirve ilusionarme con ella. Hoy nadie me ama y es por eso que no sería capaz de dar amor de verdad. Mi mamá si me amaba. El dia del accidente pude ver en los ojos de mamá el amor que tenia por mí. Sus ojos café me miraban tan profundamente que me estremecían. A pesar de estar totalmente herida y teniendo su cabeza ensangrentada ella sufria por mi y no por ella. Eso es amor.

Sé lo que es amar y por eso comprendo que no puedo dar amor, porque no me amo. No se puede dar amor si uno no se ama. Yo amaba a mis papás, sí que los amaba. Ellos también me amaban. Pero hoy solo me odio, solo quiero que esto termine. Y nuevamente vienen a mi mente esa seguidilla de pensamientos que solo me alientan a dar fin a mi vida. No le deseo a nadie lo que me pasa. Soy consciente de lo que mi mente piensa y es doloroso. Siento dolor en mis brazos, en mi cuello y por más que trate de pensar en cosas positivas solo puedo recrear en mi cabeza los posibles escenarios donde muero; donde preparo mi muerte.

Decido ir a ducharme, el agua fría suele calmar mi mente confusa pero esta vez solo es inútil. Tengo que despejarme, enfocarme en otra cosa, entonces decido salir a caminar. No sé a dónde ir pero eso no importa. Ya nada importa, mi vida no importa.

Al bajar del cuarto veo la escena de siempre, mi tío tirado en su sofá totalmente ebrio. Escucho que me grita al ver que salgo de la casa pero no logro entender lo que dice, creo que ni él comprende lo que dijo. Por suerte llevaba conmigo una campera, al salir de la casa noté que estaba bastante fresco. Sin pensar a dónde ir comencé a caminar. Ni me molestaba en ver si venían autos o si el semáforo estaba en rojo al momento de cruzar las calles. En el fondo creía que un accidente no me vendría nada mal, les juro que desearía no pensar eso pero no puedo.

Habían pasado ya tres días desde que Emilia había dicho eso de que solo éramos amigos, desde ese día no volví  a hablarle. Caminé y caminé, creo haber perdido la cuenta de las cuadras que había hecho. Aun así mis pies no me dolían, podría caminar toda la noche. Las calles de Vicente López son tranquilas generalmente, excepto la Av.Maipu. Por esta avenida pasan la mayoría de los colectivos y automóviles, incluso por las noches algunos idiotas suelen correr carreras con los autos que les compran sus papis. Corren con sus vehículos sin importarles nada y luego generan accidentes como el que mato a mis papás.

Caminé por las veredas al costado de esta avenida. Como dije, no me fijaba al momento de cruzar y fue por eso que un automóvil casi se me vino encima. Lancé una horda de insultos al imbécil que conducía ese auto costoso. A penas llegó a tocarme, aunque en el fondo hubiera deseado que me lleve puesto con toda la fuerza. El coche siguió su camino, aunque de la furia que sentí mi reacción fue arrojarle una piedra que había en el suelo. La piedra impacto en el vidro trasero del auto. El coche frenó uns  metros más adelante, ahora si que estaba jugado.

Decidí seguir caminando sin más. Aceleré el paso. Escucho como una puerta se cierra detrás de mí. Sin duda que los que ocupaban el auto habían bajado o al menos uno de ellos. No me importaba nada, solo seguí mi camino.

─ Ey ─escucho que me gritan.

─ Ey para ─es una voz masculina y cada vez la escucho más cerca.

─ Ey Emanuel ─dijo mi nombre.

Decido frenarme y voltear. Un chico casi de mi altura venia corriendo hacia mí. El auto unos metros más atrás se acerca haciendo marcha atrás. No logro distinguir a la persona hasta que estamos casi cara a cara. Era Mauro. Lo reconocí inmediatamente, por las fotos que había mandado Morena junto a él y Paula el día que fueron a esa fiesta.

─Ey loco, ¿Qué te pasa?

─¿Qué me pasa con qué? Casi me chocan.

─¿Esta todo bien? ─pregunta el hombre del auto que se frenó al lado nuestro.

─Si Pá, es un amigo ─dice Mauro l hombre que al parecer era su papá.

─Vamos Mauro —le ordena el hombre del auto.

─Anda vos, me quedo un toque por acá. Después me tomo un taxi ─no entendía por qué Estaña por hacer eso. Por qué quería quedarse ahí conmigo, yo no quería.

─¿Estás seguro?, ¿Tenes plata? ─preguntó el hombre. Me miraba con desprecio, esa es la palabra; desprecio.

─Si Pá, no jodas. Anda ─el hombre cerró la ventana, puso primera y se marchó. Yo seguí mi camino y Mauro caminó junto a mí. Estuvimos varios metros sin decir una palabra.

─Che, no sé qué mambos tenes. Pero son las once de la noche y yo tengo mucha hambre —comentó Mauro.

Tiene una forma de hablar muy molesta. Típico de Tincho de San Isidro. Por si no saben, un "Tincho" es el típico chico que tiene al padre con plata y le cumplen todos los caprichos. Son esos pibes que se creen mejor que el resto sólo por tener dinero. Además de ser machistas homofóbicos y clasistas. Se les dice así, porque “Tincho” es un apoco común en los hijos de familia con dinero.

─Solo estoy caminando. Te hubieras ido con tu viejo a comer a algún lugar.

─Para loco! No creas que me quedé por vos, si no fui con mi viejo es porque no tenía ganas de estar con él.

─Bueno, entonces nos vemos ─apuré el paso.

─Pará Emanuel. No te estoy atacando, si quisiera atacarte podría haber llamado a la policía por tirar una piedra al auto de mi viejo.

─Lo hubieras hecho.

─Bueno peor no lo hice. Mira, como te dije; no sé qué te pasa y no me interesa. Pero allá hay un McDonald´s, vamos, comemos algo y después si queres te vas.

─No tengo hambre. Anda vos ─seguimos caminando.

─Haceme la segunda, dale ─no respondí ─. Por favor ─no creía que este chico tenga las palabras “por favor” dentro de su vocabulario.

─Solo porque tengo ganas de ir al baño.

─Bueno, dale vamos.

En realidad estaba muerto de hambre, no había comido nada en todo el día. Pero no confío en este pibe. Seguro tiene otras intenciones, esto de hacerce en bueno conmigo no me la creo. Pero su compañía tiene un lado positivo, me es tan irritante su presencia que olvidé por un momento lo de Emilia.

Éramos Especiales (COMPLETA Y EDITADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora