Emanuel VI

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Emanuel VI

Me pregunto, ¿En qué momento me convertí en un imbécil? El sábado Morena me invitó al cine. Realmente no me gusta ir al cine pero es un buen gesto el que tuvo ella hacia mi. Antes de salir revisé mi billetera, apenas tenia $50. Ya no me queda nada de dinero. Debo pensar pronto en alguna forma de poder conseguir plata. No quiero depender de mi tío. Morena dijo que no habría problema, ella invitaba. Es una chica bien, pero es distinta, parece humana. Nada que ver a Mauro. O al menos eso aparenta.

No soy de salir mucho. Cada vez que cuento cómo soy me siento un bicho raro o siento que piensan que lo soy. Esta bien, no soy de salir. No me gustan los lugares con muchas personas, no me agradan las personas y cómo me miran. Soy un antisocial, va, no creo que sea tan así. Si así fuera no hubiera aceptado la invitación de Morena. Aunque creo que me engaño a mi mismo. Ni yo sé con exactitud por qué acepté la invitación, tal vez es por orgullo y por miedo. Me había acostumbrado a verme con Emilia, había comenzado a sentir lo lindo de estar en compañía de alguien pero mi orgullo no me deja volver con ella y para no estar solo decidí aceptar la invitación de Morena. Es eso, fue por orgullo y miedo  de volver a sentirme solo.

Llegué antes al lugar, es sábado y esta llenó de adolescentes. Me siento observado, me molesta como visten. No soy de esos chicos a la moda. Me visto normal, que se yo. Pero siempre me miran como si fuera una abominación. Agacho la cabeza al ver un grupo de chicas que me miran al pasar. Siempre agacho la cabeza. Menos con Emilia. Los minutos pasan y miro mi reloj casi con cuidado. Pienso en el reloj de Mauro, eso si que es un reloj; el mio solo es una cosa de plástico que se pude ganar en una de esas maquinas traga monedas. Ni si quiera se qué hago acá, en este lugar y esperando a una chica como Morena, ella no es mi tipo o no es el tipo de chica que busca amistad en alguien como yo. Por mi mente había pasado la opción de irme, pero cuando lo decidí era tarde.

—Emaa!

—Ey...Hola —levanté la mirada para saludarla. Está hermosa. Bueno no se si hermosa, pero si linda. Eso si, estaba linda.

—Perdón por haberte hecho esperar.

—No pasa nada. Llegué hace un ratito también —mentira, había esperado treinta minutos.

Encima de llegar tarde estaba apurada. Fuimos inmediatamente a la boletería en busca de las entradas. Vieron que dije que suelen mirarme mal. Bueno eso pasó. En la boletería había un grupo de chicas que al parecer son amigas de Morena. Al verme con ella me miraron raro. Aun así me saludaron y pareció que a Morena no le importaba mi aspecto, no como a sus amigas. En la mirada de las chicas había rechazo, ¿Alguna vez sintieron eso? Si es así saben a qué me refiero. Es esa mirada que dice, "No se quién sos, pero siendo así te quiero lejos"; te quiero lejos por tu forma de vestir, por tu color de piel, por tu forma de hablar, por tus gustos; te quiero lejos porque no encajas conmigo. Eso dice la mirada de rechazo.

Tampoco es que soy raro, ni me visto raro. Tengo unos vaqueros color azul, unas zapatillas comunes de tela, una remera y un suéter encima. Tal vez sea mi pelo o mi cara. Tal vez sean mis ojos comunes de color marrón o la forma de pararme siempre con las manos en los bolsillos y cabizbajo. Olor feo no tengo, me puse el perfume de mi tío que no esta nada mal. Tal vez sea mi reloj, parece de juguete. Decido ocultarlo bajo la manga del suéter. Morena hablaba con las chicas mientras yo compraba las entradas con la plata que ella misma me dio. En si, no me molestaba ser invitado por una chica. Bueno , creo que no. Es que pienso en Mauro y cuando invito a Paula. De seguro quería quedar como un caballero e invitar todo.

¿Sera qué realmente les gustará a las chicas que los chicos las inviten? ¿Tal vez después hablen entre ellas de esas cosas? Bueno, es tema de ellas y no me interesa. Pero si me preguntan, creo que no es necesario que el hombre siempre pague, ambos puede poner una parte; sin duda que el gesto puede ser lindo pero hay hombres que no dejarían que una mujer les pague. Estos hombres creen que pierden su hombría al ser invitados por una mujer, son estúpidos, son machistas y ridículos.

Morena pareció haberse olvidado de mí. Aunque no la juzgo, no soy de hablar mucho; al menos no con ella. Es que no se de qué hablarle, con Emilia puedo hablar de lo que a mi me gusta. Con Morena tendría que hablar de ropa y de moda. Creo que con sus amigas hablaban de cosas de danza, tal vez sean sus compañera. Que estúpido y obvio que son sus compañeras sino por qué hablarían de danza. Además todas son bien delgadas como Morena.

Junto a las entradas nos dieron un gran tacho de pochoclos o "PopCorn" como decía el cartel. No entiendo esa costumbre de poner en ingles las cosas estando en Argentina. Algunas cosas si, pero por qué poner "PopCorn" cuando acá le decimos pochoclos. Preferiría que diga al menos Palomitas de Maíz. La película fue una Pasada. Me da risa porque lo pensé con tonada mexicana; "Una pasada". La película de verdad estuvo buena. Al salir, Morena me invitó a comer. Realmente tenia hambre pero no quería aceptar su invitación. Sentía que me abusaba de ella.

Quería tomar un helado, bueno en realidad no, si pudiera me compraría el combo mas caro que exista, pero un helado era lo único que podía pagarme. Morena no comió nada tampoco, solo tomó una botella de agua mientras sus amigas comían ensaladas, menos una que se devoró una de esas hamburguesas con tres medallones de carne. Aunque creo que lo que menos tienen esas cosas es carne.

—Vamos a baño. Ahora vengo — dijo More y yo solo asentí con la cabeza.

Una de las chicas había dejado bebida en su vaso. Decidí tomar un poco. Nadie me negaría un poco de bebida. Es muy raro estar con un grupo de chicas de las cuales no sé ni siquiera sus nombres. Tampoco se molestaron en presentarse. En realidad hacian como si no estuviera allí con ellas. Me aguanté las ganas de ir al baño desde que llegué, entonces aproveché y también fui al baño. El baño de chicos estaba al lado que el de las chicas,  eran puertas distintas pero por adentro los dividía una pared. Se podía escuchar cuando del otro lado tiraban la cadena del inodoro. Entré a uno de los baños individuales, no me gusta orinar en esos cosos pegados a la pared. Ni siquiera sé cómo se llaman.

—¿Quién es ese chico? —escucho. Era la voz de una de las chicas amigas de Morena. Fácilmente la reconocí. Porque su voz era muy aguda, parecia que tenia un pito en la garganta.

—Es un amigo —respondió Morena.

—¿Ahora haces caridad? —dijo otra chica, a coro parecían reírse.

—No, ¿Por qué decís?

—Dale Morena. No es la clase de chicos con los cuales salís. Ni siquiera se viste bien y no habla nada —dijo nuevamente la chica de voz chillona.

—Bueno esta bien. En realidad estoy con él porque perdí una apuesta. Es así, perdí y me tocó salir con él. Listo dejen de preguntar.

—Me lo imaginaba, se viste muy mal —dijo la otra chica. Que parece que esta empeñaba con mi forma de vestir. Sus risas se escuchaban clarísimas desde el baño en el que estaba.

Al salir del baño no deseaba quedarme ahí. A Morena no le iba importar que me fuera de está "salida por apuesta". Era invisible para ella y como dije; soy un imbécil. No debería haber venido, no debería haberme quedado; no debería haber aceptado la invitación de Morena.

Mientras tanto Lucas compartía en el grupo fotos de la reunión que tenían en la casa de Sofía. Emilia estaba hermosa, su sonrisa es hermosa. Ellos no es linda, ella es hermosa. Y la deje sola. Pareciera que todas aquellas personas que me brindan su amor y cariño verdero terminan siendo lastimadas por mi. Me odio a mi mismo, odio mi forma de ser, detesto mi orgullo; me detesto.

Éramos Especiales (COMPLETA Y EDITADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora