Lágrimas y Whisky- BETHYL

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-Pareja: Beth Greene y Daryl Dixon

- Serie: The Walking Dead

DARYL

Tenía que alejarme por el bosque, de allí no quedaba nada que salvar: la cárcel se había convertido en un cementerio. Ya solo quedaba el recuerdo del que había sido nuestro hogar. La batalla había terminado, no quedaba nada por lo que luchar. Ni siquiera sabía si mis amigos seguían con vida, perfectamente podrían ser una de esas cosas o simplemente estar muertos.

Oteé los alrededores en busca de algún superviviente, era un poco egoísta, porque no lo hacía por salvarle sino por no quedarme totalmente solo. Había cogido la mala costumbre de estar rodeado de muchas personas, y volver a ser un lobo solitario con todos esos caminantes como única compañía acabaría por volverme loco.

Divisé a alguien. Con vida.

Aquel cabello rubio era inconfundible, se trataba de la hija más joven del viejo Hershel, que en paz descanse. Estaba enfrentándose a más de una veintena de zombies ella sola. Me impresionó que no estuviera con su hermana mayor y estuviera ahí luchando con la escasa experiencia que tenía.

La observé un rato pelear con los podridos, la chica se esforzaba, pero se la notaba exhausta, casi al borde de la rendición.

Quizás era duro: Ver como asesinan a tu padre y sin poder asumirlo tener que combatir a esas cosas.

Podía haberme alejado de allí sin arriesgar mi vida, dejar que el destino cumpliera con su cometido. Al fin y al cabo las niñas buenas que cuidan bebés no duran mucho en ese mundo infestado de zombies. sin embargo me vi obligado a ayudarla.

Por mucho que el destino quisiera acabar con su vida, ella era tan inocente que no merecía morir.

disparé mis flechas a cuatro caminantes que la estaban acorralando.

y corrí hacia ella, la tomé del brazo y la obligué a correr junto a mí hacia las profundidades del bosque, donde esa horda de zombies no nos alcanzara.

- ¡Maggui! -chilló la adolescente con desesperación mientras corría. quería pararse en seco pero no se lo permití.

cuando estábamos fuera del alcance de esas criaturas podridas, solté su brazo y comencé a caminar deprisa.

se quedó estática donde la había soltado. Me daba igual lo que la chica hiciera a partir de ese momento, si quería seguirme estaba bien, si quería quedarse a su bola, menos responsabilidad para mí. No me daban nada por hacerle de niñera, y por supuesto no iba a dedicarme a llamarla como a un cachorro para que no se quedase atrás. Tenía edad suficiente para decidir que iba a hacer, y yo no era su padre, ni su hermano.

La niña no era tonta porque comenzó a seguirme varios pasos atrás. Ella misma sabía que allí sola en el bosque no sobreviviría ni cinco minutos de reloj.

- Tenemos que volver - replicó Beth, resoplando. Qué graciosa, intentaba ponerse a mi altura.

La miré con enfado.

- No- pronuncié, esas dos palabras iban a ser muy importantes en nuestro vocabulario a partir de ahora. No la iba a consentir como hacía todo el mundo.

- No, ¿qué? -vaciló ella, arqueando una ceja.

Comprendía que quisiera encontrar a su hermana, pero esa no era la forma. No podía desear algo y tenerlo a mano en ese mismo instante, no en este asqueroso mundo plagado de caminantes.

- No iremos a la cárcel- le expliqué caminando más rápido entre la vegetación.

Nunca había tenido paciencia, mucho menos con los críos.

Lo que pudo ser (One Shoots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora