Capítulo III: Rebelión

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Abrió los ojos, repentinamente desorientado

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Abrió los ojos, repentinamente desorientado. Miró a su alrededor, preguntándose dónde estaba; al ver el blanco puro que lo invadía prácticamente todo, recordó lo que había pasado la noche anterior y se encogió de la vergüenza y la impotencia. Law lo había dejado inconsciente, solo porque rompió dos cuencos para la sopa.
Suspiró entrecortadamente, escondiendo su rostro entre las manos. Habían pasado dos meses desde la primera vez que Law le levantó la mano y él había sido tan estúpido como para creer que tenía la culpa, que su novio era inocente. "¿Inocente? ¡Y una mierda!", pensó.
Pero, realmente, lo peor no eran las palizas que habían seguido desde aquel día, sino las mentiras que les decía a sus amigos, para excusar los actos del ojeroso. Sin embargo, tenía una muy buena razón para ello...


El rubio cayó al suelo, sujetándose el brazo golpeado

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El rubio cayó al suelo, sujetándose el brazo golpeado. Había caído el cazo con la comida y había puesto perdido de guiso el suelo de la cocina.
-¡Vuelve a golpearme y te denuncio!- le gritó antes de que Law pudiera dar otro paso hacia él. Éste rió a carcajadas.
-Inténtalo, si te atreves. Pero yo ya te advierto: dile a alguien, a quien sea, algo de esto, y te juro que no sales vivo al día siguiente.
Sanji tragó saliva ante la amenaza y agachó la cabeza, gesto que Law se pareció tomar como: "vamos, sigue golpeándome", porque eso es exactamente lo que hizo.

Sanji tragó saliva ante la amenaza y agachó la cabeza, gesto que Law se pareció tomar como: "vamos, sigue golpeándome", porque eso es exactamente lo que hizo

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Suerte MiserableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora